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NEW YORK KNICKS

Bridges, traspasado a los Knicks

Movimiento masivo en Nueva York: los Nets entran en una nueva fase de su reconstrucción y los Knicks dan otra zancada para ser aspirantes.

Mikal Bridges, defendido por Cade Cunningham el pasado diciembre en un partido contra Detroit Pistons.
Rick OsentoskiUSA TODAY Sports via Reuters Con

Unos días después del traspaso de Alex Caruso a los Thunder, se mueve otro de esos jugadores por los que suspiran los equipos que quieren ser ya aspirante al título; Otro que también estaba en una situación extraña en lo deportivo, anclado en un equipo en tierra de nadie, obligado a tomar una decisión sobre su futuro. Caruso dejó los Bulls… y Mikal Bridges se va de los Nets, que se habían resistido en las últimas ventanas de mercado a su salida, y jugará en los vecinos Knicks. Se trata de un movimiento masivo por muchas razones pero también porque cambia la historia entre las dos franquicias de la Gran Manzana, que ejecutan un traspaso entre ellas (solo el quinto en total) por primera vez desde que 1983, cuando los Nets enviaron a Len Elmore a los Knicks a cambio de una segunda ronda de draft.

El retorno por Bridges (27 años) es absolutamente enorme en cuanto a material de draft: los Nets se quedan con Bojan Bogdanovic (que solo ha estado unos meses en los Knicks), cuatro primeras rondas sin ninguna protección (2025, 2027, 2029 y 2031), una primera protegida de Milwaukee Bucks (de 2025), un derecho a intercambio de primeras rondas sin protecciones en 2028 y una segunda ronda de 2025. Para cerrar el traspaso, una segunda ronda de 2026 hace la ruta inversa en la Gran Manzana y se va de los Nets a los Knicks.

Bridges, integrante del Mejor Quinteto Defensivo en 2022, es uno de los mejores alero de la NBA, un jugador que funcionó de forma excepcional como secundario en los Suns que fueron finalistas de la NBA en 2021 y el mejor equipo de la regular season en 2022. En febrero de 2023, fue enviado por los Suns (que se hicieron con él en la noche del draft de 2018, donde fue el pick 10) a Brooklyn en la megaoperación por Kevin Durant. La pasada temporada promedió 19,6 puntos, 4,5 rebotes y 3,6 asistencias, no siempre cómodo en un rol muy principal dentro de un equipo que se quedó en ninguna parte tras el fracaso del faraónico proyecto Durant-Kyrie Irving-James Harden. Y que ahora, por fin, marca definitivamente un nuevo rumbo, uno claro, en su reconstrucción.

Jordi Fernández, el primer español con cargo de head coach en la historia de la NBA, ya avisó en su entrevista con AS, hace solo unos días, que la confección de su plantilla para la próxima temporada estaba muy en el aire: “La plantilla puede cambiar mucho, y eso es trabajo de Sean Marks y su equipo. Estamos en contacto con ellos las 24 horas del día, tenemos una muy buena relación y confío en su trabajo y en el propietario al cien por cien. Es difícil saber cómo vamos a jugar porque no sabemos qué jugadores vamos a tener”. Y también habló de sentar unas bases sólidas para un futuro que se había diluido en Brooklyn: “Queremos formar un grupo que tenga éxito a largo plazo. No queremos subir de una forma rápida que nos haga caer igual de rápido. Queremos llegar de una manera con la que nos podamos mantener, con la que podamos estar ganando muchos años”.

Ahora, Bridges jugará en unos Knicks que parecían el rival más duro para los Celtics en los playoffs del Este hasta que fueron barridos del mapa (cayeron en siete partidos en semifinales de Conferencia, contra los Pacers) por una plaga de lesiones.

Esto es una locura”, reaccionó el propio Bridges en redes en cuantos se anunció una operación que le hace cambiar de bando en el baloncesto profesional de Nueva York y que, hay un enorme factor emocional ahí, reúne al pleno de los jugadores campeones con Villanova, la universidad que ganó el título nacional de la NCAA en 2016 y 2018. Bridges, Jalen Brunson y Donte DiVicenzo estuvieron en los dos éxitos y Josh Hart en el primero, antes de dar el salto a la NBA en 2017. Ahora los cuatro wildcats, amigos íntimos además, jugarán juntos en los Knicks.

