La NBA ya tiene su nueva ‘Copa’
El nuevo torneo secundario de la temporada NBA, un empeño personal del comisionado Adam Silver, estaría casi completado.
Hace tiempo que parece inevitable que la NBA añada una segunda competición, un torneo paralelo con partidos de K.O. Es, y él mismo se ha encargado de repetirlo públicamente, un empeño personal del comisionado Adam Silver, cuya gestión sigue centrada en exprimir los meses de regular season, conseguir que haya partidos más relevantes y con más cosas en juego sin reducir drásticamente el número de fechas. Un torneo con un formato similar a las Copas europeas, y con algo de la inestabilidad explosiva que convierte al March Madness universitario en un fenómeno social en Estados Unidos, lleva años en preparación y ya se ha ensayado en la Liga profesional femenina, la WNBA. A pesar de que hay quienes no lo ven claro porque entienden que en la mentalidad estadounidense no hay espacio para segundas competiciones en el deporte: se juega por el anillo de campeón. Y nada más.
En febrero, Silver reconoció que estábamos cada vez más cerca de tener ese segundo torneo en el calendario anual de la NBA. Ahora, Shams Charania (The Athletic) anuncia que, definitivamente, parece muy probable que la primera edición llegue en la temporada 2023-24. El formato, el gran asunto de debate hasta ahora, estará basado en partidos que se jugarán en noviembre (Cup Games) y que (como sucede con la WNBA) sumarán para la clasificación estándar de la regular season pero también serán clasificatorios para la fase final de esta segunda competición. Los ocho que terminen primeros tras la disputa de esos duelos disputarán en diciembre una fase final, un Top-8 con partido de eliminación. La idea es que solo los dos finalistas disputen un partido extra más allá de los 82 que ya se juegan ahora en regular season porque las tres primeras rondas de la Copa final (octavos, cuartos, semifinales) también contarán para la clasificación que desemboque en los playoffs 2024.
Quedan pulir detalles, entre ellos el crucial asunto de qué premios recibirán los equipos clasificados para la fase final y cuánto añadirán a esas cantidades a medida que vayan pasando rondas. Pero el marco ya está definido casi completamente. Un acuerdo que trata de mantener el equilibrio en el calendario para no encontrarse con la negativa del sindicato de jugadores (NBPA) y que tendrá el reto de conseguir que este nuevo formato atraiga a las grandes televisiones y tenga interés antes de generar su propio pedigrí y sus narrativas, algo que a la fuerza requiere que se vayan apilando ediciones. Por ahora, y para el gran público, la NBA tiene el beneficio de la duda porque, por ejemplo, otro movimiento que fue cuestionado y que trastocó el orden clásico de la fase regular ha acabado siendo aplaudido de forma mayoritaria: la introducción del play in previo a los playoffs por el título.