La edad de ingreso a la NBA, el cataclismo para Europa
La NBA quiere cambiar la edad para ser elegible para el draft de 19 a 18 años. Una decisión que puede tener unas peligrosas consecuencias.
Se avecina tormenta. Al menos, esas son las consecuencias que puede tener la próxima decisión que la NBA parece que va a tomar. Según han adelantado Shams Charania (The Athletic) y Adrian Wojnarowski (ESPN), la mejor Liga del mundo se está planteando bajar la edad de acceso a la competición de los 19 a los 18 años. Una medida que podría afectar en gran medida al organigrama baloncestístico norteamericano y también, por extensión, a los clubes europeos. Todavía sin confirmar, si finalmente se lleva a cabo esta regla modificaría las reglas del juego. El comisionado Adam Silver es proclive a llevar a cabo la idea, que acompañaría a una protección de la salud mental, que equivaldría si a algún jugador se le diagnostica una baja similar a la de una lesión física.
Más allá de esa segunda medida, que acompañaría a la primera, el análisis del retorno a los 18 años de edad es más profundo de lo que parece. En 2005, David Stern decidió que al menos un año de universidad fuera obligatorio para que los jugadores pudieran ser elegibles para el draft. Es decir, la edad de inclusión en la máxima competición sería a los 19 y dejaríamos de ver casos de precocidad extrema procedentes directamente del instituto como el de Kobe Bryant (que debutó con 18 años y 72 días de edad), posteriormente superado por el de Andrew Bynum, compañero suyo en los Lakers (18 años y 6 días). El primer jugador de cambiar directamente el instituto por la NBA fue Kevin Garnett en 1995.
LeBron James también llegó procedente del instituto, antes que Dwight Howard, la última generación que pudo hacerlo hasta 2006. En ese punto, David Stern cambió la regla y los jugadores tuvieron que pasar por la universidad al menos un año. Tiempo después, voces autorizadas como Steve Kerr solicitaron incluso que la edad aumentara a los 20 años. El debate ha sido siempre constante y ha afectado a Europa: la cantidad de jugadores que abandonan sus clubes para acudir a la atractiva y lucrativa llamada de la NBA son muchos. Y lo hacen, en su mayoría, nada más cumplir 19 años, algo que afecta (a veces más, a veces menos) a los equipos en los que se encuentran.
Motivos y consecuencias
No está claro que es lo que ha motivado a Adam Silver, principal impulsor de esta idea, a querer rebajar la edad mínima para ingresar en la NBA, pero las especulaciones sobre el tema no se han hecho esperar y las opiniones no dejan de sucederse. Por un lado, la eterna batalla por el monopolio de los jugadores jóvenes que tienen la NBA y la NCAA puede ser un motivo para lo que está ocurriendo. La competición universitaria, muy perjudicada moralmente en forma y fondo, perdería a muchísimas potenciales estrellas que pasarían directamente del instituto a la NBA de la misma forma que las perdieron en un pasado no muy lejano. Menos jugadores, menos licencias, menos competitividad y, por lo tanto, una menor capacidad de desarrollo y una sostenibilidad que se pondría en peligro.
Por otro lado, el crecimiento de la Liga de Desarrollo y los deseos de expansión de Adam Silver pueden tener mucho que ver con esta decisión. La G League está cada vez más profesionalizada y sirve para que algunos veteranos se puedan rodar tras una lesión de larga duración... o para que muchos jóvenes disputen sus primeros partidos ahí o no pasen varios meses inactivos mientras esperan una oportunidad de tener más minutos. La expansión (programada, en teoría, para 2024) también es un motivo a tener muy en cuenta; la última fue en 2004, con los Hornets; antes en 1995, llegaron a Canadá Raptors y Grizzlies (que de Vncouver se fueron a Memphis en 2001). Ahora, Silver quiere dos nuevos equipos y las ciudades candidatas son Seattle (los Sonics desaparecieron en 2009, renaciendo como los Thunder, pero en Oklahoma) y Las Vegas. Otro motivo para tener más jugadores elegibles (que se multiplicarían de forma inmediata) a corto plazo y poder llenar las nuevas franquicias con nuevas caras.
Europa también se vería perjudicada y sufriría un verdadero cataclismo. La cultura inherente a la NBA atrae a innumerables jugadores jóvenes, que abandonan la dinámica de sus equipos para cruzar el Atlántico con desigual fortuna. La consideración de que muchos jugadores se marchan antes de lo que deberían es muy común y, si bien suele ir acompañada de una absoluta racionalización a posteriori, no deja por ello de ser cierto. Con la nueva norma, la precipitación irá de la mano de muchos jugadores y perjudicará a los clubes, que formarán sin suerte a potenciales baloncestistas en categorías para perderlos seguidamente y no poder formar una plantilla competitiva a largo plazo. En definitiva, una regla que muchos profesionales jóvenes verán con buenos ojos, pero que afecta objetivamente a la estructura del baloncesto mundial.