El Surne Bilbao se obliga a mirar al playoff
Victoria de orgullo sin dos jugadores que sumaban 22 puntos en una de las pistas más calientes de la ACB. Inglis y Goudelock, decisivos ante un Breogán muy atascado sin Kalinoski.
El Bilbao Basket nunca olvidará el partido de Burgos antes del último parón competitivo. Lo tenía ganado y revivió a un colista que se jugaba la vida, el último aliento para aferrarse a la ACB. Dos prórrogas y vuelco espectacular. Hizo mucho daño en las filas vascas, aunque de eso ha habido por medio un parón y una derrota ante el Joventut. Para curar la herida, se propuso silenciar uno de los recintos más divertidos de la categoría. Y lo logró, con una factura parecida a la del Coliseum, pero con desenlace bien distinto. De la mano de Goudelock e Inglis. Cimentado en el juego interior, como en la primera vuelta, de dentro a fuera. El espectáculo del Pazo es digno de vivirlo. Una de las pistas más calientes que hay en la ACB, y eso que es una de las del grupo de las catalogadas como pequeñas. Esa caldera habitual se elevó unos cuantos grados por el hecho de volver a habilitarse la opción de ocupación completa y por un mes de ausencia desde el último compromiso del Breogán.
El Breo es un hermano gemelo del Bilbao de hace dos años, cuando Miribilla era un vendaval cada 15 días y el equipo de Mumbrú emergió como un ascendido descarado que rompió todas las barreras de lo imaginable. Como ambos andan con el almacén colmado de victorias, no había gran presión en la noche lucense. Tal vez por eso, ambos se dedicaron a atacar en el primer cuarto y dejaron la defensa en el rincón del olvido. Enorme fluidez por ambos bandos. Delgado, al que van conociendo desde su pasado estudiantil, mostró la misma versión descontrolada de Burgos, donde fue descalificado tras recibir mil provocaciones. En la primera acción de juego visitante, cuando faltaba un segundo para cumplirse el minuto inicial, dio un golpe en la parte de atrás del cuello a Mahalbasic y se jugó la expulsión. Los árbitros revisaron la acción en el ‘instant replay’ y le perdonaron la vida con el único castigo de una falta antideportiva. Nada más arrancar la segunda parte volvió a las andadas: falta dudosa, protesta y le pitaron técnica, así que se fue al vestuario y abandonó a su gente 17 minutos. Encima, vacilando a los árbitros con aplausos irónicos. Hay que poner en el diván a este hombre porque le han cogido la matrícula.
El cuadro celeste emergió como suele hacerlo: intentando marcar distancias desde el inicio para empequeñecer al rival con ese arranque a fuego y el motor de su gente, que le lleva en volandas: 6-0. Delgado y Mahalbasic ya tenían el pique montado y se retaron en unos contra uno en casi todas las acciones iniciales. La igualdad presidía el compromiso en los primeros cinco minutos, con un 15-15, los cincos martilleando y las defensas brillando por su ausencia. Masiulis puso por delante a los vizcaínos por primera vez con un tiro libre de los dos a los que tuvo derecho: 15-16 a falta de 4:42 para llegar al segundo acto.
Como casi todo eran canastas, ni se veían rebotes, y el que capturaba alguno en ataque ascendía a la categoría de héroe del Pazo. La salida de Withey e Inglis en el Surne fue clave. El primero, que recibió una antideportiva de Bell-Haynes, cerró la pintura de forma magistral y el francés se batió el cobre en campo propio, siendo pegatina de los enemigos hasta en tres cuartos de campo. La anarquía se hizo con el poder y lo mismo Withey lanzaba desde la bombilla precipitadamente al segundo pase o Inglis armaba el brazo en un triple que llevó la ventaja a 11. La distancia se estiró a los 16 puntos en el último segundo del primer tiempo: 33-49, con cesta sobre la bocina de Walker.
