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NBA | LAKERS 122 - WIZARDS 109

LeBron James reina en las ruinas

Otra exhibición para el recuerdo: 50 puntos, 33 en la segunda parte y triunfo de sus Lakers ante unos Wizards flojos, con poco espíritu. LeBron supera los 50 dos veces en una semana.

LeBron James reina en las ruinas
Richard MacksonUSA TODAY Sports

No tiene mucha explicación, o más bien ninguna porque tiene 37 años y lleva más de media vida literalmente (jugó el primer partido con 18 años y 303 días) en la NBA. Pero seguramente la explicación a LeBron James es que no hay explicación. Y asunto arreglado. En un año de naufragio, de ruinas y malas noticias amontonadas una sobre otra hasta que la torre ha hecho sombra al presente y el futuro a corto plazo del equipo, seguramente lo único que les queda a los Lakers (y, visto así y estando donde estamos, no es poco) es disfrutar de noches como esta de LeBron James. Los males del equipo tienen explicación, un rosario de errores que seguiremos repitiendo todo lo que haga falta (algunos del propio LeBron). Pero estas supernovas de su gran estrella, no. Y eso queda: para siempre.

Menos de una semana después de meterle 56 puntos a los Warriors, LeBron volvió al antiguo Staples (ahora Crypto.com Arena) y apiló 50 sobre la pálida figura de Washington Wizards. Entre medio, claro, estuvo la calamitosa derrota en Houston. Y, sin él, otra ocasión perdida por su equipo en San Antonio. Las nubes ni han desaparecido ni van a hacerlo, pero más vale poner buena cara ante cualquier rayo de sol, porque no abundan en estos Lakers. Y más vale no dar por sentado a LeBron James, no normalizar lo que desde luego no es normal y no dejar de disfrutar de estas últimas (porque son las últimas, ¿no?) descargas de furia y baloncesto del mejor o el segundo mejor jugador de la historia. Ya no hay más debate. El 122-109 final no arregla nada, pero anima. Por la formas, no por el fondo. Por lo inexplicable.

Esos dos partidos (106 puntos entre los dos) son los únicos que han ganado los Lakers desde el parón del All Star. Anthony Davis sigue sin jugar y su regreso no está cerca. Y Russell Westbrook está metido hasta el fondo en ese horrendo laberinto que ha convertido en pesadilla su regreso a casa: 5 puntos, 9 asistencias, 2/11 en tiros de campo, 1/4 en tiros libres… Todo sigue igual de mal, pero quedan estas coces sísmicas de un LeBron desatado. Gesticulando, metiendo al público en su puño, dando un último espectáculo mientras la realidad comba a su equipo. Que ahora está 29-36 aunque coge aire porque las ausencias de los Pelicans le han permitido aferrarse, al menos, a la novena plaza. Para los Wizards (un casi idéntico 29-37) la derrota es otro paso en falso, uno en un día en el que, además, ganaron Hawks y Hornets. El décimo puesto, el último vagón de la repesca, queda a dos partidos y medio.

Volvieron a Los Ángeles Caldwell-Pope y Kuzma (23 puntos, 7 rebotes): abrazos, ovación y vídeo de homenaje a dos jugadores importantes (sobre todo el escolta) en el anillo de 2020. Hace un suspiro, parece que hace un siglo. Jugó Porzingis, que sacó muy poca ventaja (14 puntos, 14 rebotes, 3/13 en tiros) de la falta de personal en la rotación interior de los Lakers. Los Wizards fueron un peso pluma que, eso sí, sacó partido de uno de los nefastos tramos de baloncesto de los Lakers, infaltables incluso en noches positivas como esta: del 26-17 del minuto 10 al 52-61 del inicio del tercer cuarto, con la energía bajo mínimos y pastosa sensación de más de lo mismo en la grada. Entonces sucedió algo, sucedió LeBron James: después de 17 puntos en una correcta primera parte, 19 en un tremendo tercer cuarto (12 seguidos en plena remontada) en el que enlazó mates apoteósicos, triples de máxima temperatura, penetraciones con tiro libre adicional… amnesia para los aficionados, que olvidaron el estado general del las cosas y se enchufaron como si fueran playoffs. Qué remedio: aquí hemos venido a divertirnos. Y otros 14 puntos del Rey en el último cuarto (33 en total en la segunda parte), cuando el impulso visitante (91-89) se apagó definitivamente (119-101 antes de unos plácidos últimos dos minutos).

50 puntos, 7 rebotes, 6 asistencias. 18/25 en tiros, 6/9 en triples, 8/8 desde la línea de personal. +22 en 36 minutos en pista. Con 37 años. Sí, es obvio: como contra los Warriors, quedó claro que hacen falta noches así, fuera de lo normal, para que los Lakers ganen partidos. Es deprimente y es lo que hay. Pero los buenos momentos son para disfrutarlos, que los malos arrecian por los cuatro costados. Es la primera vez que LeBron llega a 50 dos veces en la misma temporada. Es el más veterano con dos partidos de 50 puntos (hasta ahora era Bernard King, con 34 años en la temporada 1990-91). Y es el primer jugador de los Lakers con dos de 50 seguidos en L.A. desde Kobe Bryant en 2008. No hay que buscarle explicación, solo hay que apreciarlo. No quitarle ojo.

La energía de LeBron, que adelanta a Joel Embiid y ahora es el máximo anotador de la temporada (29,7 de media) abrió de par en par una buena segunda parte de los Lakers: 70-50. Westbrook no se enchufó pero al menos no estorbó. Y los demás respondieron: la intensidad de Stanley Johnson y Wenyen Gabriel, el talento de Monk (21 puntos, 5 triples), los ramalazos valientes Horton-Tucker (15), la inteligencia de Reaves (12+5+3)… acompañamiento básico para un jugador único, superior, legendario. Que incluso en un mal año, uno pésimo en lo colectivo, está dejando unas cuantas de esas mona lisas que solo están a su alcance. De nadie más.