Gernika, un clásico que ha inaugurado una nueva era

El Lointek Gernika se ha convertido en un clásico de la Liga Femenina. Una entidad muy respetada que, eso sí, arrastra el lunar de Mario López, un entrenador icónico sobre el que pesa una petición de 14 años de cárcel por parte de le Fiscalía por agresión sexual a una menor.

Este año se ha tratado de buscar talento joven. Se presentaron con nueve caras nuevas en un plantel de 12. Incorporaron como cedidas a la canaria Elena Buenavida y la santapolera Awa Fam, para foguearse lejos del Valencia Basket. La primera fue candidata a mejor joven de la Euroliga, pese a que no tuvo mucha continuidad en el primer equipo taronja. La segunda renunció a una oferta de la NCAA para seguir su camino en el baloncesto profesional.

Otro nombre propio es el de Irati Etxarri, elegida MVP nacional e integrante del mejor quinteto de la Liga Femenina en la temporada 2021-22. Llegó a la selección absoluta femenina, pero una lesión en la rodilla cortó su progresión. Tras haber militado en el Araski, Cadi La Seu y Girona, llegó a Maloste para volver a sentirse feliz sobre una pista y poner al servicio del equipo su capacidad de liderazgo y experiencia, ya que, a sus 26 años, es la más veterana del equipo junto a la capitana Itziar Ariztimuño, separadas solo por unos meses.

La estrella hasta el momento está siendo Chery. Para el entrenador de todas ellas, lo importante es el grupo. “Era una premisa encontrar gente que por encima de todo tuviera esa capacidad de ser generosa para el equipo dando lo mejor para el colectivo. Luego en diferentes momentos hay partidos y rivales en los que hay jugadoras que tienen unos focos de atención mayor o de generación de ventajas, pero bueno, yo creo que lo más positivo y lo que realmente nos hace fuertes, es encontrar a un grupo de jugadoras que tienen siempre esa hambre por mejorar, que están muy comprometidas con lo que hacemos y cómo lo hacemos y que siempre están dispuestas a hacer algo por la compañera”.

Esa juventud asegura un nivel de esfuerzo, ambición y ganas de progresar que animan a un grupo. También hay cinco jugadoras euskaldunes y se celebró el regreso de Ane Olaeta y Naia Zubiaga, que se unen Marta Alberdi como representación de la cantera. En el caso de aquellas tras sus periplos fuera fueron tentadas para una vuelta al hogar. Para un pueblo pequeño de 16.000 habitantes, que haya tres canteranas en el primer equipo es digno de elogio.

Olaeta debutó con 17 años en el primer equipo, pero luego se marchó a Estados Unidos, a la California Baptist University, sin tener muy claro si quería dedicarse al baloncesto como profesional. Pero le sirvió para madurar a marchas forzadas. A la vuelta de este periplo de cinco años, fichó por el Ensino Lugo, su primer acercamiento a la Liga Femenina como profesional. Le costó adaptarse.

Zubiaga, una de las perlas de la cantera gernikarra, llamó la atención de la Federación Española que le ofreció integrarse en el proyecto Siglo XXI con tan solo 14 años. Y Marta Alberdi, por su parte, cumple su quinta temporada tras llegar desde los equipos de base. Empezó en la ikastola y tuvo la opción de ir a Estados Unidos, pero prefirió crecer en su casa. Las lesiones le han perseguido sin darle tregua.

Forman parte de un plantel con jugadoras de talento, con mucho futuro por delante, versátil y, como se dice ahora, entrenable. El manchego Lucas Fernández, que conocía bien el club tras ser ayudante durante cuatro años, considera que las chicas suplen la falta de experiencia con su idea de que ven al Lointek como una etapa importante en su trayectoria y eso les aportará motivación y un punto diferencial con el resto.

La bilbaína Itzi Ariztimuño y Ane Olaeta son las bases. Naia Zubiaga, Marta Alberdi, Laura Westerik, Elena Buenavida y Kendra Chery forman la batería exterior. Y Maya Dodson, Irati Etxarri y Awa Fam ocupan las posiciones de cuatro y cinco, con Chery como comodín.

La pretemporada, con el colofón de la Euskal Kopa, fue fabulosa. Al quedar fuera de Europa por primera vez tras siete años de idilio, toman más protagonismo que nunca la Copa y los playoffs. “Tampoco pasa nada por no estar un año fuera, aunque parece que se echa menos en lo que es el club o el entorno, al final es algo que te tienes que ganar con la competición y el año pasado lo intentamos, pero no pudo alcanzarse”, considera el entrenador.

El equipo foral ha tenido que lidiar con un par de inconvenientes esta campaña. Hace poco confirmó que habían decidido de mutuo acuerdo rescindir el contrato la con la pívot alemana Annika Soltau, una jugadora joven de 19 años considerada la mejor europea de su edad que no acabó de adaptarse. Dijo adiós tras cuatro partidos a las órdenes de Lucas Fernández promediando 3 puntos, 2 rebotes y 3,8 de valoración en algo más de 7 minutos por encuentro. “Se trabajó mucho para su adaptación. Hay unas líneas rojas importantes por parte del club y los servicios biomédicos, ella quería mantenerse al margen de ellas y eso no puede ser lo más positivo”, sentencia Fernández.