Para los Knicks, es un paso de gigante en una semana crucial para su futuro: negocia con sus dos principales agentes libres, el pívot Isaiah Hartenstein y, sobre todo, el alero OG Anunoby, un jugador fundamental que llegó desde Toronto el pasado 30 de diciembre y que ha rechazado una player option de poco más de 19 millones para firmar un nuevo contrato a largo plazo, y por unas cantidades ya de primerísimo nivel, por el que todavía está en un tira y afloja complejo con unos Knicks que, seguramente, no han dado este paso por Bridges si no confían en quedarse con Anunoby y formar así una línea de forwards defensivos de absoluta élite. En todo caso, esta operación por Bridges (al que le quedan dos años de contrato por 23,3 y 24,9 millones) complica la maniobrabilidad de unos Knicks que tendrán que hilar muy fino estos días. Si consiguen cuadrar todas las operaciones que tienen abiertas, serán un aspirante con todos los galones en la próxima Conferencia Este, donde ya se buscan aspirantes para destronar al nuevo rey, Boston Celtics.

Además de su conexión con el resto de los Villanova boys, un factor obvio de excepcional química para el vestuario, Bridges es una pieza excelente para un entrenador como Tom Thibodeau (para cualquiera, en realidad): no se ha perdido ni un solo partido en la NBA desde que llegó en 2018. Ha jugado los 474 posibles de regular season y los 39 de playoffs. La cosa va todavía más lejos porque tampoco faltó a ninguno en sus tres años en College (116 de 116), ni en el pasado Mundial 2023 con Estados Unidos. Así que no se ha perdido ni un partido desde sus años de instituto (concretamente, desde el tercero) y lleva jugados más de 600 de manera ininterrumpida. Más que ningún otro jugador, obviamente, en una NBA actual en la que nadie ha apilado más minutos que él en los tres últimos años. Thibodeau, famoso por exprimir a sus jugadores y racanear con las rotaciones, tendrá a sus órdenes a otro de esos jugadores de motor inagotable que suele maximizar de maravilla. A veces demasiado, con el riesgo de que acaben acumulando una excesiva carga de trabajo y eso acabe siendo perjudicial en los momentos cruciales de las temporadas.

A partir del 1 de octubre, Bridges podría firmar una extensión por dos años más. Pero puede ampliar por tres años y 113 millones de dólares más si espera seis meses para negociar con los Knicks. Los neoyoquinos, a la espera de saber qué pasa con Anunoby y Hartenstein y si facilitan otras salidas para aliviar unas cuentas que van camino de ser estrangulantes (y el nuevo convenio no solo castiga en el bolsillo: también en lo deportivo), podrían formar una rotación con Brunson, Bridges, Anunoby, Julius Randle y Hartenstein en el quinteto y Deuce McBride, DiVincenzo, Hart y Mitch Robinson en la segunda unidad. Eso, desde luego, sería un equipo con galones de aspirante al anillo.

¿Tambores de guerra por Durant?

Pero el movimiento sísmico de la noche previa al draft en la NBA no acabó ahí. En otra operación, en paralelo y compleja, los Nets cerraron un acuerdo con Houston Rockets para recuperar su primera ronda de 2026, que habían entregado en su (pésima, a la vista del resultado) ofensiva por James Harden, a cambio de una primera de 2027 de los Suns, que habían obtenido por Kevin Durant. Los Rockets, cuya aparición en estos movimientos es como mínimo intrigante, tendrán también el derecho a intercambiar una primera ronda de 2025 entre la que elijan de la suya y la de los Thunder o la de, otra vez, Phoenix Suns (otra de los Nets por Durant). Y tendrán la opción de intercambiar también su primera ronda de 2029 por la que elijan entre las de Suns y Mavericks.

