Jimmy Butler frena a Wembanyama
Los Heat superan en el último cuarto a unos Spurs que inician su exitente rodeo trip. Victorias de Celtics y Cavs y otro desastre de unos Sixers al límite.
Miami Heat-San Antonio Spurs era, hace justo una década, el gran duelo de la NBA que precedió al ascenso de los Warriors y el regreso de LeBron James a Cleveland. Dos equipos que se enfrentaron en las Finales de 2013 y 2014, con un triunfo por bando. El increíble 4-3 para los Heat en 2013, la serie del triple de Ray Allen y una de las mejores Finales de la historia, y la exhibición en 2014 de unos Spurs que jugaron todo lo bien que se puede jugar al baloncesto, con Kawhi Leonard ya convertido en estrella, y sellaron el final del big three de los Heat, los Heatless.
Para los dos, esos tiempos pasados fueron mejores. Pero hay diferencias obvias: los Heat han jugado dos Finales en estos últimos diez años, perdieron las últimas contra Denver Nuggets, y tratan de componer siempre, todos los años, un aspirante a ganar el Este. Los Spurs, por su parte, salieron de una era dorada que parecía eterna y se metieron en una reconstrucción que también empieza a serlo, aunque debería acortarse ahora que han cogido ese atajo supersónico llamado Victor Wembanyama. En Miami, en todo caso, quedó claro dónde está cada uno ahora mismo. Al menos, en el último cuarto: después de un 78-77 al final del tercero, en un partido muy defensivo, los Heat hicieron saltar las bisagras del duelo y llevaron la diferencia hasta los 19 puntos. Al final, 116-104. 28-24 para unos Heat que se estabilizan (dos victorias seguidas) y 10-41 para unos Spurs que siguen últimos del Oeste.
Jimmy Butler firmó (17 puntos, 11 rebotes, 11 asistencias) su primer triple-doble desde enero de 2022. Anotó nueve puntos en ese último cuarto en el que se abrió la brecha definitiva. Bam Adebayo sumó 20, Tyler Herro 24 con 7 asistencias y Terry Rozier 13+5. Suficiente contra unos Spurs que compitieron bien durante tres cuartas partes del partido y se desfondaron después, con demasiadas pérdidas y errores en un partido que dejaba poco margen para equivocarse. Victor Wembanyama terminó con 18 puntos y 13 rebotes. Se hizo sentir en defensa pero sufrió en ataque contra las tenazas de Spoelstra y su Heat culture, el método de un equipo que suele ser, para sus rivales, como una visita al dentista: “Su forma de hacer las cosas es inspiradora. Es muy bueno que hayamos podido competir así contra ellos, demuestra que estamos progresando”, dijo el propio Wembanyama después de su primera visita a South Florida.
El pívot francés pareció cansado a media que pasaron los minutos, y habrá que ver (lo dijo Sean Elliton en la retransmisión de los Spurs) si, porque ya le había sucedido en los últimos partidos, no estará encontrándose con el rookie wall, ese muro que muchas veces frena en el último tercio de la temporada NBA a unos novatos que entran por primera vez en contacto con la realidad de una larguísima temporada de 82 partidos. El partido, además, marcó el inicio del rodeo trip, la gira anual que los Spurs realizan por estas fechas para dejar libre su pabellón, que alberga durante dos semanas el San Antonio Stock Show & Rodeo. “Me gustaría poder estar para echar un vistazo”, dijo un Wembanyama que nunca ha estado en un rodeo, una experiencia muy americana.
Pero no va a estar: los Spurs tienen nueve partidos seguidos fuera de casa (cinco antes del parón del All Star, cuatro después), donde no jugarán hasta el día 29. Esta gira solía ser, en los años dorados de la era Popovich, el momento en el que el equipo se ponía las pilas definitivamente de cara a los playoffs, cuando aprovechaba las horas de carretera (esta vez, más de 14.000 kilómetros por todas las franjas horarias del país) para hacer piña y cambiar el chip con la pelea por el título empezando a asomar por el horizonte. Es un buen termómetro: durante los quince primeros años, el equipo amasó un balance de 88-37 con catorce de los quince viajes saldado con balance ganador. En los cinco últimos (y olvidando 2021 por los ajustes a los que obligó la pandemia) el saldo es 10-29 (antes de la derrota en Miami) con un terrible 1-8 la temporada pasada. La cosa tampoco ha comenzado ahora con buen pie.
