Wall hace lo obvio: 47 millones más
El base se acogerá a su player option para la próxima temporada y a partir de ahí se moverán las opciones sobre su futuro. Esta temporada ha cobrado más de 44 millones y no ha jugado.
Michael Scotto, de Hoopshype, ha sido el primero en adelantar una noticia que parecía cantada, pero que tiene mucho trasfondo: John Wall va a ejecutar la player option que le mantendrá con contrato para la próxima temporada a razón de más de 47,3 millones de dólares. El base no ha jugado en toda la temporada 2021-22, sin acuerdo con los Rockets sobre su rol en un equipo en profunda reconstrucción. Su edad (cumplirá 32 años en septiembre, antes de la próxima temporada) y su peliagudo trance con las lesiones le dejaron sin pretendientes en el mercado, nulo para un contrato que la pasada campaña fue de 44,3 millones, el segundo más alto por un curso de la historia de la NBA, por detrás de los 45,7 de Stephen Curry y a la altura de los también 44,3 de James Harden.
Ahora Wall volverá a ser el segundo sueldo más alto de la NBA (Curry cobrará 48 millones) sin ninguna certeza sobre su precaria situación deportiva. Cuando se confirme que no será agente libre y se acogerá a esa player option, opción segura desde un punto de vista económico, los Rockets tratarán de volver a facilitar un traspaso, casi imposible. Pero en la NBA, nada es imposible: durante este curso se planteó la opción de un intercambio con los Lakers por Russell Westbrook. Los angelinos se quitarían el problema que ha acabado siendo el base y Wall es, además, cliente de Klutch, agencia de Rich Paul, mano derecha de LeBron James. Y los Rockets se llevarían al menos una primera ronda de los Lakers. Pero hasta una opción así parece muy poco probable, salvo absoluta desesperación de los Lakers.
Si no hay traspaso, y antes de estudiar un posible regreso a las pistas con los Rockets que parece la última opción, se plantearía el buyout, un acuerdo por el que Wall perdonaría un porcentaje de su salario y los Rockets dejarían libre al jugador para que firmara por otro equipo en condiciones económicas muchos más adaptadas a su situación real. Durante esta temporada, Wall no quiso plantearse esa posibilidad para no perdona nada de su sueldo, pero la perspectiva de dos años completos sin jugar, ahora que a su carrera no le queda mucho en cualquier caso, puede hacer cambiar de opinión al número 1 del draft de 2010, un base que estuvo hace no tanto entre las grandes caras de la NBA y fue all star en cinco años seguidos, entre 2014 y 2018.
Wall solo ha jugado 113 partidos (sobre 390 posibles, menos de un 29%) desde el verano de 2017. Se ha perdido dos temporadas completas, y lo último que se vio de él fueron 40 partidos con los Rockets 2020-21, tras ser traspasado en la operación que llevó a Russell Westbrook a Washington Wizards, el equipo en el que había jugado Wall desde 2010. Promedió más de 20 puntos y 6 asistencias, pero con poca eficiencia y sin la explosividad física que le convirtió en un base vertiginoso, determinante.
Ahora parece increíble que Wall perciba ese dinero, pero en su momento estaba totalmente justificada la extensión que firmó con los Wizards. Pongámonos en la temporada 2016-17. Había jugado el cuarto de cinco all star seguidos y entró en el Tercer Mejor Quinteto de la temporada: 23,1 puntos, 4,2 rebotes y 10,7 asistencias. El 26 de julio, cerrado un curso espectacular en el que el equipo de la capital cayó en siete partidos de segunda ronda del Este contra los Celtics y parecía en rampa de despegue, Wall firmó una extensión de 170 millones por cuatro años que se iba hasta, con inicio en 2018, a este 2022 vía player option. Problemas muy graves de rodillas y una rotura en el tendón de Aquiles tiraron por tierra lo que estaba siendo una carrera espectacular y crearon uno de los peores contratos de la historia. Uno que acaba de producir más de 44 millones sin un solo minuto en pista y que va a asegurar más de 47 para una próxima temporada en la que nadie sabe qué va a pasar con John Wall. El dinero, eso sí, está asegurado.