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¿Qué más hace falta? El París aspira a ganar la Euroliga

Golpe de efecto del París en casa del Olympiacos para lograr la décima victoria seguida y presentar candidatura a todo en la Euroliga el año en que debuta.

Piraeus (Greece), 06/12/2024.- Paris' T. J. Shorts (R) in action against Olympiacos' Sasha Vezenkov (L) during the Euroleague basketball match between Olympiacos Piraeus and Paris Basketball, held at Peace and Friendship Stadium in Piraeus, Greece, 06 December 2024. (Baloncesto, Euroliga, Grecia, Pireo) EFE/EPA/PETE ANDREOU
Piraeus (Greece), 06/12/2024.- Paris' T. J. Shorts (R) in action against Olympiacos' Sasha Vezenkov (L) during the Euroleague basketball match between Olympiacos Piraeus and Paris Basketball, held at Peace and Friendship Stadium in Piraeus, Greece, 06 December 2024. (Baloncesto, Euroliga, Grecia, Pireo) EFE/EPA/PETE ANDREOU PETE ANDREOUEFE

El París es una de las sensaciones del baloncesto europeo en los últimos años. Sin exagerar. Un club clonado del éxito del Baskets Bonn, con el dinero del directivo estadounidense David Kahn, cubriendo el hueco que americanos y europeos han visto desde hace un tiempo en la capital francesa y que nadie se atrevía a tapar. Ha venido para quedarse y desde la misma temporada de irrupción en la clase más lujosa del continente están siendo tema de conversación. A ver quién les para. Este viernes en El Pireo sumaron el décimo triunfo seguido, ni más ni menos.

Porque hay que tener arrestos y unos principios deportivos bastante asentados para presentarte en un primer año como candidato a todo en la segunda liga con más repercusión del mundo. En diciembre, con apenas dos meses de temporada transcurridos, se puede decir sin ningún miedo a equivocarse que aquí hay un aspirante al trofeo que en mayo se entregará en Abu Dabi. Una Final Four que será para recordar y veremos si es por más del obvio motivo. 11-3 de balance, y con derrotas por márgenes exiguos, para liderar la Euroliga gracias a un juego alegre, carente de presión, brillante, atrevido y, de momento, con resultados excepcionales. En casa del Olympiacos protagonizaron un partido taquicárdico, como los ataques que despliegan, que se resolvió con 90-96 y otra razón más a sus espaldas: hay que creer en ellos.

El París se ha cargado a Mónaco y Barça en sus estadios, al campeón Panathinaikos en Francia y en once días le toca el Real Madrid. Pruebas pasadas con nota. El Estrella Roja y el Olimpia de Milán, en las dos jornadas inaugurales, y el Bayern en un duelo sin prórrogas donde se metieron doscientos dieciséis puntos, únicos que les han doblegado. La historia del ex-baskonista Tiago Splitter como primer entrenador, además, casa a la perfección como hada madrina en esta historia de Cenicienta. Ya lo recordarán de haberlo leído en la infancia: al final el cuento acaba bien.

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La resolución fue de frenopático. El conjunto parisino disputó 33 minutos de fantasía y los enlazó con 3:55 de tormento en el que les pudieron los nervios. De tener en uñas a la afición del Oly, que por historia reciente y añadiduras a su plantilla es uno de los claros contendientes a ganar la Euroliga, a no pensar, saber parar, contemporizar. Con sus posesiones vibrantes y un acierto de nuevo sin igual alcanzaron el último cuarto y en él pintaron el marcador con un 60-80 que quitaba la tontería. En ese punto llegó el apagón. Y menudo que fue. Los de Bartzokas subieron líneas en defensa hasta asfixiar al contrincante, que se atoró durante uno y otro ataque. La alineación que el griego puso en liza, con tres bajitos para responder al vértigo que provocan los franceses (Vildoza, Goss, Fournier), llevó a pérdidas constantes -siete, cuatro de ellas forzadas por Evan- y la sensación de apisonadora pasando por encima de los cuerpos cadavéricos del París. Pero nada más lejos de la realidad. Casi medio cuarto infructífero volvió a dar paso a un golpe de efecto. Y en esa manera de reponerse es donde se ve a los más grandes. Se habían comido un 22-0 de parcial. T.J. Shorts (21 puntos), líder carismático, lo intentó aunque no fue el héroe. Con empate en el marcador, a 86, un rebote defensivo luchado con un salto a lo Sotomayor dio origen a la acción que serviría como estacazo: Lô cedió el balón a Shorts, base conductor, el germano se desmarcó en apenas unos segundos, la defensa tardó en colocarse, balón a la izquierda para Lô y triple en un pispás. Aún la tuvieron los locales con un tirazo de Fournier, máximo anotador de la velada con 25. Maodo sumó otro dos puntos en la línea de personal y precisamente Fournier vivió la cara inmerecida de la derrota: perdió el balón por el ansia que tenía de mandar todo a la prórroga, con sentencia fantástica de Hifi.

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