Blanca Ares: “Si aún me consideran entre las mejores es porque algo hice bien”

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Blanca Ares: “Si aún me consideran entre las mejores es porque algo hice bien”

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Blanca Ares: “Si aún me consideran entre las mejores es porque algo hice bien”

Comenzó a jugar con 13 años y lo dejó con 26, pero tenía un don para el baloncesto. Fue la líder del primer oro en la historia del baloncesto español, el de Perugia en 1993.

Blanca Ares (Madrid, 30/12/1970) se retiró de las canchas con sólo 26 años, pero la huella que dejó en el baloncesto español es imborrable. Líder de la Selección que se colgó en Perugia el primer oro europeo, fue también tres veces campeona de Liga y tres de Copa. Una carrera y una vida exitosas resumidas en la teoría de las tres ces: cabeza, corazón y carácter.

Segundo Hall of Fame y segunda vez que acudirá como premiada. ¡Enhorabuena!

Estoy muy contenta. Ya estar en uno era increíble, imagínese en dos. Es un broche perfecto a una carrera profesional. Es como cuando uno se gradúa.

En 2021, la Selección femenina del 93 entró en el Hall of Fame como equipo, ¿qué recuerda de aquella noche en Sevilla?

Fue muy emocionante. Me permitió volver a reunirme con mis compañeras de equipo que, aparte de compañeras, son amigas. Durante casi 30 años hemos seguido manteniendo nuestra amistad. Al final es una de las cosas más bonitas que te da el deporte. Aparte de los triunfos y las satisfacciones deportivas, te quedan amigas que son realmente como familia.

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BALONCESTO 21Las integrantes de la Selección que se colgó el oro en 1993.

Su primer contacto con el baloncesto fue a raíz de una mentira. Le dijo a una amiga que usted jugaba en el Real Madrid.

No siempre las mentiras salen mal... aunque hay que intentar evitarlas, en mi caso salió muy bien. Esa mentira da un poco muestra de lo que siempre ha sido mi carácter, sobre todo en mi etapa más competitiva o en mi época más joven: nunca quería ser menos, nunca quería quedarme detrás. Una amiga me dijo que ella jugaba al baloncesto en el Real Club Canoe y yo le dije, ni corta ni perezosa, que yo también jugaba, cuando yo no había jugado en mi vida. Lo peor de todo es que me preguntó dónde y a mí el primer equipo que me vino a la cabeza fue el Real Madrid, así que le dije que jugaba en el Real Madrid femenino. La mentira dio de sí. Me llevaron a hacer las pruebas al Canoe. Recuerdo que estaban dos hermanos que se llamaban Fernando y Mario Vidal. Me hicieron la prueba, me preguntaron si jugaba al baloncesto y les volví a decir que sí, que en el Real Madrid femenino. Imagínese las risas que se echarían esa noche, porque ellos evidentemente sabían que el Madrid no tenía equipo femenino y también me vieron jugar...

¿Cómo salió aquella primera prueba?

Fue horrible. No sabía ni las reglas, pero algo debieron ver en mí, probablemente el descaro. Además, era alta, medía ya 1,81 con 13 años. No llegué a debutar en el Canoe, porque al mes o así destinaron a mi padre, que trabajaba en el Corte Inglés, a Canarias. Y allí sí que empecé a jugar, en el Sandra Gran Canaria.

Su historia parece sacada de una película. La descubre Domingo Díaz a la salida del colegio.

Sí, Domingo iba en un Skoda rojo, me vio y bajó la ventanilla para preguntarme cómo me llamaba y cuánto medía. Me invitó a ir al día siguiente a la cancha Rodríguez Monroe a hacer una prueba. Me preguntó si jugaba al baloncesto y yo le dije que no. La mentira no dio más de sí. Como habían trasladado a mi padre y yo no tenía allí amigas ni conocía a mucha gente, lo vi como una oportunidad para hacer amigas. ¿La prueba? ¡Otro desastre! Cuando llegué, lo primero que hicieron fue ponerme un cepillo para barrer la cancha.

¿Cuándo empezó a sentirse jugadora?

Enseguida empezó a aflorar el talento que tenía para el baloncesto. En seis u ocho meses ya estaba en el equipo infantil y no sé si mi primer Campeonato de España lo jugué ya ese primer año.

Con 15 debuta en lo que es ahora la Liga Femenina Endesa.

