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HALL OF FAME

“Solo se alcanza la excelencia con gente excepcional”

Blanca Ares y Elisa Aguilar, dos históricas del baloncesto femenino, ingresaron en la gala de La Cartuja en el Hall of Fame del baloncesto español.

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“Solo se alcanza la excelencia con gente excepcional”
MIGUEL ANGEL MORENATTIDIARIO AS

blanca Ares lleva dos de dos. El año pasado ingresó en la primera promoción del Hall of Fame como integrante de la Selección que en el Europeo de Perugia (Italia), en 1993, logró el primer oro de la historia para el baloncesto español. Este octubre lo hace como jugadora. “Tengo que recordar a las personas que han estado conmigo desde el principio porque solo se puede alcanzar la excelencia cuando se está rodeado de gente excepcional”, dijo la madrileña que tuvo una carrera a contrarreloj. Comenzó a jugar con 13 años y a raíz de una mentira: le dijo a una amiga que ella jugaba al baloncesto en el Real Madrid femenino y aunque la prueba que le hizo el Canoe fue un auténtico desastre, debieron ver en ella un descaro que apuntaba maneras. Pero Blanca no llegó a jugar en el equipo madrileño porque destinaron a su padre a Las Palmas de Gran Canaria y allí, Domingo Díaz, uno de mayores promotores del baloncesto femenino y que está claro que tiene buen ojo, la descubrió al salir del colegio.

En dos años, Ares estaba jugando ya en Primera División con el Sandra Gran Canaria y en 1988 fue elegida para formar parte del equipo ADO Siglo XXI que prepararía durante cuatro años enteros los Juegos de Barcelona. La cita olímpica no fue todo lo bien que debería haber ido (España se quedó fuera de las semifinales y acabó quinta por la derrota ante China en el primer partido), pero un año después tanto trabajo dio sus frutos con el oro de Perugia, el primer que logró el baloncesto español. Ares, que acabó el torneo dentro del quinteto ideal, anotó 24 puntos en la final ante Francia.

Antes de cumplir los 27, la alero madrileña, que hoy en día sigue en las listas de mejores jugadoras de la historia del baloncesto femenino español, decidió retirarse. Lo hizo con ese oro de Perugia más tres títulos de Liga (dos con el Dorna Godella y uno con el Pool Getafe) y tres de Copa (Banco Exterior, Godella y Getafe).

Elisa, la base de toda una generación

Elisa Aguilar (Madrid, 15/10/1976) tenía una cita marcada en su agenda, el Eurobasket de 2013. El campeonato de Francia iba a suponer su adiós de la Selección femenina junto a su grandísima amiga y ahora también compañera del Hall of Fame, Amaya Valdemoro. Aquel 30 de junio de 2013, las dos alzaron en Orchies el que sería el segundo título continental para la Selección femenina (antes, el de Perugia en 1993 y después llegaron los oros de 2017 y 2019). A sus 36 años, Elisa iba a continuar su carrera en Polonia (tenía un acuerdo cerrado con el Polkowice), pero después de aquella noche mágica en Francia decidió que no iba a poder tener mejor despedida que aquella, con un oro colgado al cuello que se convertía en el mejor broche posible a una carrera absolutamente excepcional.

“No he tenido un sentimiento de pertenencia tan grande como con la Selección. Nos hemos ido pasando ese sentimiento y no se va a perder porque es lo que nos hace distintos al resto”, dijo Elisa Aguilar al ingresar en el Hall of Fame en esta segundo promoción. La sexta jugadora que más partidos ha disputado con la Selección (222) llegó al baloncesto de rebote. De familia futbolera, ella jugaba al fútbol en el patio del Colegio Amorós hasta que su madre Paquita le recomendó que probara con otro deporte en el que sí hubiera equipo femenino, porque se iba a hacer daño. Y ese deporte fue el baloncesto. Fue un auténtico flechazo. Con 16 años ya estaba jugando en la élite con el Canoe y en el baloncesto español conquistó cinco Ligas, ocho Copas de la Reina y seis Supercopas.

El de Sevilla no será el primer Hall of Fame para Elisa, que ya vivió una noche mágica hace tres años al ingresar en el de su universidad junto a la ahora entrenadora del Lointek Gernika, Anna Montañana. Ella también dejó huella en las Hoyas de George Washington, donde mantiene el récord de puntos y asistencias. El verano de 2002 lo pasó en la WNBA (Utah Stazz), pero el baloncesto americano tenía un gran inconveniente: al disputarse en verano no era compatible con la Selección, el equipo de su vida. Durante 18 años con España, la base madrileña disputó siete Eurobasket, tres Mundiales y dos Juegos Olímpicos en los que se colgó seis medallas: un oro, una plata y tres bronces continentales más el bronce del Mundial de la República Checa en 2010, el primero para la Selección femenina en un campeonato intercontinental.

Elisa se retiró hace ya nueve años, pero sigue vinculada al baloncesto como directora de competiciones de la Federación Española de Baloncesto. Además fue embajadora de la FEB en programas de de promoción y difusión del baloncesto en toda España y también es miembro de la Comisión de Baloncesto Femenino de la FIBA. Una vida que sigue estando dedicada al mundo de la canasta y un referente para toda una generación.