¿Ha cogido el Unicaja la medida al Madrid? De momento sí
El triunfo del Unicaja Baloncesto ante el Real Madrid en la Copa de Las Palmas de Gran Canaria confirma la hegemonía verde. Hay algunas claves.
Ibon tiene un plan. Es el mantra que se ha instalado en el Unicaja de Málaga, en referencia al entrenador que les representa, para explicar el boom del equipo en las últimas temporadas. Un modelo sólido que tiene diferentes asideros. Se ha optado por mantener el bloque, siempre crucial para el crecimiento de un club, con excepciones como las salidas de Darío Brizuela a otro lugar o Will Thomas para retirarse. A ellos hacía referencia, agradeciendo haber sido parte fundamental, Navarro cuando se dirigía a los españoles que en ese momento sintonizaban el 16 de febrero su aparato de televisión. Los verdimorados acababan de ganar otra Copa del Rey. Repiten lo logrado en 2023, en aquella ocasión en Badalona. ¿Unicaja? Hablamos del nuevo tótem del baloncesto patrio. Al bloque, gastando el presupuesto en renovar a jugadores que sí funcionan, hay que añadir a los arquitectos del mismo, el director deportivo Juanma Rodríguez e Ibon Navarro a las órdenes del cuerpo técnico. También ha caído en gracia el presidente López Nieto, al que los aficionados al fútbol conocerán por su faceta de árbitro, desde que asumió el cargo. El apoyo de un banco con el patrocinio, que es dinero estable que no hay que desmerecer. Otro detalle no menor es el camino que han elegido: rechazan la Euroliga, que ya les echó el lazo, por la conjunción de inversión económica de poco retorno y lo extenuante que hace el calendario a los que participan en ella. Son algunas pinceladas que precipitan resultados como el de Canarias, catorce tantos de diferencia entre finalistas coperos. Auténticos buques insignia como el Barça o el Madrid, los blancos esta misma semana, han caído en las redes del Unicaja. El cambio de paradigma es digno de estudio, el que deberán hacer los vencidos.
Así fue el partido
El Unicaja se ha propuesto acabar con la hegemonía de los más grandes siguiendo una línea sin desviarse de la misma, con esfuerzo y tesón, recuperando para Málaga el baloncesto cuando creían allí que estaba muriendo.
Porque hay que retroceder a 2022, cuando Navarro se hizo con el banquillo del equipo. Con experiencia en Manresa, Andorra, Murcia o Vitoria, su tierra natal, el reto era grande: la comunión entre jugadores y afición estaba bajo mínimos, con un Carpena desangelado, una ristra de entrenadores con la excepción de Plaza y remontándose a los tiempos de bonanza con Scariolo para poder sonreír, y mucho que arreglar. Se ha conseguido.
El Unicaja no sólo es el campeón de Copa, obtuvo el mismo premio en la Supercopa allá por septiembre y contra el mismo oponente, el Real Madrid de Chus Mateo. Es, además, el campeón mundial de clubes. Casi nada.
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El Madrid estaba en buen punto en verano, renovando plantilla tras las retiradas de Rudy Fernández y Sergio Rodríguez y tras una campaña en que se quedaron a un partido de los cuatro títulos. Ahora hay competencia.
Mirando atrás podemos ir al 2023, el de la Copa de Badalona, donde los malagueños eliminaron al Real en una de las semifinales. Otro precedente lo tenemos en el partido de Liga en el Palacio de la temporada pasada, donde los de Ibon rompieron una racha de diecinueve triunfos merengues. La anterior a la que nos emplaza la actualidad está en la Supercopa, en la final, con un Kameron Taylor haciendo de termómetro. Aquí hay trama.
El Madrid se ha encontrado con la horma de su zapato. Aquel plantel de Laso, el que tanta historia ha escrito, ese modelo ganador aunque a menor escala, es el que se trata de replicar en la Costa del Sol. Y no les va mal.
Sí que hay déficit
Con conceptos muy simples. Así le juega el Unicaja al Madrid últimamente cuando tienen que verse las caras. Y quizá la próxima sea en el playoff de la Liga Endesa, la guinda al proyecto andaluz. Perry, el verso más libre, destrozó en pocos minutos al Real en el Gran Canaria Arena, mientras que Díaz, el otro base, juega con corsé y reparte latigazos. Kalinoski es pieza fundamental, mareando a los defensores al pasar bloqueo y rebloqueo para generar ventajas en el lado bueno y en el débil. Carter es un huracán y, aunque su figura despiste, con claros conceptos defensivos. Taylor, el que mide la temperatura, tiene una explicación sencilla: lo poco que tardó el club en ficharle cuando Brizuela se marchó al Barça. Barreiro y Djedovic, aleros, aportan cordura y trabajo sucio. La capacidad que atesoran todos los exteriores de jugar con los tiempos, acelerando el ritmo o ralentizándolo a conveniencia, les pone al mando. Pero en toda planificación surgen dudas; en la del Unicaja están en la pintura. Hay superpoblación de interiores. El amago de salida de Osetkowski por dopaje en el verano de 2024 hizo tapar un hueco que finalmente no se cavó. Con él jugando de ‘5′, o con Kravish, se plantea un problemón al Madrid de Tavares: bloqueo y apertura para el tiro del pívot y el gigante saliendo a puntear. Así han llegado muchos puntos. Pero la amenaza no acaba ahí. Este pasado domingo, siendo Balcerowski una comparsa como lo fueron en el rival Fernando e Ibaka, un hombre alto volvió a hacer sombra a Tavares jugando a lo mismo; ocurrió en la Supercopa, uno de sus mejores partidos, y en Copa de nuevo hay que hablar de Sima como elemento disruptor. Mirando a los ojos del tigre. Ejim, importante en duelos pasados, ni compareció ni falta que hizo. Fondo de armario y gente que lo haga valer.
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