El Madrid construye sin Campazzo
La andadura del Real Madrid en la presente temporada es una especie de bocadillo, con dos buenas rebanadas de pan recién horneadas, envolviendo una pobre loncha de fiambre. El curso empezó con una racha de seis victorias, que incluyó el título en la Supercopa y el primer golpe al Barça, pero el camino se bacheó a partir del siguiente Clásico, con un resultado adverso que abrió un balance inquietante, de cuatro triunfos y cinco derrotas. El equipo tocó fondo en Zaragoza, ante un colista que se estrenó ante el Madrid. Aquel batacazo ocurrió hace un mes, pero como apunta el dicho: “Si tropiezas y no caes, adelantas el paso”. El tropiezo sirvió para retomar el impulso. Y el equipo blanco no ha vuelto a perder. Ya son ocho victorias consecutivas, entre ellas una ante el vigente campeón de la Euroliga, el Efes, y otra ante el vigente líder, el Fenerbahçe. La buena dinámica ha aupado al Madrid a la segunda plaza con 8-3, el mismo registro que su rival de hoy, el Mónaco.
La alarma de entonces navega ahora en una balsa de tranquilidad. Chus Mateo, que ya sabía que este curso le tocaba pasar un examen diario, con la sombra alargada del maestro Pablo Laso en la comparación constante, no ha cambiado el discurso. Cuando los resultados no acompañaban, el técnico recordaba que este Madrid, en estos primeros meses de campaña, estaba en “proceso de construir”. Y ahora que el viento sopla a favor, insiste en el término, pero con un matiz: “Es mejor construir desde la victoria que desde la derrota”. Los blancos mejoran sus engranajes, con viejos pilares, como Tavares, y con un salto de los nuevos, especialmente de Musa. Ahora, mientras la maquinaria se ajusta hacia un grupo competitivo y ganador, suena Campazzo, la guinda del pastel. En menos de diez días sabremos si regresa a casa. O si el Madrid continúa construyendo con lo que tiene. Que no está nada mal.