“El baloncesto está a la altura de lo que la sociedad demanda”
Elisa Aguilar, desde el lunes la primera presidenta en los cien años de historia de la Federación Española de Baloncesto, visita AS. La exjugadora encara un aluvión de desafíos.
Elisa Aguilar (Madrid, 1976) recibió el lunes un respaldo casi unánime (solo dos abstenciones) de la Asamblea General de la Federación Española de Baloncesto, lo que la convierte en la primera presidenta en la historia de una FEB que en este 2023 ha cumplido cien años de vida. Aguilar, una fenomenal base, 222 veces internacional con la Selección, es la primera mujer y el 12º presidente en la historia de nuestro baloncesto federativo. Releva a Jorge Garbajosa, que ha pegado el salto a la Federación Internacional, a FIBA Europa, y que antes de su elección la dio un buen consejo: “Disfruta del momento, que al día siguiente ya vendrán los problemas”.
Primeras horas frenéticas atendiendo a los medios, entre ellos a AS, al que tuvo la cortesía de visitar, y dispuesta de inmediato para afrontar un aluvión de desafíos. Preparada, pero distendida, repasó los retos inminentes, otros a más largo plazo, alguna inquietud y, en general, la situación del baloncesto.
“Queremos ser los mejores. Se puede hacer mucho para crecer”
“En la Federación siempre pensamos en crecer, de ahí que los desafíos sean grandes. Uno de ellos es elevar el número de licencias, alcanzar el medio millón en 2030, cuando ahora son 377.000, de ellas 130.000 femeninas. Luego tenemos muy presentes los acuerdos con las asociaciones de jugadores y con los clubes, el convenio colectivo de las chicas y el de coordinación de los chicos. Optamos, además, a organizar en julio el Preolímpico en Valencia, también vamos a disputar el femenino en febrero. Y paralelamente reforzaremos las Selecciones de formación tratando de aumentar el sentimiento de pertenencia e identificación. Pretendemos llevar el producto al aficionado con la mayor calidad y cercanía y nos ayudará el carnet de socio participante de la Federación. Queremos ser los mejores y hay muchas cosas por hacer para seguir creciendo”.
Un breve resumen con ambición de las metas que se fija la nueva presidenta, que en apenas unos meses deberá afrontar unas elecciones, en el segundo semestre de 2024 si alguno de los equipos de España es olímpico en París 2024. “En la Asamblea, sin embargo, expuse el proyecto con cuestiones a largo plazo porque no podía lanzar un mensaje para unos meses. Con cuatro años por delante estaría más tranquila, no lo niego, pero me centro en el día a día. Me presentaré a las elecciones y espero ganarlas”.
“Me siento parte de una cadena que trabaja para que no haya límites”
La primera mujer al frente de la FEB en sus cien años de historia no se siente “una bandera de nada”. “El primer paso para llegar hasta aquí lo di yo y luego he contado con los apoyos necesarios. Tengo la tranquilidad de que la Asamblea pensara en mí, no por ser mujer, sino por la meritocracia que he acumulado hasta ahora. Soy una jugadora formada, con experiencia, conozco lo que pasa en la cancha, pero también en los despachos. Los asambleístas han dado una lección de modernidad, de espíritu vanguardista y de valentía. Me enorgullece el baloncesto, está a la altura de lo que la sociedad demanda, que es que los cargos los ocupe alguien preparado. Si las chavalas me miran y piensan que pueden llegar, que lo hagan preparándose y completando el proceso, dándolo todo. No me siento una excepción, sino parte de una cadena que lleva mucho tiempo trabajando para que los límites desaparezcan”.
