La lesión de LeBron dispara las dudas
En los Lakers, según el periodista Jovan Buha, se cuece a fuego lento la “frustración” y los “malos sentimientos” por una preparación atípica y marcada por los problemas físicos.
La lesión de LeBron James es un mazazo, al menos en la escala de este momento de la temporada, a las puertas del arranque definitivo, para los Lakers. Porque es un problema ciático que puede estar vinculado a una lesión más importante. En todo caso, asegura que el 23 se va a perder por primera vez el partido inaugural de su equipo en una temporada. Estará de baja entre cuatro y seis semanas, desde ahora; entonces no será seguro su regreso, simplemente será el momento en el que se reevaluará su condición física y habrá más claridad sobre su vuelta. Algunos expertos médicos creen que entre la baja y la puesta a punta para saltar al ritmo NBA, su ausencia puede irse a los dos meses… si no hay más malas noticias. Para entonces, los Lakers habrán jugado unos 25 partidos de regular season. Veremos si alguno con él.
La lesión, además, pinta cada vez peor. Shams Charania (ESPN) amplío su información inicial con detalles preocupantes: LeBron arrastra ese dolor desde finales de julio, cuando empezó a notarlo tras un entrenamiento. Así que son ya más de dos meses y medio que no han servido para que esté en condiciones de trabajar junto a sus compañeros. Un panorama que enturbia de verdad, en la parrilla de salida, unas aguas que bajan extrañas para los Lakers en pleno training camp. El primero con Luka Doncic como eje claro del proyecto; ya integrado, con el traspaso de febrero en el retrovisor, en buena forma física y después de firmar la estabilizadora extensión por tres años y más de 160 millones de dólares. Con 26 años, el esloveno entra en su teórico prime con ganas de olvidar su fatídica temporada pasada y de volver al lugar en el que estaba en el curso 2023-24, entre los aspirantes al MVP y superando rondas de playoffs (hasta las Finales, en ese caso). Su realidad, es un tema obvio en el presente de los Lakers, no es la de un LeBron que jugará por primera vez en último año de contrato, sin más garantías ni player options: de hecho, cobrará la que ejecutó por 52,6 millones de dólares. En diciembre tendrá 41 años y es difícil saber ahora mismo cuáles son sus planes más allá de junio.
Mientras, otras lesiones menores han impedido a JJ Redick trabajar con su equipo tipo en un año en el que hay que integrar a recién llegados muy importantes (Deandre Ayton, Marcus Smart), jugadores con los que es tan fácil defender que pueden tener una temporada estupenda como dudar del rendimiento que pueden dar en este momento de sus carreras. Si los Lakers quieren parecerse lo más mínimo a un equipo con aspiraciones reales, tiene que salir bien todo: una gran versión de Ayton, una gran versión de Smart, un Doncic en nivel MVP, un Reaves cerca del techo de all star… y un LeBron todavía en ritmo alto, algo que consiguió la pasada temporada. Veremos en esta: es el primer jugador que apilará 23 años en la NBA. Lo hace con casi todos los récords posibles en el zurrón, veremos si también con un trago más a la pócima con la que ahora ha esquivado la batalla (la definitiva, al menos) con el padre tiempo.
Jovan Buha, una de las voces con más autoridad en la prensa que sigue el día a día del equipo, acaba de afirmar que esas lesiones, un asunto recurrente en los dos últimos años, ya están provocando inquietud, un mal síntoma para el que la baja de LeBron ha sido un acelerador. El periodista habla de “tensión” y “frustración”, en la franquicia por los pocos entrenamientos que se están haciendo con normalidad (o algo parecido): “Se está cociendo la frustración, algo de tensión y sentimientos negativos a fuego lento. No creo que sea culpa de nadie en concreto, solo que para el grupo empieza a ser frustrante. Cada día pasa algo, los Lakers todavía no pueden ni hacerse una idea de qué equipo tienen entre manos”. Es un vestuario, conviene recordarlo, en el que pueden pasar muchas cosas: hay una ronda de draft (2031 o 2032) y unos cuantos intercambios (swaps) para, con algunos contratos, intentar dar otro salto cualitativo. Hasta Austin Reaves, el tercero en discordia, podría ser traspasado en función de a cambio de quién y en qué situación con respecto a su salida al mercado de agentes libres, el próximo verano. Pero hay que decidir si el momento de la gran reconstrucción es ahora, todavía con LeBron en el equipo, o a partir del próximo verano, cuando el alero ya no esté o haya renovado, por ejemplo, por una cantidad alejada del máximo que cobra ahora. Es otra opción, porque hay varias: podría retirarse, seguir en L.A. con un contrato máximo (muy poco probable), hacerlo con uno ya rebajado, cambiar de equipo por última vez...
A este respecto, Dave McMenamin (ESPN) asegura que Doncic está encantado con LeBron, que era uno de sus ídolos cuando crecía, que ni le ha preguntado por su retirada por puro respeto y que no tendría problema en convivir con una hipotética gira de despedida de un compañero histórico. Tiene buen recuerdo, además, de su año en Dallas en el adiós de Dirk Nowitzki a los Mavericks. Este citado artículo repasa esa situación de incertidumbre entre el hoy y el mañana en la franquicia, que en todo caso sí ha dejado claro que la referencia, y el jugador en torno al que construir, es Doncic. Que tiene catorce años menos que un LeBron que, recuerda McMenamin, se ha perdido 124 partidos en sus siete temporadas en L.A. cuando había faltado solo en 71 durante sus quince años anteriores en la NBA. Ley de vida.
El mismo periodista también advierte, eso sí, de que LeBron sigue pensando en buscar un quinto anillo y que si no ve que los Lakers sea el sitio ideal para ello... “LeBron va a estar analizando desde fuera lo que hace este equipo. Y si las cosas al principio de la temporada no van bien, eso podría conducir al siguiente paso. Es lo que dijo Rich Paul, LeBron en este punto de su carrera quiere ganar, y si los Lakers no ganan... quizá quiera intentar hacerlo en otro sitio, buscar en otro lado una combinación que pueda ser ganadora para él”, asegura un McMenamin que traslada un discurso que es habitual en LeBron con respecto a sus equipos pero que sorprende justo ahora, cuando está lesionado, camino de los 41 años, con un contrato de más de 52 millones (qué él aceptó vía player option) y en un equipo en el que ha reconocido que entiende que las piezas se organicen desde ahora en torno a Luka Doncic.
No se sabe si el encaje de Doncic y Reaves enviará señales de que hay que dar un gran contrato al segundo; si LeBron conseguirá ser LeBron un año más; si Doncic se mantendrá en la forma física que ha mostrado desde que comenzó el verano; si Ayton, Smart, Hachimura, Vincent, Vanderbilt y compañía pueden completar una rotación de primer nivel… hay muchas dudas, muchas incógnitas y la certeza de que la preparación del equipo está siendo rara (Ayton dijo que no había podido entrenar todavía con Doncic y LeBron y Redick le corrigió); y, sobre todo, de que la lesión de LeBron arroja ahora mismo una luz negativa sobre la realidad de un equipo que, eso sí, puede presumir de tener a uno de los mejores jugadores de la historia (¿el mejor?) y a otro que tiene talento para acercarse a esas conversaciones, o eso pareció en sus primeros años en la NBA… los dos juntos, con la misma camiseta. Y eso, en sí mismo, ya tiene un valor gigantesco. Solo que, quizás, concretamente no para ir con un saco lleno de argumentos a por el título de 2026…
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