Los Lakers sanan a los Jazz
Un partido con los Lakers y los Jazz dejan atrás una mala racha de resultados y, además, de malas palabras en su vestuario. Los angelinos miran al mañana.
Los Jazz han terminado esta semana una gira por el Oeste que les ha dejado una serie de resultados malísimos. Cinco derrotas. La última, ante los Clippers en Los Ángeles. Han tenido que volver a casa y enfrentarse al otro equipo de esa ciudad, los Lakers, para poder quitarse esa espina del corazón. La crisis de identidad que atraviesan los de Salt Lake City en las últimas semanas en comparación con lo embalados que iban a principios de curso es reseñable, pero nada tiene que ver con el dislate al que han acostumbrado sus hoy rivales.
Utah necesitaba que entrara el aire fresco en el vestuario después de escucharse palabras gruesas en ese último compromiso en la NBA. Se habían dejado remontar 25 puntos en L.A. en el regreso a las pistas de Paul George, una fiesta de la que fueron partícipes, y los dos jugadores de referencia de la franquicia hablaron y mal. Gobert reclamó que se "desconectaran" y que "nunca nos ensuciamos las manos". Mitchell, recordando que el año pasado perdieron en los playoffs contra estos Clippers, espetó que es "la misma mierda" y que "me siento de una forma igual". Estos malos pensamientos han quedado en el aire, sin mayores consecuencias, después de haber regresado al camino de la victoria al recibir a un contrincante que ni siquiera tenía el triunfo en mente. Porque todo lo que los Lakers tocan este año, menos lo suyo, se convierte en oro.
Los Lakers quisieron pelear sin efectivos en el Vivint Arena y, claro, llegó la caída. La franquicia ha reservado la vuelta de LeBron James, con molestias de tobillo, y el esperado Anthony Davis para el encuentro que tienen la próxima noche ante los Pelicans. Tiene doble implicación, también por ser rival directo en la clasificación, por lo que se entiende que priorizaran ése en un calendario que está exageradamente apretado para ellos en esta fase del curso. Ninguno de los dos jugó ante los Jazz y esa falta de potencia se notó ante un conjunto que, pese a su lucha interna, en la Conferencia Oeste es el quinto mejor clasificado.
Dwight Howard resurgió con un doble-doble (21+12), números que no había visto desde hace más de dos años, y ni eso valió para animarse. Mitchell (29), Gobert (25) y los muy acertados Clarkson (19) y Conley (18), además de un Juancho que esta vez no fue titular pero estuvo veinte minutos en cancha, quedaron por encima de los Lakers. 122-109, el resultado final.
Los locales empezaron pronto a hacer daño con el juego de bloqueo y continuación para Gobert y, en caso de que no fructificara o no estuviera en cancha, mover el balón por fuera para encontrar al hombre liberado. Estrategia clásica en la que se puso de manifiesto no sólo que saben ejecutarla sino que estos Lakers no tienen antídoto para algo que es sabido. Con ello se despegaron los locales bien pronto. Sólo un triple de Augustin sin ángulo y un tiro de Westbrook a tablero impidieron que la distancia fuera de diez, que ya lo había sido antes, al término del primer cuarto. Pero la rotación es amplia para Snyder, pese a que no utilizó a Rudy Gay esta noche, y hay mucho tirador en ese equipo. Los triples cayeron como lluvia en el segundo y tercer cuarto y la diferencia se estabilizó sin que los Lakers tuvieran respuestas. Howard estaba sobrepasado en defensa pese a que en ataque probaba por dentro con colgadas y por fuera con triples. El equilibrio estaba sólo de un lado. Westbrook, que con 24 puntos fue el máximo anotador de los Lakers, no pudo llevar a sus chicos a ningún punto en el que desestabilizaran el plan de los Jazz y, en consecuencia, la derrota se sirvió en bandeja. Los de California mantienen la angustia en cada cita.