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El plan de la NBA en Europa pasa por París, Mánchester y la incógnita del Real Madrid

Se van filtrando los planes que hace la NBA para crear una nueva liga en Europa. El Real Madrid es una de las grandes incógnitas. Horizonte: 2026.

El plan de la NBA en Europa pasa por París, Mánchester y la incógnita del Real Madrid
DIARIO AS
Mike Maestre
Nació en Madrid en 1992. Cursó estudios en Periodismo en la Complutense de Madrid. Entró a AS en 2017 y se zambulló en Baloncesto. Y ahí sigue, entre NBA, ACB, LEB, competiciones internacionales... Ha trabajado, además de aquí, en MARCA, NBAmaniacs, EuroSport, la revista Gigantes o las retransmisiones de Euroliga.
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La NBA ha comenzado a pergeñar el asalto al terreno europeo a través de una liga de nueva creación. Adam Silver es, como su antecesor David Stern en el cargo de comisionado, un firme defensor de la expansión internacional de la competición americana. El tiempo ha dado la razón a esa idea: crecimiento de audiencia, más flujo de jugadores internacionales que dan brillo al torneo, marca expandida y mayores contratos. Ahora la diana es Europa y buscan dar en el centro.

El plan se está cociendo a fuego lento. Primero consultaron a la Euroliga, el torneo más importante del continente. Después dieron un giro de 180 grados y comenzaron a trazar líneas maestras con la FIBA, ente internacional que mantiene una tensión extendida en el tiempo con la competición predominante. Salvo otro bandazo, será con ellos con quienes se lleve a cabo. Mark Tatum, adjunto a Silver y miembro del board de la Federación Internacional, es otra de las figuras clave en este avance. Se dan pequeños pasos. Y, claro, la Euroliga, que ha cerrado el acuerdo comercial con IMG para la próxima década, también toma posición para conservar su estatus como número uno del panorama: como ha confirmado AS estos días, se han acelerado las negociaciones para renovar licencias de cara a ese periodo y, como incentivo, se busca ampliar de 18 a 20 el número de participantes para hacer crecer la liga.

La NBA está en la suya, viendo el movimiento del que se presupone que será su contrincante y haciendo camino propio. Esto no será una conferencia europea, con partidos entre europeos y americanos, algo que Adam Silver ha desmentido en repetidas ocasiones poniendo la logística de los viajes como principal impedimento. Tampoco se enmarca en la expansión que la Liga prepara para los próximos años, con Seattle y Las Vegas como candidatas con más probabilidades.

Un cambio de socio

En la idea de la NBA está ahora aliarse con la FIBA para esta nueva competición.

Brian Windhorst, presente en París durante el doblete internacional entre Spurs y Pacers de este pasado enero, ha aportado luz sobre el plan. Empezando por los tiempos: nunca antes de la temporada 2026/27. Uno de los melones a abrir es qué espacio real hay para ganar dinero con ello, la verdadera razón por la que la NBA quiere dar este salto. Y la asociación podría incluir a los países árabes, con quienes ya hacen negocio, para aumentar la rentabilidad a cambio de introducirse con clubes (hola, Emiratos: Dubái lo busca con la Euroliga, que disputará su próxima Final Four en Abu Dabi). El periodista cita una palabras de Adam Silver que son esclarecedoras: “La oportunidad comercial no ha seguido el ritmo de crecimiento que ha tenido el juego”. La traducción de ello se encuentra, en buena medida, en los derechos televisivos, ya que la NBA considera que su capacidad operativa para gestionar esta materia es otra razón de peso que puede elevar el nivel del baloncesto en el Viejo Continente. Ser o no deficitario, ésa es la cuestión. Nombres propios sobre la mesa: París, eje central no sólo por efecto de Wembanyama a nivel mundial sino por lo bien que está saliendo el proyecto deportivo con el que cuentan en la Euroliga; Alemania, genéricamente, al ver cómo crece el deporte allí y que en la actualidad son los campeones mundiales; y, detalle importante al que siempre acude la NBA, aliarse con estructuras apoyadas por el fútbol, con mención a Madrid y Barça pero poniendo el foco de la novedad en Mánchester, donde en City y United hay jugosas inversiones extranjeras, para plantarse en Reino Unido fuera de su capital.