Antes dio la espantada la escolta estadounidense Taylor Mikesell, en unas circunstancias que sembraron la indignación en el Gernika. En una de las ventanas FIBA no regresó de su país y solicitó la rescisión de su contrato. “Fue muy decepcionante enterarnos cuando estaba en Estados Unidos de que se había llevado todo, el piso estaba vacío. Una sorpresa, es una jugadora en la que habíamos invertido enorme trabajo en verano, porque pensábamos que nos podía ayudar mucho”, comenta Lucas Fernández. Lógicamente hicieron valer sus derechos con una denuncia, por si la escolta aprovecha para firmar por otra entidad y en Gernika se quedan con dos palmos de narices.

Llegó rodeada de enorme expectación tras su paso por la WNBA, donde fue cortada por Los Angeles Sparks. El curso anterior fue elegida en el número 13 del draft por las Indiana Fever, aunque después disputó seis partidos con las Atlanta Dream. Su periplo universitario discurrió entre Maryland, Oregon y Ohio State, en la que logró en su primer año promedios de 18,6 puntos con un 47 por ciento en triples. Concluyó sus cinco cursos en la NCAA con un 42 por ciento de acierto en la línea de tres, con más de siete intentos por noche. Además, disputó con su selección el Mundial U17 de 2016 en Zaragoza y los Juegos Panamericanos de 2019 en Perú. Su primera experiencia en Europa ha resultado un absoluto fiasco. Y una faena, porque pasaba por ser el referente ofensivo del perímetro del conjunto granate.

Mañana domingo (12:00 horas) toca visitar al Joventut en el Olímpico por primera vez en la historia, “una pista bonita y un gran rival, a ver si somos capaces de sacarlo”. la idea de la Copa ronda sus cabezas. El último compromiso ante el Girona para las vizcaínas deparó un excesivo castigo porque hicieron méritos para pelear por el triunfo. Pero, bueno, era un tropiezo lógico, como el anterior ante el Perfumerías, otro de los grandes de la competición. “Sabes que para poder contar con alguna opción es necesario que ellas no tengan el día y nosotras lo hicimos bien. Hay una gran exigencia a nivel competitivo. Con el acierto, el oficio, la experiencia y el nivel de plantilla que tienen, te acaban ganando”, repasa Fernández.

La Penya se estrena en la élite y está siendo una de las revelaciones, ya que marcha quinta con un triunfo más que las forales e igualmente con sueños de Copa. Mantiene la estructura del ascenso y ha fichado a jugadoras que conocen la Liga Femenina, con talento y experiencia. una de ellas es Coulibaly, pívot de Mali que es la más dominante de la temporada. Anna Cruz y Dembele son otras piezas destacadas de un equipo muy coral.

Lucas cree que de aquí al final de la primera vuelta la tónica de igualdad no va a variar en la competición. “El nivel de la Liga ha crecido. Antes había un escalón grande entre esas ocho primeras plazas o el primer tramo con tres, ahora hay cinco equipos que están muy por encima los demás y luego sí que creo que el resto presentamos a un nivel muy similar. Es un final de primera vuelta, un mes de diciembre, donde tenemos partidos muy importantes, eso también nos motiva”.

Aplaude que el equipo se está mostrando competitivo y con personalidad fuera de casa. “No soy de marcarme excesivas expectativas en la pretemporada porque uno es consciente que al final ese tramo del año es un periodo de preparación, por tanto sabe que los resultados y que la competición ahí dista mucho de lo que luego viene a ser la realidad. Tuvimos esos dos primeros partidos en casa, donde, aun siendo competitivas, también los rivales pusieron un nivel muy bueno y no fuimos capaces de sacar la victoria. Lo que sí vemos es que el equipo crece y mejora, que se va mostrando competitivo, eso también nos ha permitido conseguir victorias. Ese crecimiento y esa consolidación de la identidad que queremos tener como equipo nos hace afrontar con mucha confianza y con un trabajo diario muy bueno la competición que va viniendo”.

Lucas es amante del juego dinámico y rápido, se esmera por apadrinar un estilo divertido. “Construimos un grupo amplio, con mucha versatilidad y compromiso”, insiste un Fernández que aboga por tener los pies en el suelo, y no deja de repetir que todo el mundo crece y que la gente que asciende trae bajo el brazo proyectos de clubes ACB. “Gran Canaria coge una plaza de un equipo que luego no sale y decide hacer una inversión muy potente... Primero hay que darle valor a la consistencia, la solidez del club y a mantener un proyecto competitivo. Y luego se trata de tener también nosotros esa pequeña ambición desde todos los estamentos del club para cada vez poder mejorar en pequeñas cosas y que eso nos haga cuando menos ser un equipo que muestra un buen nivel de competición y que lucha por estar en lo más alto de la clasificación o donde la competición nos pueda poner también”.

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