COPA DE LA REINA | PERFUMERÍAS-IDK EUSKOTREN
Las hermanas Muguruza, una forma diferente de gestión
Azu es la entrenadora de IDK Euskotren y Carmen, la presidenta. Son el alma máter de un proyecto muy familiar en Liga Endesa Femenina de baloncesto. Hoy, estreno ante el Perfumerías en la Copa.
Azu y Carmen. Carmen y Azu. Son las inseparables hermanas Muguruza, el alma máter indudable del IDK Euskotren, un modesto equipo de la Liga Endesa Femenina de baloncesto que pertenece al club Ibaeta Basket. Hoy en Valencia tiene un estreno con ganas de épica en la Copa de la Reina, ante el favorito y todopoderoso Perfumerías Avenida.
Azu Muguruza (San Sebastián, 22 abril 1968) es la entrenadora del primer equipo y se encarga del aspecto deportivo. Ocupa el banquillo más estable de todo el baloncesto de élite español, es decir, ACB, Liga Femenina y LEB, 30 años de permanencia. Carmen Muguruza es la presidenta y lidera la gestión económica del club. Les ayudan Iulene Olabarria, exjugadora y excapitana del equipo, mano derecha de Carmen en los despachos; y Jon Santamaría, exjugador y excapitán del GBC, que se encarga de todo el aspecto formativo con la escuela del club. El suyo es un proyecto liderado por mujeres y para mujeres. Es ambicioso, porque en los últimos años han dado el salto a las fases finales de la Copa y el playoff por el título, aunque en las dos últimas ligas ha quedado descabalgado de este. Pero también se trata de una entidad humilde, y muy prudente. No se gasta más de lo que entra, aunque ello suponga tener que renunciar a Europa dos años seguidos por falta de apoyo privado. Porque eso lo llevan a rajatabla, el dinero público no debe superar en ningún caso el apoyo privado al proyecto, porque sino no sería sostenible y estaría herido de muerte.
Carmen Muguruza explica cuál es su labor y todos los retos que han ido superando con el paso del tiempo gracias a esta gestión responsable. “Lo primero que hacemos es estar cada día peleando por sacar adelante a nuestro club y a las jugadoras. En mi caso en los despachos y en órganos de decisión. La labor de una presidenta en nuestro deporte es esa, hemos peleado por muchas cosas, en buscar que las condiciones se equiparen a las de los hombres, en conseguir un convenio de baloncesto femenino que en su día ya lo conseguimos. También presido la asociación de clubes de la liga femenina, no porque me apetezca, sino porque es un papel importante, y que lo haga una mujer también”.
Y no olvida Carmen de dónde vienen y que hable para ayudar a la inclusión de la mujer en el deporte profesional. “En nuestro club siempre hemos favorecido el embarazo por ejemplo, e incluso acogido a mujeres deportistas que se quedaban embarazadas, también se trata de pelear por que las jugadoras pudieran estudiar mientras practicaban su deporte... un montón de batallas que hemos ido ganando poco a poco con mucho esfuerzo”.
Pero volvamos al principio. ¿Cómo surge esta curiosa unión familiar dentro de un club de baloncesto femenino? “Esto viene de lejos, cuando estaba estudiando empecé en la UPV en la liga universitaria. Tuvo su evolución, pero siempre bajo el amparo de la universidad, que llevaba todo el peso del equipo. En la medida en la que equipo se fue profesionalizando vinos que a la UPV no le interesaba, así que después de valorar muchas cosas en la universidad pensaron que mi hermana, Carmen, que tiene una empresa y está acostumbrada a moverse en ámbitos de gestión, podía servir para entrar en el proyecto. Aceptó, el primer año estuvo un poco aprendiendo todo lo que había en el club, después se quedó ella sola, y ahora formamos un equipo”, explica Azu Muguruza, la entrenadora, a AS.
La relación viene de lejos porque entre ellas como hermanas no hay secretos. “La verdad que para nosotras es fácil porque somos hermanas y además somos amigas, y hacemos muchas cosas juntas, así que en el momento que estás preparando cosas del equipo no estás pensando que es tu hermana, sino que es la presidenta y es la que tiene que dar las directrices de ciertas cosas. Tenemos buena relación, así que es muy fácil entendernos y apoyarnos, y saber de la situación en cada momento de cada una, porque es diferente, y respetarla”.
Ambas son conscientes de la mejora evidente de la mujer en el deporte, pero aún queda camino por recorrer, como recuerda Azu. “Ha cambiado todo el deporte mucho, pero en el baloncesto femenino ha habido cambios radicales, sobre todo a nivel físico, y de entrenamientos, se notó en nuestro deporte de forma muy clara porque venía casi de cero. De ahí vivimos la profesionalización pasando de ser amateur a profesionalizarse. Tuvo un momento cumbre antes de la crisis, entonces era el deporte femenino más profesionalizado en nuestro país. Pero la crisis supuso un palo duro, porque los equipos tuvieron que bajar mucho sus pretensiones y muchas jugadoras se fueron. Ahora parece que se está recuperando y volviendo, esperamos que otra vez se pueda otro paso más adelante”.
Pero para Azu hay dos problemas. El primero, la continuidad de las niñas haciendo deporte. “Yo creo que en la práctica se ha conseguido que muchas niñas hagan deporte en sus inicios, pero luego cuesta mucho más que sigan jugando, cuando llegan a los 17 años. Es una realidad y una pena porque dentro de ese escalón hay muchas vías para seguir el deporte que se quieras hacer, no solo el profesional”.
Y el segundo, vender mejor el producto femenino. “Yo creo que una pregunta que nos tenemos que hacer todo es porque la gente se acerca más a los estadios masculinos y femeninos. Si nosotras no somos capaces de generar atracción para que vean lo bonito que es nuestro deporte y eso espectáculo que puedes dar, me preocupa. Ahí habría que hacer una labor importante”.
Azu acaba de recibir el premio Carmen Adarraga, un reconocimiento que entrega la Diputación a alguien del deporte en Gipuzkoa cuya labor es destacada a la hora de promocionar y ayudar en el desarrollo de la mujer en el deporte. Además de hermana de Carmen, es madre de dos hijos, una niña y un niño, que curiosamente es el joven Ander Barrenetxea, el extremo de la Real Sociedad. Pero Azu no ha notado diferencias a la hora de practicar deporte. “Eso no lo he notado porque nosotros desde casa hemos fomentado por igual y los dos de forma natural han hecho deporte. Las facilidades se las hemos dado a los dos y no he notado excesivas diferencias, porque les hemos apoyado por igual, aunque luego cada uno haya tomado el camino que deseaba”. Quizá ese sea el camino hacia la igualdad, que desde cada casa se fomente de la misma forma el deporte en chicos y chicas. Aquí tienen un buen ejemplo, el de las hermanas Muguruza