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BARCELONA

Crónica de un fracaso anunciado

El Barça cierra la temporada en blanco y obligado a renovar el equipo y el cuerpo técnico. La apuesta no ha funcionado.

Crónica de un fracaso anunciado
Rodolfo MolinaDiarioAS
Liga Endesa

El Barça ha acabado la temporada con 51 victorias y 31 derrotas en la que ha sido la tercera peor campaña de los últimos 30 años por número de partidos perdidos. Unos números que no sorprenden y que son la consecuencia de una apuesta de la dirección deportiva que no ha salido bien. Una apuesta por Roger Grimau, sí, pero también por una plantilla descompensada, poco del agrado del técnico, en la que varios jugadores han rendido muy por debajo de su nivel, algunos incluso con actitudes poco profesionales. La culpa es compartida, las causas son múltiples, pero es evidente que el Barça ha estado muy lejos de sus estándares. O al menos de los que fijó Sarunas Jasikevicius: con él en el banquillo la media de victorias fue un 13,4% más alta, se ganó al menos un título en cada temporada (dos Ligas y dos Copas) y se llegó en las tres campañas hasta la Final Four. Entonces: ¿qué ha pasado? Muchas cosas en la pista, pero también fuera de ella:

Un cuerpo técnico inexperto

La apuesta por Grimau contenía un riesgo intrínseco evidente: era su primera experiencia en la élite. Y es algo que claramente le ha pasado factura. Tanto de cara a los jugadores, muchos de los cuales han mantenido dudas sobre el técnico a lo largo de la temporada, como en lo que se restringe estrictamente al juego. Con un talante diametralmente opuesto al de Jasikevicius, le ha costado mucho romper las malas dinámicas durante la temporada así como los malos parciales en los partidos.

Una plantilla desaprovechada

Pese a contar oficialmente con 14 jugadores en nómina Grimau solo ha utilizado más o menos asiduamente a 12 y en muchas ocasiones solo a diez. Nnaji y Paulí han tenido una aportación testimonial y durante buena parte de la temporada hombres como Parra, Brizuela o Jokubaitis se han quedado sin jugar ni un solo minuto pese a vestirse de corto. El técnico catalán decidió apostar por los hombres en quienes confiaba y algunos, como Vesely o Laprovittola, han llegado muy justos al final de temporada.

Willy Hernangómez no es Nikola Mirotic

El mayor de los Hernangómez debía ser la referencia del equipo, el tótem sobre el que construir el nuevo Barça, y ha acabado con unos números muy discretos en la temporada de su retorno a Europa. Evidentemente no es Mirotic, ni se le parece, pero ha aportado mucho menos de lo que sumó el montenegrino en sus temporadas en Barcelona, donde sí fue uno de los líderes del equipo.

Vestuario poco profesional

Pese a haber jugadores con una ética y un trabajo excelentes, ha habido otros que han tenido actitudes que han dejado mucho que desear. No es ningún secreto, pues lo expresó públicamente Juan Carlos Navarro. Más allá de nombres concretos, la realidad es que una parte pequeña pero relevante del vestuario no ha creído nunca en el proyecto y ha dejado ‘caer’ a su entrenador. De hecho, esperaban que la salida de Grimau llegara bastante antes en la temporada. No ha sido así y su implicación con el club no ha sido la deseada.

Más fuera que dentro

Muy ligado con el anterior punto, están los jugadores que saben que no continuarán la temporada que viene. Algunos, como Oriol Paulí, han trabajado como nadie y han sido un ejemplo de profesionalidad. Otros, como Kalinic o Jokubaitis, hace semanas que están de vacaciones. Algo que puede ser determinante en el tramo final de temporada, como ya ocurrió con Brandon Davies hace un par de temporadas.

La adaptación de Ricky Rubio

Lo que parecía una excelente noticia se ha acabado convirtiendo no en un problema, pero sí quizás en un inconveniente. Algo parecido a lo que sucedió con el regreso de Pau Gasol. No se le puede reprochar nada a Ricky que estaba y sigue estando en un proceso de recuperación y ha puesto todo de su parte para que su segunda etapa en Barcelona funcionara. Pero no lo ha hecho. Su llegada rompió la rotación de los bases y salvo algún momento puntual está claro que está lejos de su mejor nivel. Todavía se está recuperando y si sigue, que está por ver, puede ser un activo de valor para la temporada que viene.

Bases sin amenaza desde el triple

Un problema en la confección de la plantilla que se agravó con la llegada de Ricky. Ni él ni Satoransky ni Jokubaitis son grandes tiradores y eso ha pesado en un equipo que demasiadas veces ha tenido problemas para anotar desde fuera. Al menos desde la posición de base, algo importante en el baloncesto actual.

Poca intensidad defensiva

El gran problema del Barcelona esta temporada ha sido la defensa, que evidentemente no ha estado a la altura en los grandes duelos. Se ha visto en esta última serie contra el Real Madrid, donde ha encajado 97, 104 y 95 puntos en tres partidos consecutivos, pero es un problema que han arrastrado durante toda la temporada.

Plan de ataque

Desde el primer día Grimau dejó clara su idea: correr, transicionar y dar más espacio al talento de los jugadores. Algo que ha funcionado cuando el equipo lo ha logrado hacer, pero que ha sido una arma de doble filo. En ataque estático se han quedado demasiadas veces sin ideas y siendo absolutamente dependientes de la inspiración de Laprovittola, el jugador de la plantilla con mayor capacidad anotadora.

Tiros libres

Quizás consecuencia de todo lo anterior, los porcentajes del Barça desde el tiro libre han sido muy bajos. El de algunos jugadores, paupérrimo. Han sido el peor equipo de la Euroliga en ese aspecto (72′6%) y el segundo peor de la ACB (72′5%). Ahí se han dejado muchos puntos.

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