Al final, tanto hablar de los 22 puntos que le restan al Bilbao Basket la espantada de Bigote y la lesión de Hakanson, y resulta que factura casi media centena en una pista tan dura como la lucense en 20 minutos. Más se notaba la ausencia de Kalinoski por un virus gástrico en el equipo de Mrsic. El desgaste con Musa con intercambio de marcadores y defensas agresivas surtía efecto. Rigo hizo tres faltas en un suspiro. El banquillo del Bilbao producía y el del Breo no: 16-2. Debutó ante su gente Ubal, cedido por el Barça, tras los dos segundos en Andorra.
Delgado fue descalificado a 17:13 para acabar. Era mucho tiempo dejando huérfano a su equipo de un jugador fundamental. Mumbrú protestó: "Tenemos que aplicar la misma vara de medir con todos". La situación cada vez se parecía más a lo que aconteció en Burgos. Musa tenía que aparecer de nuevo, y lo hizo para poner a su equipo a cuatro: 56-60. El grifo de la anotación ahogaba a los locales: solo habían sumado algo cinco jugadores en tres cuartos de partido. El Bilbao trataba de administrar su colchón. Estaba tan intenso detrás que le persistía la adrenalina delante y a veces no elegía las mejores opciones, pero una nueva ráfaga le llevó a poner las cosas como estaban, con Goudelock reclamando su sitio como líder del perímetro tras los recientes avatares e Inglis causando estragos en las cercanías del aro. Mrsic se olvidó de las rotaciones y estiró su mejor quinteto hasta donde le llevaran las fuerzas. Con estas acabó un tripe de Rousselle con adicional. El arco de 6,75 elevó más a los visitantes en el momento comprometido. El Surne ya tiene 11, a una de la permanencia, empatado con el propio Río Breogán, y sigue empeñado en mirar al playoff.
Mrsic: "Bilbao fue mejor de inicio a final"
Mrsic reconoció la superioridad del Surne Bilbao Basket (86-94) en el partido que se disputó este sábado en el Pazo dos Deportes. "Lo primero es felicitar al equipo de Bilbao, que hizo un muy buen partido. Desde el minuto cero al último fueron mejores. Salieron más duros, más preparados. Nosotros empezamos bien en ataque con puntos fáciles, pero mal atrás y Bilbao estaba muy acertado en el tiro. El primer tiempo, con 16 abajo, marcó todo el partido", comentó en la rueda de prensa posterior al encuentro.
Mrsic lamentó que no surtiera efecto el trabajo para frenar al francés Inglis (22 puntos) y el norteamericano Goudelock (24 puntos), que fueron las figuras de los de Mumbrú. "Hicimos un muy buen segundo tiempo, nos acercamos a falta de cinco minutos, pero se notaba mucho cansancio en los titulares que hicieron eso y no pudimos bajar la diferencia. Bilbao acertó en el tiro de tres, casi todos sus puntos fueron así, y hay que seguir, luchar. Ahora tenemos dos salidas seguidas", indicó.
El Breogán echó de menos a Kalinoski, que fue baja de última hora por un virus gástrico que había arrastrado por la semana. "Desde el miércoles no entrenaba, pensaba que podía ayudar, pero no pudo. Se notó mucho. Es muy importante, es un tirador excelente, mejor defensor en posiciones exteriores, pero no hay que buscar excusas", sostuvo el técnico del Breogán.
Mumbrú: "Todo ha venido desde la defensa"
Mumbrú afirmó que la victoria de su equipo se cimentó en la defensa. "Era importante para nosotros tener un partido que fuéramos capaces de aguantar este tipo de ambiente. En el primer cuarto estábamos bastante fluidos en ataque, en el segundo cuarto nos pusimos mejor defensivamente y nos permitió romper el partido. Todo ha venido desde la defensa", comentó en la rueda de prensa posterior al encuentro.
Después, el conjunto vasco se atascó en el juego, tal y como explicó su entrenador, y los lucenses apretaron. "Dejamos de correr, de hacer lo que queríamos, pero en el último cuarto supimos administrar la ventaja, mantuvimos una renta de 8-10 puntos, aunque el intercambio de canastas no me gustó, y eso nos permitió tener tranquilidad hasta el final en un partido importante para nosotros", dijo. Mumbrú consideró "demasiado rigurosa" la técnica que supuso la descalificación, a los 23 minutos, de Ángel Delgado, que arrastraba una antideportiva.