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NBA | MAVERICKS 109 - SUNS 86 (3-3)

Heróico Doncic: los Mavs se salen y habrá séptimo partido

Ejercicio de orgullo fantástico de unos Mavericks que vuelven a ganar en casa y fuerzan el séptimo partido. Doncic, con 33+11+8+4, espectacular.

Ejercicio de orgullo fantástico de unos Mavericks que vuelven a ganar en casa y fuerzan el séptimo partido. Luka Doncic, con 33+11+8+4, espectacular.
Ejercicio de orgullo fantástico de unos Mavericks que vuelven a ganar en casa y fuerzan el séptimo partido. Luka Doncic, con 33+11+8+4, espectacular.Jerome MironUSA TODAY Sports

El milagro todavía es posible. De hecho, está más cerca que nunca. Los Mavericks se imponen en el sexto partido con una exhibición que demuestra un ejercicio de pundonor, orgullo y supervivencia espectacular. Un duelo que dominaron de principio a fin, en el que maniataron a sus rivales y se permitieron el lujo de dar descanso a Luka Doncic en los últimos minutos. El esloveno fue el mesías, el líder espiritual, deportivo y moral de un equipo descarado, químicamente en conexión permanente, desafiante, extrovertido y divertido. Y los texanos disfrutaron ante su público de una victoria que puede ser la última de la temporada en su partido final en Dallas. Todo pasará por ver qué pasa en el duelo final, un game seven. Según un tal Bill Russell, "las dos mejores palabras del deporte". Un nuevo desafío para uno de los equipos que, pase lo que pase, acabará la temporada con un merecidísimo sobresaliente.

Lo cierto es que los Suns llegaron al American Airlines Center a verlas venir. La sensación fue esa, pues en ningún momento mostraron una resistencia especialmente grande y al salir del túnel de vestuarios parecían con la cabeza más puesta en el séptimo que en intentar remontar el sexto. El resultado ahí todavía no era definitivo: 60-45 para los Mavericks, a los que le costó más arrancar que en sus dos partidos anteriores disputados en Dallas y llegaron a ir 17 iguales antes de acelerar y finalizar el primer cuarto 28-25. Los Suns resistieron hasta el 41-39 antes del primer gran acelerón de los locales, que empezaron a manejar ventajas de dos dígitos. Y parecía que el sobreesfuerzo no iba con el equipo de Arizona, pues pronto se dejaron ir, apenas protestaron faltas y se encomiendan al séptimo partido, en casa y ante su público. Una decisión que no siempre es la más adecuada: jugarse la temporada a un solo partido en un arma de doble baremo. Especialmente cuando, en teoría, la serie debería haber sido sentenciada mucho antes.

Luka Doncic fue, en 35 minutos, el capitán-general de una victoria que confirma una machada que ya solo puede acabar en milagro absoluto, histórico, impepinable, si salen vivos del séptimo y avanzan a sus primeras finales de Conferencia desde 2011. El esloveno acabó con 33 puntos (11 de 26 en tiros de campo, 2 de 8 en triples y 9 de 14 en tiros libres), 11 rebotes, 8 asistencias y 4 robos (16 totales de los Mavs, la segunda mayor cifra de la historia de la franquicia). Aguantó las embestidas del rival, posteó con inteligencia, repartió juego a cal y canto, encontró a sus compañeros con facilidad e incluso ganó un challenge en el último cuarto que habría supuesto su quinta falta. El arbitraje fue casero (36 a 21 en tiros libres para los Mavs), pero los Mavs fueron más allá: 16 de 39 en triples (un 41%) y recuperación de dos jugadores muy importantes que habían desaparecido en Arizona: Reggie Bullock (19 puntos, con 5 de 11 en triples) y Spencer Dinwiddie (15, con 5 de 7). Jalen Brunson fue el responsable de hacer sufrir en defensa a Chris Paul con 18 puntos, y Doncic también incidió mucho sobre el base rival. Un ejercicio colectivo espectacular y una defensa fantástica a través de la cual se sustentó el gran triunfo.

Los Suns fueron la otra cara de la moneda. Aunque pasen a las finales del Oeste, lo van a hacer muy tocados, con ya tres actuaciones que dejan mucho que desear y con un Chris Paul que si no gana el anillo este curso puede hacer mucho daño a su propio legado: apenas 13 puntos y 4 asistencias en más de 35 minutos, después de anotar 5 y 7 en los dos útimos encuentros. Además de 5 pérdidas (22 de los Suns, un bochorno en ese aspecto) y 5 faltas personales; y -13 con él en pista. Una actuación pírrica que esta vez no arregló nadie: Jae Crowder empezó con ganas, pero se dilutó pronto, Devin Booker se fue a 19 puntos de manera intermitente y parece mentalmente fuera en algunos momentos, y DeAndre Ayton sigue siendo el mejor argumento (21+11) que los Suns no saben utilizar. Monty Williams, de nuevo sin soluciones, empieza a tomar (o a no tomar) decisiones importantes. Y, otra vez, jugárselo todo en un séptimo partido y dejarse ir en este tipo de encuentros parece una táctica impropia de un equipo que ha ganado 64 partidos en regular season.

El séptimo partido será en la noche del domingo al lunes en España. Un partido que promete, como todos los séptimos partidos, estar cargado de tensión taquicárdica y experiencias fundamentalmente increíbles. Nadie ha ganado fuera de casa en esta serie, pero los que tienen mucho que perder son los Suns: iban 2-0 y 3-2 arriba y en ambas ocasiones los Mavericks han respondido. No tienen respuestas contra Luka Doncic y Jason Kidd, que hoy ha dado más tiempo a Dwight Powell (8+3) para los cambios defensivos, le está dando un baño a un Monty Williams perdido y superado. Y no pueden permitirse el lujo de perder en segunda ronda ante un equipo que se encuentra en otro momento de un proyecto que ya ha dado pasos agigantados en la presente temporada. Los texanos, por su parte, van sin nada que perder y con mucho que ganar, sin presión pero con tensión. Sabedores de que todo lo que venga a partir de aquí es un premio. Luka Doncic, por su parte, sigue agrandando, con 23 años, un currículum que no tardará mucho en ser de leyenda. Y sigue incansable. Buscando un hueco en el paraíso. En el Olimpo. Entre los mejores. Historia.