Alerta roja en Phoenix Suns
Otro partido desastroso de los de Vogel, incapaces contra uno de los peores equipos de la NBA. Kevin Durant, 40 puntos y otra vez muchos minutos para nada.
Se acerca la Navidad y nadie sabe todavía quiénes son estos Suns. Y si eso sigue así unas semanas más, será que ya lo sabemos todos. Pero ahora mismo ni ellos parecen tener respuestas mientras su entrenador, Frank Vogel, cuestiona públicamente en qué punto están y, sobre todo, en qué se quieren convertir en medio de una racha de cinco derrotas en siete partidos, la última dolorosa: 109-104 en Portland contra los Trail Blazers, uno de los equipos (en plena reconstrucción) más débiles de toda la NBA. Y el de Deandre Ayton, para colmo.
El pívot, el maltraído número 1 del draft de 2018, el año de Luka Doncic, salió este verano de los Suns después de unos desencuentros que se alargaban hasta 2021, cuando el equipo de Arizona perdió esas Finales que tenía tan encarriladas (de 2-0 a 2-4) contra los Bucks. Un problema de química nada disimulado que se convirtió en estorbo en pleno all in, cuando la llegada de Kevin Durant y Bradley Beal obligó a los Suns a ganar ya, a ganar sí o sí. Ayton, desde luego un jugador venido a menos y con su clara cuota de culpa en que haya sido así, puso contra sus ex la energía que no tiene otras veces: 16 puntos, 15 rebotes, 3 asistencias y más atención en los detalles. ¿Lo que le faltaba a los Suns? Algo de eso hubo.
Un equipo creado para ser (en teoría) temible es por ahora un galimatías imposible de digerir (14-13 después de 27 partidos). Devin Booker, Durant y Beal han jugado juntos un partido (lo perdieron) y unos minutitos de otro, antes de la nueva lesión del último, el recién llegado desde los Wizards. Construidos en torno a ese big three que debería ser atómico y que desde luego lo es en los libros de cuentas, los Suns no pueden permitirse no tener a sus estrellas básicamente nunca en pista juntas. Así, en permanente tránsito, ni siquiera están forjando una personalidad reconocible. Solo juegan, o muchas veces algo parecido, y lo intentan como pueden. Achicando el agua que ellos deberían meter en las cubiertas de los demás. Durant y Booker juegan y juegan, acumulan minutos en una factura que quizá paguen cuando lleguen la hora de la verdad. Eso si la hora de la verdad no está siendo esta para un proyecto que era un órdago a grande sin plan B. Todo o nada.
Durant pasó de 38 minutos, anotó 40 puntos y fue durante muchos minutos todo el sistema de juego de su equipo. Booker, también más de 38, acabó con 26 puntos en 25 tiros. Más allá de ellos, un poco de Grayson Allen y nada más: un 5/23 en triples que resultó letal (14/28 los Blazers) para un equipo sin consistencia ni fundamento; Por ahora, fiado a que entren los tiros incluso contra equipos de mucho menos proyección: peores.
Después de un 20-36 en el primer cuarto, los Suns se olvidaron de seguir jugando y no comparecieron en un tercer cuarto (38-20) nefasto que se alargó hasta el +14 local ya en el último parcial. La reacción final, a la desesperada y liderada por Durant, fue abortada por la canasta definitiva de Anfernee Simons, que acabó con 23 puntos y junto a Malcolm Brogdon (14 y 4 asistencias) dirigió a un equipo con energía, algo que representa bien el rookie Toumani Camara. Shadedon Sharpe se lesionó pero no hay ventaja posible que puedan aprovechar ahora mismo los Suns, un equipo obligado a mirarse al espejo más allá de las lesiones permanentes de sus estrellas. Necesita saber qué es, o más bien qué quiere ser. Queda tiempo, pero no tanto.
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