Los Celtics no fallan, los Sixers sufren
El próximo partido de los Heat, que son séptimos del Este, será contra su más íntimo rival, unos Celtics a los que reciben el domingo, en las horas previas a la Super Bowl que, como todos los años, paralizará Estados Unidos. Los verdes ganaron a los Hawks (125-117) en un partido en el que siempre pareció que acabarían imponiéndose, pero no estuvo del todo claro hasta el último cuarto, en el que Derrick White anotó cuatro triples y la brecha se abrió lo suficiente para asegurar la victoria. Su 4/5 contrastó con el 4/17 de los Hawks en toda la segunda parte. Los Celtics perdieron el rebote y cometieron más pérdidas (14-9) pero, sencillamente, tiraron mejor y ya están 39-12.
Los Hawks (22-29) llevaban cuatro victorias seguidas antes de jugar contra Clippers y Pelicans, dos partidos que han perdido pero en los que han dado la cara. Trae Young anotó 20 puntos (con 25 tiros) y repartió 10 asistencias, Saddiq Bey sumó 25 puntos y Jalen Johnson y Okungwu, 19 cada uno. Faltó puntería para derrotar a un equipo mejor, liderado por los 31 puntos de Porzingis y los 21 de White (12 en el último cuarto). Jayson Tatum terminó con 20 puntos en 21 tiros y Al Horford, titular por la baja de Jrue Holiday, jugó un partido estupendo: 14 puntos, 8 rebotes, 8 asistencias, 4 tapones y 4 triples.
Detrás de los Celtics, sigue un baile de posiciones y jerarquías que está penalizando a Milwaukee Bucks (1-4 desde la llegada de Doc Rivers) y a unos Sixers que necesitan que el parón del All Star llegue cuanto antes. Con cinco jugadores lesionados y, claro, sin Joel Embiid, cayeron con estrépito en Philadelphia contra unos Warriors (104-127) que ganaron con total placidez, algo raro en esta sufrida temporada en la que persiguen (23-25 ahora) el play in del Oeste. Los Sixers están ya 30-20, más cerca del play in (tres partidos) que del segundo puesto de Conferencia (tres y medio).
Tyrese Maxey (12 puntos en 14 tiros), Tobias Harris (13 en 14), Kelly Oubre (11 en trece)… fue un día nefasto para unos Sixers que se quedaron en un 42% en tiros totales con un 8/32 en triples. Jugadores como Ricky Council IV y KJ Martin anotaron en los minutos de a basura y, quizá, la mejor noticia fue la defensa de Jaden Springer a Stephen Curry, que se quedó en 9 puntos y que solo tuvo que jugar 25 minutos. Kuminga acabó con 18, 6 rebotes y 5 asistencias, Klay Thompson con 18 y un 4/5 en triples y Andrew Wiggins con 21 y 10 rebotes en el que podría ser su último partido con los Warriors: esta noche se cierra el mercado de traspasos y su nombre está en muchos rumores.
En el lado contrario, ascienden en el Este Knicks y sobre todo unos Cavaliers que ya son (33-16 ahora) segundos, que tienen la mejor racha abierta de la NBA (siete victorias seguidas) y que han ganado 15 de sus últimos 16 partidos. Una cosa muy seria aunque en Washington, contra los horribles Wizards (9-41), no hicieron nada para que les permita presumir demasiado. Solo salvar los muebles (106-114) en una noche perra que estaba 79-80 al final del tercer cuarto y en la que no tuvieron ventajas de más de siete puntos hasta el último minuto. Jordan Poole (0 puntos, 6 personales en 25 minutos) fue abucheado por un hastiado público local. Jugadores como Tyus Jones (muy probablemente) o Kyle Kuzma (quizás) pudieron vestir por última vez la camiseta de los de la capital mientras en los Cavs todo va bien y nadie piensa en la noche de fin de mercado: “Ni sabía que era ahora”, dijo un Donovan Mitchell que anotó 40 puntos, 14 en el último cuarto. Evan Mobley terminó con 22 y 8 rebotes.