“Pensaron en mí no por ser mujer, sino por la meritocracia”
Durante la conversación, surge un interrogante, ¿por qué España es puntera en baloncesto sin ser un país con una población especialmente alta? “En la FEB lo hemos analizado bastante (Aguilar fue previamente directora de competiciones). La clave es que empezamos a competir muy pronto, en minibasket desde los 10 años en selecciones autonómicas y en las nacionales se concentran con 12 y los chavales ya entran en nuestra órbita. Las siguientes generaciones a la mía son mucho más altas, todavía por debajo de algunos países, pero lo que somos es muy competitivos y, al final, más que la altura, lo que se necesita es talento. En relación con eso vamos a crear el Club España para generar aún más una identidad, un sentimiento de permanencia que no se da en otros países como EE UU, donde acuden 12 jugadores diferentes cada año y así no se genera ni un equipo ni una Familia. Esa comunión no es un tópico, más bien algo que marca diferencias, y puede ayudar a que los que se vayan fuera vuelvan a España. Ahora, por ejemplo, el 80% de las jugadoras de la Selección femenina están aquí, en nuestra Liga, cuando hubo un momento que solo había dos. El esfuerzo de los clubes es inmenso, porque nuestras jugadoras reciben bastantes ofertas de otros países. Para mí la Liga Femenina es la mejor de Europa y lo puedo argumentar con datos. Igual que la LEB Oro es una de las destacadas del continente siendo nuestra segunda liga tras la ACB. La realidad es que es mucho mejor que las primeras de otros países. La vuelta de los ascensos y los descensos ha sido clave en la revitalización”.
Unos equipos de las ligas federativas que aspiran a llegar a la élite, pero que tienen otra misión, quizá la más importante, la de ayudar a formar a los jugadores españoles. “Lo que podemos hacer, lo hacemos; sin embargo, hay una normativa europea que no te puedes saltar, no puedes imponer 10 jugadores nacionales”, explica Elisa, que detalla lo que sí está en sus manos: “Potenciamos mucho al jugador de formación. En la LEB Oro hay cerca de un 45% de españoles, también estamos en ese número en los minutos que participan, en rebotes, asistencias… Tenemos criterios, igualmente, para reducir la cuota de inscripción si los clubes apuestan por chicos Sub-22. No es la panacea, pero continuamos trabajando. En la LEB Plata son obligatorios dos jugadores de formación sobre la cancha y en la EBA, un mínimo de ocho en plantilla”.
Unas competiciones que son la base de los éxitos futuros de nuestro baloncesto y que, en el caso de la Liga Femenina, lucha por “profesionalizar las estructuras para seguir dando pasos firmes dentro del paraguas de la Federación”. “El convenio colectivo entre los clubes y la Asociación de Jugadoras se encuentra bastante avanzado, restan todavía flecos. Y también desde la concordia y el entendimiento nos queda pendiente de renovación el convenio de coordinación con la ACB. Dos puntos vitales”.
“Existe esperanza entre la FIBA y la Euroliga, toca mirar el bien común”
Desde una visión más global, que rebasa a la Federación, aunque toque de lleno a todo el deporte de la canasta, Elisa Aguilar explica “el momento esperanzador” entre la FIBA y la Euroliga que quizá permita sellar la paz. “Que esté Garbajosa ayuda por su conocimiento y porque propiciará acabar con las fracturas. Igual que Andreas Zagklis, secretario general de FIBA. Hay que sentarse, negociar, ser generosos, si no será difícil, y hacer los deberes, de lo contrario nos empequeñeceremos todos. El pastel da lo que da y en el reparto toca mirar el bien común”. Es la hora.
Scariolo, Valencia y el sueño de Rudy
Una de las grandes aspiraciones de la FEB, que desde el lunes preside Elisa Aguilar, es que España esté en los Juegos Olímpicos (del 26 de julio al 11 de agosto) en categoría masculina, femenina y en el 3x3. Los chicos tienen una papeleta difícil, con la obligación de ganarse la plaza en uno de los cuatro Preolímpicos del 2 al 7 de julio. La Federación quiere organizar el torneo en Valencia, lo solicitará a la FIBA, para que aumenten las opciones de clasificación para París 2024 y, de paso, que Rudy Fernández consiga una gesta no alcanzada por nadie: disputar seis Juegos, seis consecutivos. Grecia también quiere celebrar uno y han sonado Letonia, Puerto Rico…
“Pedir el Preolímpico en Valencia es una cuestión deportiva, para tener las máximas garantías de ir a París, y luego hay un punto romántico, el de Rudy, que es nuestro capitán, para que pueda acceder a sus sextos Juegos y despedirse a lo grande. No será fácil, pero iremos a tope, lo pelearemos”, asegura Aguilar. Y será con Scariolo, que tiene contrato hasta los Juegos y… “seguirá hasta que él quiera”. “Ahí están sus logros y mucho más: es un trabajador metódico, que se preocupa por la base, por la estructura de la FEB y sus competiciones. Hay confianza plena en sus decisiones y si le sale una oferta de un club y la acepta, lo sabrá gestionar perfectamente”.