Damian Lillard, en el radar de los Heat
El base, todavía de los Blazers, podría llegar a fortalecer el proyecto de Miami y unirse a Jimmy Butler. Su tiempo en Portland y en un proyecto fallido, cerca de terminar.
El traspaso de Bradley Beal a los Suns ha provocado un auténtico terremoto en la NBA. Por un lado, en Phoenix se ha formado un big-three aparentemente espectacular, que tendrá ahora que completarse con una buena intendencia basada en contratos pequeños y así, ya veremos, intentar el asalto al anillo la temporada que viene. Es el objetivo. Por otro, hay un ligero perjudicado en todo esto, unos Heat que también estaban en los rumores para funcionar como recipiente de un Beal que ha acabado en Arizona. Eso sí, Pat Riley no se va a estar quieto: tiene claro que hay que reforzar el equipo, que ha conseguido llegar a las Finales de forma sorprendente, pero quedándose por el camino (4-1 y primer anillo de la historia de los Nuggets). La intención será volver a intentarlo el curso que viene. Con Riley siempre es así.
Hay otro gran interés por parte de los Heat, el de hacerse con Damian Lillard. Una estrella incontestable de la NBA, Riley tiene claro que para hacer el traspaso trabajará en torno a la figura de Kyle Lowry, y nunca se desprenderá del núcleo joven de la entidad, Tyler Herro a la cabeza. Y que, por supuesto, Jimmy Buler y Bam Adebayo son intocables. Pero tiene material para hacer un gran traspaso y Riley, con su privilegiada mente, lo sabe. Siempre se ha movido a la perfección por los recovecos del mercado, los tiempos que maneja son perfectos, su enorme poder de convicción un talento inequívoco y sabe olisquear siempre las mejores oportunidades. Es parte de la cultura de los Heat, que tienen la extensión del propio Riley en el banquillo (con Erik Spoelstra) y un afán de superación que les convierte permanentemente en candidatos.
Lillard es toda una estrella que no ha podido sacar provecho del proyecto de los Blazers. Lejos quedan las ocho clasificaciones consecutivas para playoffs (desde la 2012-13 hasta la 2020-21) con Terry Stotts como entrenador. La salida del técnico y la llegada de Chauncey Billups lo único que ha hecho es retrasar una reconstrucción necesaria, que no se puso en marcha ni cuando C.J. McCollum puso rumbo a los Pelicans. Lillard ha seguido ligado a su equipo de toda la vida y ha repetido hasta la saciedad que quiere quedarse y ganar un anillo en Portland. Pero los años pasan y no parece que ese triunfo esté cerca de llegar. De hecho, parece más lejos que nunca.
Es, por lo tanto, un buen momento para que Lillard se mueva. Los Blazers se ahorrarían más de 45 y 47 millones (player option) en las dos próximos temporadas y tendrían margen salarial para seguir mejorando. También iniciarían, de una vez por todas, una reconstrucción eternamente postergada si consiguen por el camino algún jugador joven y rondas del draft. Y, si va a los Heat, el cambio de aires también sería bueno para la estrella y los de Florida pasarían a ser claros candidatos. Al fin y al cabo, acaban de jugar las Finales, mantienen un proyecto competitivo y añaden al roster a un jugador que, recordemos, se ha ido a más de 32 puntos y 7 asistencias de promedio esta última temporada. Casi nada.