NBA | MAVERICKS 130 - BLAZERS 110
La lesión que puede ser una bendición para Doncic
Los Mavs rompen su mala racha de juego y resultados ante Portland, uno de sus equipos fetiche. Ante la ausencia de Kleber, Christian Wood se hace gigante.
Las lesiones nunca deberían considerarse que llegan en buen momento. La de Maxi Kleber, que estaré entre seis y ocho semanas de baja por lo menos, es un duro golpe para los Dallas Mavericks... en teoría. Muchos son los pívots que han ido pasando por Dallas estos años para hacer el trabajo sucio, pegarse en las zonas, cerrar espacios atrás, intimidar. Al final, el alemán ha acabado siempre por ser la mejor opción. Nada espectacular, aunque con días importantes, Kleber se ha convertido en una pieza clave de estos Mavs, de una plantilla que en general no está evolucionando como esperaban los mejores pronósticos (salvo Brunson, pero Brunson ya no está).
Dicho todo esto, en este caso la lesión de Kleber sí que puede llegar en el momento oportuno para su equipo. Porque su ausencia va a obligar, ya lo está haciendo, a Jason Kidd a poner más de lo que le gustaría (por lo demostrado hasta ahora) a Christian Wood. El pívot es, sin discusión posible a estas alturas de temporada, la segunda mejor arma ofensiva del equipo. Sin embargo sólo es el quinto jugador con más minutos de la plantilla y sólo ha empezado una vez de titular. Ha pasado de fichaje estrella de la franquicia texana a uno más por el empeño de su entrenador de no darle más tiempo en cancha, especialmente en los minutos finales, dejando claro que no confía en él o que no le gusta. O ambas cosas. Hasta ahora han sido contadas las declaraciones de Kidd en las que ha hablado bien de su jugador sin lanzarle alguna pulla o ponerle algún pero por el camino. Esta noche no ha sido así. “Hizo un gran trabajo permitiendo que pudiésemos jugar a través de él en el segundo cuarto, fue enorme para nosotros. El tiempo que estuvo en pista, en ambos lados de la cancha, nos llevó a la victoria esta noche”, es lo que declaró sobre Wood.
El pívot estuvo casi 30 minutos en pista en los que anotó 32 puntos (su máxima de la temporada) y cogió 12 rebotes. Hasta la lesión de Kleber sólo había jugado más de 30 minutos en 3 partidos de 24. En los dos últimos, con el alemán fuera de juego, promedia 32,5. Veremos si es un punto de inflexión para un equipo hasta ahora superpredecible en ataque, infinitamente peor en defensa que la temporada pasada y, en general, muy por debajo de las expectativas creadas con la final de conferencia del año pasado. Al partido de esta noche ante Portland, uno de sus rivales favoritos (les han ganado los últimos seis duelos), llegaban después de perder tres de los últimos cuatro enfrentamientos y, lo que es peor, dejando una imagen muy triste. Así que esta victoria, en la que Doncic fue el máximo anotador (33 tantos en 29 minutos, además de 6 rebotes y 9 asistencias) es una bocanada de aire fresco.