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NBA

El peor año de Ja Morant

De la sanción a la lesión, Ja Morant ha vivido sus peores momentos en la NBA. Y su mala trayectoria se ha reproducido en los Grizzlies.

Ja Morant -
Petre ThomasUSA TODAY Sports via Reuters Con

Memphis Grizzlies ha vivido en la cresta de la ola estos dos últimos años con la explosión de su bien trabajado equipo. Con un nombre por encima de los demás, el de Ja Morant, pero habiendo construido una plantilla alrededor de él que ha roto esquemas y hecho suya la cultura que predican desde los tiempos de Marc Gasol y Mike Conley. Grit & grind! Calidad con lucha. Suave finura sin olvidar la pelea. Puro baloncesto. No han satisfecho en las eliminatorias las expectativas generadas durante la regular season, eso es cierto, pero están preparando el terreno; que se lo digan a Denver, que era ese eterno candidato a dar el salto año sí y año también hasta que al final lo dio. En 2022 les eliminaron los Warriors. En 2023 les echaron los Lakers. Los primeros fueron campeones de la NBA, directamente, y los segundos llegaron a las finales de conferencia. No está mal ese techo. Pero desde lo ocurrido en mayo, la eliminación de la carrera por el campeonato, todo se precipitó. Ahora, malditos.

Todo empieza y acaba con Morant, claro. Sus devaneos extradeportivos dejaron expuesto el buen ambiente que se respiraba en el equipo. Le dieron un toque y sirvió de menos que nada. La reincidencia en sus acciones fue lo que le llevó a la sanción de 25 partidos que le impuso la NBA, con Adam Silver tomando un papel protagónico para hacer ver que no todo se puede permitir. Primero había sido un vídeo en un club nocturno, en el que exhibió un arma de fuego, y semanas más tarde volvió a sacar una pistola en otro vídeo con un amigo dentro de un coche. Y eso fue lo que se investigó, dejando aparte el problema con la bebida que sí se había tratado internamente e incluso una pelea con un menor de edad. Cuadro picassiano.

La entrada en la nueva temporada les colocaba frente a un reto de aúpa. A demostrar, con un retoque importante como fue la salida de Dillon Brooks rumbo a Houston Rockets, si la cultura, que había fondo de armario. Y desde antes de empezar vino golpe tras golpe. Steven Adams se quebró definitivamente, porque llevaba fuera desde el enero anterior, y se operó una rodilla para sanar sus problemas en esa zona. Era la segunda baja contundente en la pintura: Brandon Clarke se está recuperando de sus problemas físicos aunque ya no corre prisa si llega a tiempo o no este curso. Por eso ficharon a Bismack Biyombo, para imprimir dureza en la zona.

El equipo ya era de circunstancias y las derrotas les dejaron en la parte baja de la Conferencia Oeste, un sitio que no visitaban desde hacía un tiempo sustancioso. Los objetivos habían quedado chafados en un primer término y recuperados cual milagro una vez la sanción a Morant quedó atrás. Era normal viendo con qué ganas regresó. Duró poco. En enero surgió la cascada que terminó de dar la estocada final a las ilusiones de los aficionados. Morant cerró el círculo de la desgracia con una lesión de hombro que le dejó sin temporada. Al mismo tiempo se vieron fuera Marcus Smart por lesión de dedo y Desmond Bane por un severo esguince de tobillo.

Morant fue sólo una forma de ejemplificar lo que ha sido un año para que los Grizzlies metan la cabeza en un cubo de agua helada. La peor forma de proceder para una superestrella de la Liga se juntó con una lesión de larga duración, para rematar, y el pesimismo se transmitió como la suerte con las lesiones. Lo que viene de 2024 no puede ser menos que esto, con ese consuelo se quedan. En una NBA tan peleada, y más en su conferencia, una enfermería tan llena de gente es una cruz demasiado pesada. Un balance clasificatorio malo hace que se levante el pie del acelerador. Oportunidad de oro para continuar haciendo progresar a los Williams, tanto Vince como Ziaire, Roddy, Jackson o el español Santi Aldama. A darle al botón del resetear.

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