Jabari Parker: “Podría haber dejado el baloncesto a los 14 años”
El ala-pívot hizo ante el Andorra su mejor partido con el Barça: 34 puntos (6 de 8 en triples) en 21:11. Tras esa exhibición habló para los medios del club.
El ala-pívot Jabari Parker, que este domingo protagonizó su mejor partido con el Barça (34 puntos en el victoria azulgrana ante el MoraBanc Andorra en la Liga Endesa), ha asegurado que “la única camiseta” que guardará en su casa cuando se retire será la del equipo catalán.
Escogido en el número 2 del draft de la NBA en 2014 por los Bucks de Milwaukee, Parker ha vuelto a reconciliarse con el baloncesto gracias al Barça, que hace dos veranos apostó por él después de superar dos graves lesiones de rodilla que le apartaron de la liga profesional estadounidense.
“Yo estaba en un momento en que estaba asumiendo que no jugaría por ningún equipo. No respondía a las llamadas de mi agente y él vino a verme en el pabellón”, declaró Jabari Parker, en una entrevista concedida a los medios del club catalán, quien se estaba entrenando en solitario Hawái. “Me dijo: ‘te conozco desde pequeño y necesitas seguir jugando’. Entonces llamó mi agente en Europa y me preguntó si podía estar en Barcelona al día siguiente”. Tras un vuelo de 14 horas, probó en el club y firmó.
“Habría sido muy bonito ser una de las grandes estrellas de la historia de la NBA, pero no hay nada garantizado. Podría haber dejado el baloncesto a los 14 años y ahora, con 30 años, todavía estoy jugando en el deporte que me encanta, jugando la Euroliga, en una ciudad y un club espectacular", afirmó.
Normalidad
Y es que en Barcelona, donde el baloncesto es un deporte “casi espiritual”, -apunta-, Parker ha vuelto a ser feliz. “La gente vive, come, bebe y duerme baloncesto. Y esto es lo que quiero, porque me encanta este deporte. Cuando veo aficionados cantar durante 40 minutos o a personas de 70 años venir a cada partido, sé lo que supone estar en este lugar”, ha dicho.
El ala-pívot azulgrana admite que, a veces olvida que, tras sus lesiones, no tenía "la garantía de poder andar con normalidad“, y que ahora puede “hacer lo mismo” antes de pasar dos veces por el quirófano. “Me siento afortunado”, afirma.
“Me he roto el ligamento cruzado anterior dos veces, con dos reparaciones de menisco. No tendría ni que estar andando de forma normal pero estoy jugando a un nivel alto”, reconoce. “La gente dice que soy una historia trágica. ¿Qué hay de trágico en mí? Gané millones de dólares, alimenté a mi familia, saqué a mi familia del gueto”, explicó.
“Mi éxito es que me levanto y puedo estar con mis seres queridos, que puedo hablar con mis amigos, compartir este espacio. Esto es lo único que me importa. Todo lo demás, dinero y los sitios en los que he estado… ni siquiera le he dado importancia a mi posición del draft. He cumplido mi sueño es lo único que me importa”.
Su infancia
De su etapa escolar, explica que tiene “grandes recuerdos jugando en el patio” y revela que, en la guardería, fue el último niño en empezar a andar y que siempre se ha sentido observado por su altura. “Siempre quería tener la altura de los otros niños”.
Aprendió a jugar a baloncesto desde pequeño y siendo miope, ya que no quería llevar gafas y “parecer un friki”. Observaba cómo su padre, ex jugador de la NBA, enseñaba a jugar al hermano mayor. Los tres pilares de su infancia fueron su familia, la iglesia y el baloncesto. Creció en South Shore, un barrio de Chicago donde no todas las familias están estructuradas. “Cuando mi madre trabajaba, mi padre estaba en casa y no tenía la tentación de estar fuera de casa hasta tarde”.
De hecho, su padre no quería que él estuviera jugando a baloncesto en la calle. “Podía pasar cualquier cosa, peleas, gente vendiendo cualquier cosa o disparos... Había gente que moría delante de mi casa”. “Por suerte, mi hermano tenía la llave de la iglesia y pasábamos todo el tiempo en el pabellón anexo. Éste es el motivo por el que todavía estoy aquí”.
Vegano
Practicante de la religión mormona, asegura sentirse más joven desde que hace una dieta vegana, una decisión que tomó “cuando un compañero de la iglesia tuvo cáncer”.
“Entonces aprendí a hacer un cambio y a pedir comida más sana. Juego mejor gracias a él. Murió hace dos años y le echo mucho de menos", recuerda emocionado Jabari Parker, una estrella discreta a la que le gusta mantenerse fuera de los focos y que no tiene perfil propio en las redes sociales.
“No hay diferencias entre yo y el chico que limpia el suelo del Palau”, sentencia el jugador de Chicago.
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