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NBA | WARRIORS 110 - GRIZZLIES 96 (4-2)

La noche de los guardaespaldas

Looney y Wiggins, decisivos junto a Green en un partido en el que los Warriors capturan 70 rebotes y eliminan a unos resistentes Grizzlies. Curry y Klay, 14 triples entre los dos.

La noche de los guardaespaldas
EZRA SHAWAFP

Ahí están los Warriors. No ha sido bonito, no ha sido para enmarcar y desde luego no será recordado como un momento destacable en la legendaria historia de este equipo, el del núcleo duro Stephen Curry-Klay Thompson-Draymond Green. Pero ahí están: otra vez en la final del Oeste después de ventilar (110-96) la última resistencia de Memphis Grizzlies (2-4 total) y prepararse para ver como mañana emerge su rival en la última serie del Oeste, que arrancará el miércoles. Si ganan los Suns, en Phoenix. Si culminan su revolución los Mavericks, en la Bahía de San Francisco.

Los Warriors se pasaron dos años recuperándose de su lustro de Finales consecutivas, saldado con tres anillos y una tonelada de récords de leyenda. Esperando a Klay Thompson, recomponiendo como buenamente pudieron el gigantesco hueco que dejó Kevin Durant. Limpiando la mente de Curry y Green. En 2020 no jugaron playoffs y la pasada temporada se quedaron en el play-in tras perder contra Lakers y, en una noche muy oscura, en su pista contra estos mismos Grizzlies. Un equipo que remó hasta donde pudo, sin miedo y con una fe máxima, en la escena final de lo que ha sido una temporada histórica: 56 victorias, igualando su techo, y esta semifinal de Conferencia como muestra de que su reconstrucción va mucho más rápido de lo esperado. Y, finalmente, 21-7, un dato muy significativo, en partidos sin Ja Morant, la superestrella que cayó fulminada en esta serie por una lesión de rodilla.

Los Warriors no han jugado bien desde que, con una imagen excelente, se pusieron 3-0 en su primera ronda contra los Nuggets. Remataron esa eliminatoria sin grandes alardes y han superado a los Grizzlies con momentos feos, muchos problemas, un millón de tiros fallados y dudas en una defensa que echó de menos a los lesionados, que seguramente estén en la siguiente ronda: Gary Payton y un Otto Porter que se perdió este sexto partido que envolvieron para regalo los triples de Curry y Klay, la receta de toda la vida, pero que fue amarrado en las trincheras y gracias al trabajo de los guardaespaldas, los obreros. Los otros. No fue bonito pero los Warriors dejan atrás a un rival muy duro, que se alimenta del caos y siempre encuentra formas de percutir casi de la nada, y vuelven a una final del Oeste. Desde la primera ronda de 2014 contra los Clippers no han perdido una eliminatoria en su Conferencia: 17-0 a la espera de Suns o Mavericks.

Todavía sin Steve Kerr, de baja por COVID, Mike Brown (próximo entrenador de Sacramento Kings), metió en el quinteto a Kevon Looney por recomendación de Curry y Green: menos espacios y menos tiro pero más acero en las zonas, más músculo y más rebotes. Looney, un superviviente que lleva mucho tiempo en el corazón de estos Warriors (campeón en 2017 y 2018), acabó con 22 rebotes, 11 de ellos en ataque, y 5 asistencias. Andrew Wiggins minimizó la dirección de Tyus Jones, anotó en momentos delicados (18 puntos) y capturó 11 rebotes, 6 en ataque. Green terminó en 14+15+8 asistencias. Los tres fueron fundamentales en un eje central del partido en el que fallaron muchísimo Curry, Klay y un Poole desnortado (2/11 en triples). Y en el que las pérdidas, groseras y en cadena, volvieron a ser un problema mayor. Pero fueron, finalmente, 70 rebotes (70-44), 25 en ataque. Y, con ellos, 18 tiros más a pesar de un 19-7 en pérdidas que puedo ser fatal. En toda la temporada ningún equipo había llegado a 70 rebotes. En playoffs nadie lo hacía desde 1983. Ahí, aunque luego se embelleció desde el perímetro, llegó una victoria que evitó el séptimo partido y propició la primera serie de estos playoffs 2022 resuelta a favor del equipo sin factor cancha.

Curry puso los puntos definitivos (29+7+5 y 6/17 en triples) cuando había que ponerlos. Y Klay, aunque irregular, fue un martillo pilón: 30 puntos y 8/14 en triples. Es el cuarto jugador (Curry, Ray Allen, Damian Lillard) que suma al menos ocho en cuatro noches de playoffs. Y agigante su leyenda de los sextos partidos, donde tantas veces ha sacado su mejor versión. Cuanta más falta ha hecho.

Pero sin el rebote y sin la defensa de Wiggins, Looney y un Green que esta vez si controló a Jaren Jackson Jr (12 puntos, 4 rebotes), los Warriors podrían haberse metido, entre pérdidas y tiros fallados, en un problema serio: 44-51 en el segundo cuarto antes de un 9-0 en los últimos cuatro minutos (53-41). Y 87-89 a siete del final. Desde ahí, 23-7 con un 18-3 definitivo en apenas cuatro minutos (105-92). Los Grizzlies se desfondaron sin más conejos en la chistera. El excelente Desmond Bane acabó con 25 puntos, el descontrolado Dillon Brooks con 30 en 28 tiros. Por momentos, funcionó. Finalmente, pesó la lógica y los Warriors, dos días después de su bochornosa derrota del quinto partido (en el que pasaron por un -55 hasta el 134-95 final) cerraron la serie en su pista y jugarán otra final del Oeste. Como en los viejos tiempos, como siempre. Tendrán que subir su nivel, sus sensaciones y su puntería para ir más allá. Pero de momento están ahí, vivos y con Curry, Klay y Green en un territorio que conocen mejor que nadie y en el que son expertos en ganar. Marca registrada de la Bahía.