Era muy joven. En aquella época el Sandra Gran Canaria tenía fama, yo creo que la mantiene, de ser un club de cantera absolutamente maravilloso de donde han salido algunas de las mejores jugadoras que ha tenido este país, un club que ha conseguido muchísimos campeonatos en todas las categorías de formación. Begoña Santana y Domingo Díaz han trabajado y trabajan muy bien con la gente joven. Quizás también, por los pocos recursos que había en la época, nos hacían debutar muy jóvenes. Éramos un equipo de niñas acompañadas por dos americanas, pero nos arreglábamos bastante bien.

"Hay tres pilares básicos en mi carrera deportiva: Begoña Santana, Domingo Díaz y el maestro Miki Vukovic"

¿Qué significan para usted las figuras de Begoña Santana y Domingo Díaz?

Podría decir que casi todo. Para mí hay tres pilares básicos en mi carrera deportiva. Ellos lo fueron en mis inicios y luego el maestro Miki Vukovic, ya en mi época adulta. Son las personas que más han marcado mi carrera. Pero ellos incidieron mucho más que Miki en mi aspecto personal.

Entró en el plan ADO Siglo XXI. Cuatro años de baloncesto, baloncesto y baloncesto. ¿Cómo fue la experiencia?

Fueron cuatro años dedicadas en cuerpo y alma al baloncesto. Fue muy duro, porque en aquella época había que estudiar sí o sí y compaginar entrenamientos de cinco o seis horas diarias y los estudios universitarios no resultaba nada fácil. Nos quedaba muy poco tiempo para el ocio. Pero recuerdo esa época con muchísima nostalgia, con muchísimo cariño. Me hizo forjar unos lazos de amistad que todavía se mantienen hoy en día.

Debieron vivir muchas cosas juntas. El año previo a los Juegos, por ejemplo, disputaron 37 partidos con una gira por todo el mundo.

No nos importó sacrificarnos y renunciar a mucho. Si hoy me dijeran que tengo que volver a repetir esa concentración, probablemente no lo haría, pero en aquella época era un honor estar en el equipo olímpico.

¿Ese quinto puesto en los Juegos, tras cuatro años de duro trabajo, es una de las espinitas que guarda de su etapa como jugadora?

Quizá tengo más clavada la de no haber podido quedar campeona de Europa con el Dorna Godella. Con la perspectiva del tiempo, entiendes que ese año no era nuestro momento, al equipo todavía le quedaba un poquito y al año siguiente nos colgamos el oro europeo en Perugia. Al final el trabajo estaba hecho, lo que pasa es que en los Juegos nos pesó un poco el jugar en casa, se nos volvió en contra.

"Si la gente me sigue considerando entre las cinco mejores jugadoras de la historia es que algo hice bien"

En una entrevista confesó que aquella medalla no tuvo la repercusión merecida. ¿Siente un poco de envidia de la repercusión que sí han tenido los éxitos posteriores?

Un hecho incuestionable es el tema de las redes sociales. En nuestra época no había nada. Para mí, todos los logros que nosotras conseguimos valen diez veces más, porque no nos hacían mucho caso. Cuando estábamos jugando la final del Europeo de Perugia estaban retransmitiendo el Tour de Francia, que estaba Indurain. Indudablemente, Indurain es Indurain, pero creo que ahora mismo ese partido hubiera sido televisado en el mundo entero. No le voy a decir que no siento un poco de envidia, pero si todavía hay gente que me considera entre las tres o cinco jugadoras mejores de España es porque algo hice bien.

¿Se considera el primer gran referente en el baloncesto femenino?

Ni mucho menos. Cuando llegué a la élite se había retirado una de las mejores jugadoras que ha habido en la historia del baloncesto español, Rocío Jiménez. Yo llegué a un equipo donde había jugadoras muy consolidadas como Wonny Geuer, Carolina Mújica... Eran jugadoras de las que podías aprender mucho. Creo que fui una más. Hubo muchas jugadoras antes que nos marcaron el camino.

Díaz-Miguel le llegó a decir que era la persona más difícil a la que había entrenado. ¿Cómo era la Blanca Ares jugadora?

Una persona que no se conformaba, que no aceptaba un no por repuesta, a la que todo se lo tenías que argumentar porque no se quedaba tranquila... Era una persona difícil, pero Domingo y Begoña también podrían decir que no fui una balsa de aceite. Lo bueno es que no me cuesta reconocer que me equivoco. Nunca me he creído que estaba en posesión de la verdad absoluta, pero siempre he querido que me argumentaran las cosas.

Se retira de la Selección con 23 años y 126 partidos a las espaldas y del baloncesto profesional con 26, ¿por qué tan pronto?

