Chispazos de un buen Bronny
El hijo de LeBron mejora radicalmente en sus dos últimos partidos en la G League. Contra los Suns acabó con 30 puntos y buenas sensaciones en ataque.
Todo lo que pasa con Bronny James, que tiene todavía 20 años (conviene recordarlo), se mira con lupa. Porque fue un pick 55 de draft, algo que no debería acaparar ni un titular… pero es el hijo de LeBron James y fue seleccionado por los Lakers para hacer coincidir (ya ha sucedido) a padre e hijo en la misma cancha y con la misma camiseta. Algo, más allá de cualquier otro análisis y de unos debates demasiado acalorados que tienen más que ver con las filias y fobias que provoca el padre, y su incuestionable grandeza en el panteón de los históricos, que supuso un hito en la NBA, algo que a priori parece irrepetible.
Bronny no está para mucho más, no en la NBA. Eso es obvio. Con los Lakers acumula 18 minutos en siete partidos y un total de cuatro puntos con un 1/8 en tiros. Ha hecho dos faltas por una sola canasta anotada. Su lugar, obviamente, está en la Liga de Desarrollo después de una única temporada en USC, un curso decepcionante pero marcado, desde luego, por un serio problema cardíaco que pudo tener consecuencias nefastas y que marcó completamente su preparación y posterior disposición. Bronny, que solo mide 1,88, no va para estrella. Y está por ver si tiene dentro un jugador NBA, al menos una pieza de rotación con instinto defensivo y buena lectura del juego. Eso asoma, al menos, cuando juega. Pero le queda mucho por recorrer.
Por eso es una buena noticia, para él, que al menos sí le esté cogiendo el aire a la G League, donde además ha corregido una tendencia que parecía extraña, poco beneficiosa. Primero se filtró que solo jugaría los partidos que disputara South Bay Lakers como equipo local pero que no viajaría con el equipo. Eso se ha corregido, porque acaba de debutar a domicilio en Tempe, la pista de Valley Suns (el afiliado de Phoenix Suns). Y allí, en el Mullett Arena de Arizona, jugó un partido fenomenal en el que acabó con 30 puntos, solo dos pérdidas, un 13/23 en tiros y un 3/9 en triples (anotó los tres primeros, falló los siguientes).
Bronny estuvo cómodo con la bola, se movió bien, anotó por fuera y tuvo instinto en penetración. Una mezcla de registros que le permitió brillar y dejar pinceladas de lo que puede ser un futuro interesante. Veremos a qué nivel. Además, parece que no es flor de un día y que está en proceso, llegando. Al menos en G League: en su partido anterior, contra San Diego Clippers, ya había logrado su mejor anotación del curso, 16 puntos. Una cifra que pulverizó contra el filial de los Suns. En total, 46 partidos en dos noches. No está mal.
Su equipo ganó a los Clippers (119-111) pero perdió en Arizona (106-100) a pesar de un gran primer cuarto (19-32) con Bronny al frente de las operaciones. Veremos cómo sigue la cosa a partir de aquí.
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