Donatas Urbonas, uno de los informadores que mejor se está manejando a nivel continental, amplía parte de esa información y añade otras. La intención es empezar con una decena de equipos, no más. Se debe vigilar la introducción de otro actor, Maverick Carter, con una inversión de 6.000 millones para crear otro torneo a nivel internacional, un viaje en el que el íntimo de LeBron James se encuentra buscando tal financiación. El mercado al que quiere acceder la NBA también tiene foco en la capital de Francia, donde especialmente se quiere explorar la vía del Paris Saint-Germain (su sección de balonmano es puntera desde hace trece años, con el baloncesto coquetearon en los años noventa), incluye a Milán en Italia y deja sin opciones de incorporación a Grecia, Turquía y Serbia, tiene al Real Madrid como piedra angular y confía en el jugador ahora mandatario Tony Parker como figura representativa que ayude a convencer a los clubes. Si profundizamos en el caso español, el sí del Madrid arrastraría el sí del Barça, con el Baskonia en un limbo, y desviando la atención al Unicaja de Málaga, a gusto en la Champions League que organiza la FIBA, y el Valencia Basket, con un proyecto ambicioso y un Juan Roig que tira de retranca: “Yo siempre soy optimista. Nosotros lo que queremos es jugar la NBA”. Otra vez conviene recalcar la inversión que aportarían los países de Oriente Próximo y apuntar que el presidente de la FIBA, con quien se quiere hacer migas, es el catarí Sheikh Saud Ali Al Thani. Se atacan todos los flancos para irrumpir en un contexto tan tradicional como el europeo con ideas tan disruptivas como las que tienen los americanos.

El conflicto derivado de los modelos y formatos y, sobre todo, de quién controla las competiciones y cómo, va ya por el cuarto de siglo. Una situación incómoda heredada de la quiebra que se produjo en 2000 con la vieja Copa de Europa: la FIBA convirtió la competición en la Suproliga para firmar un contrato televisivo con la empresa suiza ISL (en su momento muy vinculada a la Federación Internacional). Y los grandes clubes del continente, que sintieron que no se había contado con su opinión, decidieron crear su competición al margen de la FIBA. Entonces todavía bajo el paraguas de la ULEB (Unión de Ligas Europeas) nació la Euroliga.

Se abrió un periodo de negociaciones que, la constante durante años, no fructificaron y durante un año se jugaron ambas competiciones en paralelo: Suproliga y Euroliga, que ya quedó sola a partir de 2001 como torneo de los principales clubes del continente. Desde entonces FIBA y ECA han sido incapaces de ponerse de acuerdo para compartir y facilitar un marco mejor estructurado del baloncesto europeo. Durante años, la concordia no parecía ni una opción remota. Con Jordi Bertomeu como director ejecutivo de la Euroliga (2000-2022) y el fallecido Patrick Baumann en el puesto de secretario general de la FIBA, la tensión llegó a sus máximos y terminó adquiriendo una profundidad que llegaba a lo personal.

Así que ambas partes empezaron a moverse por su cuenta. La Euroliga creció, fue evolucionando en su formato y ampliando su calendario y radio de acción. La FIBA introdujo la Champions, un órdago que no acabó siendo a grande (aunque tanteó a clubes socios de la Euroliga) pero que sí ha generado una competición ya consolidada, y transformó también el calendario de los partidos de selecciones con la creación de las ventanas de citas internacionales durante las temporadas, un agrio punto de conflicto que acabó en una situación nada deseable para selecciones, equipos y aficionados: partidos solapados (el Real Madrid llegó a jugar en Euroliga mientras lo hacía en paralelo España en partidos oficiales de clasificación) y convocatorias internacionales sin los jugadores de los equipos de Euroliga.

Para la Euroliga esto “no tiene sentido”

En respuesta a la ofensiva que lanza la NBA se sitúa la Euroliga, sobre todo por su posición predominante en el contexto continental. A la idea de la liga norteamericana se ha referido Paulius Motiejunas, consejero delegado de EuroLeague Basketball, en una entrevista con SportsPro: “Leer todo esto sobre otra liga en Europa, para mí, no tiene sentido alguno. Ya tenemos cuatro diferentes. Nosotros, como Euroliga, tenemos el mejor producto posible. Creo que es algo que debería ser valorado, entendido y apreciado, porque es genial lo que los clubes y la Liga ha logrado en 25 años. Yo entiendo el intento de la NBA, y sé lo grandes que son, pero no me gusta ese pensamiento: ‘Oh, iremos y les enseñaremos cómo se hace’. Obviamente se va a escuchar a la NBA, todos quieren saber su oferta, pero con cinco competiciones nos olvidamos de los aficionados, pones la televisión y no sabes qué equipo está jugando qué torneo. Tampoco tiene sentido por la ganancia económica: vamos a ir a los anunciantes y les vamos a proponer la misma inversión. Es difícil de entender. Necesitamos proteger el baloncesto, competir contra otros deportes y no entre nosotros, ésa debería ser la motivación de todos”.

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