El mundo es de Tatum
Duelo en la cumbre entre los dos mejores equipos de la NBA y exhibición absoluta de un Tatum que pasa por encima de Giannis y de los Bucks.
La historia de Tatum es la misma que la de Giannis, pero con un capítulo de retraso. Quizá porque llegaron a la NBA con cuatro años de diferencia, que son los que se llevan por motivos de nacimiento. O quizá, porque el retorno del orgullo verde a lo más alto de la NBA tiene más que ver con la narrativa inherente a la mejor Liga del mundo que con el merecimiento. Antetokounmpo consiguió su máximo premio en 2021, un año marcado por el coronavirus que sirvió para reivindicar su figura y demostrar que era, simplemente, uno de los mejores jugadores de siempre. A Jayson, líder de esos Celtics que siempre están ahí pero todavía no han llegado, le falta eso: el título prometido, el anillo eternamente postergado. Eso que todas las estrellas intentan conseguir a lo largo de sus carreras pero que sólo un puñado, ese que llama con insistencia a las puertas del Olimpo, logran.
Los Celtics se impusieron a los Bucks en el partido de la jornada de Navidad de la temporada 2022-23. Lo hicieron liderados por Jayson Tatum, 41 puntos en su cuenta particular y 39 en tan solo los tres primeros cuartos. Explotó en un tercer parcial neta y completamente dominado por un equipo verde que mostró todas sus armas y se impuso a sus rivales por 38-25. Y que, en la reedición de las últimas semifinales de la Conferencia Este, esa serie de la que para muchos saldría el campeón (que acabaron siendo los Warriors), da un punto más a unos Celtics que habían mostrado dudas en las últimas peleas del calendario, pero que se han recuperado con un golpe de autoridad en el partido más importante y contra el rival más difícil.
Khris Middleton no jugó para los Bucks, una losa que el equipo de Milwaukee ya se encontró en las últimas finales del Este y con la que han vuelto a contar con un partido que importa menos, pero que importa. El siguiente que más anotó tras Tatum y sus 41 puntos (20 en el tercer cuarto) fue un Jaylen Brown que se quedó en 29 (5 de 9 en triples). Y en esos dos jugadores se basaron los verdes, conscientes de sus puntos fuertes, que son los responsables de que el equipo lanzara con un 58,8% en tiros de campo y que rozara el 50% en triples (19 de 39). Los Celtics anotaron 17 puntos en transición, repartieron 29 asistencias y sólo cometieron 11 pérdidas, y superaron a sus rivales en 77-57 en toda la segunda mitad. Una primera parte igualada (62-61) y una segunda en la que los locales volaron y los visitantes se quedaron anclados en las redes de un ímpetu mayor y un acierto superlativo.
Giannis no tuvo su día, y eso para él es llegar a los 27 puntos y 9 rebotes. Recibió un mate monumental de Tatum durante el primer cuarto y tuvo un encontronazo con Brown en el último fruto de la impotencia y la desesperación (y que acabó con Marcus Smart encarado con Thanasis), algo que quedó resuelto amistosamente entre ambos una vez sonó el pitido final. El griego abusó del triple al no poder penetrar (1 de 5) y tuvo demasiados problemas cuando Joe Mazzulla llenó de cuerpos voluminosos la zona. Sin Middleton, el mejor fue un Jrue Holiday que se fue a 26 tantos y a 8 de 14 en tiros, pero fue una ayuda insuficiente como para poner otro ritmo en una segunda mitad en la que se juntó la presión ambiental con la superioridad de talento de un grupo de jugadores que tiene muy claro el objetivo.
Y así seguirán las cosas: los Celtics quieren hacer realidad eso que ganaron por última vez en 2008, el solitario triunfo en todo el siglo XXI y, si nos vamos más lejos, desde 1986, con Larry Bird y compañía. De momento, sólo lo dicen en susurros, temerosos de que si alzan la voz, el sueño se desvanezca. En el camino que van, el éxito es totalmente posible y la victoria ante los Bucks les da algo que puede ser importante al final: el liderato del Este (24-10, por el 22-11 de los Bucks), algo que les daría ante su gran rival esa ventaja de campo tan tradicionalmente importante en una Conferencia en la que contar con el apoyo del público puede ser esencial para inclinar la balanza. Hace unos meses el techo fueron esos Warriors que, por mucho que estén como están, son la última gran dinastía de la historia de la competición norteamericana, y quizá la mejor de todos los tiempos. Ahora, y de momento, los mejores son ellos. Un equipo envidiable, fuerte en casa, bien entrenado, excelentemente compuesto y compensado. Y con un referente que va camino de convertirse en MVP y en referente eterno de la NBA: Jayson Tatum.