Según Adrian Wojnarowski (ESPN), los Rockets aparecen en escena porque quieren dar un golpe de primera magnitud en el mercado, y se hacen con rondas de los Suns porque su objetivo sería Kevin Durant o incluso Devin Booker. Los texanos tienen (gracias también a la operación Harden) el pick 3 del draft que se celebra esta noche, así que podrían estar preparando su bomba entre bastidores… y para activarla ya, en las próximas horas. Para ello, consiguen rondas de unos Suns en situación inestable tras su desastre de la pasada temporada y su ausencia absoluta de assets después de los all in por Durant y Bradley Beal. Los Nets aprovechan la circunstancia para recuperar el control de sus picks de 2026 (vuelve a ser suyo) y 2025 (no habrá swap). De esta forma, los neoyorquinos podrán plantearse la reconstrucción contando con sus propios picks: es decir, si pierden muchos partidos, el beneficio en el draft será para ellos, no para otros (como va a suceder, sin ir más lejos, con la elección número 3 que tendrán los Rockets hoy).

Los Rockets acumulan material para ese rumoreado golpe al mercado, pierden esas rondas (valiosas) de los Nets pero se hacen con el control de dos primeras y el intercambio de otras dos. Algunas de los Suns también podrían acabar siendo muy útiles si implosiona el proyecto de los de Arizona.

Para terminar de resumir este segundo movimiento complicado, los Nets recuperan sus primeras de 2025 (no habrá swap) y 2026 y los Rockets se quedan la primera de los Suns en 2027, el derecho a intercambiar la primera de los Suns en 2025, una primera de 2029 de Mavericks o Suns (la que prefieran) y el derecho a intercambiar otra primera de 2029 (de Suns o Mavs), la que prefieran.

Es obvio que los Nets apuestan por la reconstrucción total, traspasan a su mejor jugador (Bridges), recuperan rondas suyas que les ayudarán si dejan de ser competitivos en los próximos años y se colocan en una situación óptima en cuanto a picks de draft: controlarán ahora trece primeras rondas entre 2025 y 2029, o 16 si se amplia el arco a 2031. Además, crece el botín obtenido por la salida de Kevin Durant, que con estos movimientos de esta noche se cierra (contando las operaciones por Bridges, Jae Crowder…) en nueve primeras rondas, cinco segundas y el alero Cam Johnson). Con estos movimientos, evitan que sus rondas vuelvan a alimentar otros proyectos ganadores, como estaba pasando ya con los Rockets y, sobre todo, como pasó en su día con las enviadas a los Celtics a cambio de Paul Pierce y Kevin Garnett. Una operación horrenda que permitió a los verdes llevarse a los jays, Jayson Tatum y Jaylen Brown. El núcleo del equipo que se acaba de proclamar campeón.

La motivación de los Knicks está clara: competir por el título y no mirar atrás. Su trabajo es ver ahora cómo pueden mantener a Anunoby y Hartenstein (el primero, sobre todo) y qué otras operaciones harán (¿saldrán Randle o Robinson?) si pretenden recuperar algo de flexibilidad en las cuentas: ahora mismo están por encima del primer límite (first apron) y camino del segundo (second apron), en la práctica un techo duro del salary cap porque acarrea importantes restricciones deportivas.

Los Rockets son la pieza más difícil de predecir en este tablero, aunque todo apunta a que piensan en un traspaso para dejar atrás la reconstrucción y ser ya definitivamente competitivos en el Oeste. Y al hacerse con rondas de los Suns, parece plausible que quieran presionar a estos para llevarse a Durant (un jugador camino de los 36 años) ofreciendo a los despachos de Phoenix la opción de ganar un futuro (a base de sus propias rondas) que ahora no parecen tener. La operación podría acelerar en las próximas horas… o a medida que avance la temporada si las cosas no van bien en unos Suns que, por ahora y según las fuentes cercanas al equipo, no se habían planteado la salida de KD y desde luego no quieren hablar de la de Booker (mucho más joven: 27 años). También está la opción, claro, de que los Rockets usen esas rondas de los Suns para hacer otras operaciones. Esos picks podrían ser considerados muy valiosos dadas las importantes opciones que hay de que las cosas en Arizona vayan realmente mal y el proyecto implosione definitivamente.

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