Pasé por una época personal muy difícil, se me quitaron bastante las ganas de seguir en activo... Después, cuando podía haberme recuperado, ya había surgido la oferta de trabajar en Canal+ comentando los partidos de la Liga de baloncesto masculino, también estuve de comentarista con la WNBA... Al final preferí enfocar mi carrera de otra forma.

Pudo ser la primera en la WNBA.

Fui la primera en ser llamada para jugar allí, pero cuando me llamaron la WNBA era todavía un proyecto. Al final, no me ponían facilidades en el tema económico, de alojamiento, coche... Me invitaron a ir pero era un poco “búscate la vida al llegar”, así que ni lo consideré.

Y echando la vista atrás, ¿se arrepiente?

Sinceramente, no. No le encontré ningún atractivo ni se lo encontraría ahora.

Hace años, su marido, Sergio Scariolo, nos contaba que sus hijos no le daban tanta importancia al oro de 2009 porque en su casa ya había uno.

Mis hijos han crecido en este ambiente de baloncesto, de premios... Me imagino que serán como los hijos de un actor o actriz que están hartos de verlos en el cine o en la televisión. Nuestros hijos se sienten orgullosos de lo que su padre y su madre han logrado, pero hay veces que lo sienten más como un peso, sobre todo en el caso de mi hijo Alessandro que también se dedica al baloncesto.

¿En su casa se habla mucho de baloncesto?

En mi casa se vive el baloncesto. Mi marido se pasa horas y horas viendo partidos por televisión y también tengo un hijo que juega en Estados Unidos, así que cuando no vemos partidos de Sergio, vemos partidos de Aless. El baloncesto es una parte muy importante de nuestra vida, no es fácil sacarlo de las cuatro paredes de nuestra casa. Nos ha dado muchas alegrías y está muy enraizado dentro de nosotros.

"No es fácil sacar el baloncesto de la cuatro paredes de nuestra casa, porque está enraizado en nosotros"

Hace años, Sergio le regaló una enciclopedia con todo lo que se había publicado de usted. ¿La sigue ojeando de vez en cuando?

Tiene seis tomos preciosos, con una encuadernación maravillosa, que recopilan toda mi carrera desde que empecé en el Sandra Gran Canaria juvenil. Es uno de los regalos que más ilusión me ha hecho en mi vida. Lo tengo en Marbella, pero no sólo lo hojeo yo. La última vez estuvimos sentadas en un sillón siete exjugadoras viendo los libros, porque mis fotos son también sus fotos.

¿Cómo vivió el oro del Eurobasket de Berlín?

Creo que como todo el mundo. Ha sido una gratísima sorpresa y no porque confiara menos en este equipo y en estos chicos, todo lo contrario, creo que si algo nos distingue a los españoles es la garra, las ganas, el orgullo. Basta que a un español le digas que no puede hacer algo para que lo quiera hacer. Llevaba maleta para tres días y me tuve que quedar, pero no vea qué ilusión me hizo ese cambio de planes. ¡Bendita sorpresa!

Usted explicaba el éxito con la teoría de las tres ces: cabeza, corazón y coj... digamos que carácter.

Es mi lema de vida y me parece clave en cualquier ámbito. En el deporte, por ejemplo, los españoles ni somos los más altos ni lo más fuertes... no somos lo más nada. Entonces, ¿por qué siempre estamos ahí y competimos en todos los deportes? Tenemos un gen competitivo.

"Al Eurobasket me fui con una maleta para tres días y me quedé una semana. ¡Bendita sorpresa!"

Tiene un pabellón en Leganés con su nombre, ha escrito un libro junto a su marido (“Hablando en plata”), ha sido comentarista, ha trabajado en el ámbito de los seguros, ¿qué le queda hacer en la vida?

A todos nos quedan cosas que hacer y si no mal vamos... Ahora, por ejemplo, estamos volcados en la Fundación Cesare Scariolo para niños enfermos de leucemia en Andalucía y todo África oriental. Hay que seguir aportando nuestro granito de arena a la sociedad para que las cosas vayan un poquito mejor. Aparte de la Fundación, el golf, la lectura, mis perros y mi familia ocupan casi toda mi vida. El golf es una de mis pasiones más recientes. Cuando algo me gusta de verdad se convierte en una obsesión donde quiero alcanzar la excelencia. Odio perder el tiempo, por eso, me entrego al 100% en lo que hago. Soy una persona tremendamente perfeccionista. Si no encuentro esa pasión o no se me da bien, no tengo problema en abandonarla.

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