Los Lakers dan vida a los Spurs y eternidad a Gregg Popovich
El técnico iguala la mejor marca de victorias de la historia de la NBA (RS). Los Lakers no sólo perdieron, lo hicieron ante uno de sus rivales directos.
El caso de los Lakers va de lo alto a lo bajo en muy poco tiempo si nos remitimos a la convulsa temporada que están atravesando. Un día estás celebrando que LeBron James haga 56 puntos en un partido teniendo 37 años y dos después, sin el monstruo en la cancha, te arrepientes de perder un encuentro que da alas al único competidor que te podría apartar del camino dentro de un mes. Los Spurs son ese equipo. Dando por hecho que los Pelicans seguirán una buena línea, la caída en desgracia de los texanos en las últimas semanas les había dejado en un puesto peor que el de los californianos. De hecho, llevaban cuatro derrotas seguidas. Los Lakers se vinieron arriba con el partido histórico de James ante los Knicks y lo que significaba a efectos de clasificación, aire fresco, pero caen en la siguiente piedra. Spurs y Blazers quieren arrebatarle a los de L.A. el décimo puesto, el último con el que puedes acceder al play-in, y en San Antonio les gusta la sangre si es angelina y viste de púrpura u oro.
En los últimos veinte años estos dos, junto a los Warriors, han sido los dominadores de la Conferencia Oeste en distintas fases. Hay animadversión lógica. En la NBA, no sólo en ese frente, hay una constante que se llama Gregg Popovich, es el entrenador de los Spurs y con este triunfo se apunta un doble tanto. Ahora iguala, con la siguiente superará, a Don Nelson en número de victorias en temporada regular -el método que iguala a todos, que disputan los mismos partidos, por eso es el que más se cotiza- con 1.335. Los dos están en lo alto de esa clasificación para entrenadores. Es un valor doble para Pop, recientemente ganador de un oro olímpico con Estados Unidos y cada vez más cerca del punto final de su elevada carrera profesional.
El fiasco de los Lakers en San Antonio se dio sin LeBron James, que no jugó este partido para mantener a raya sus molestias de rodilla. Con Dejounte Murray, el más destacado habitualmente en las filas de Popovich, como mejor hombre, los locales hicieron los deberes y se colocan con un balance de 25-40. Están a tres de los angelinos, que se sitúan con ventaja para pelear ese puesto de playoffs que desde hace un par de años sólo pueden tener garantizado seis equipos. El resultado final de este partido, competido hasta el último minuto, fue 117-110; otro golpe de realidad.
Teniendo a Murray en modo todoterreno, dando una muestra de lo que es él como jugador, se escaparon los Spurs en el segundo cuarto. Hasta el +13. Llegó el juego caótico de los Lakers y fue el que, ordenándose sólo un poco y con un par de triples mediante, se redujo un poco la diferencia antes del descanso. Al volver, con tres minutos jugados, directamente se colocaron a uno. El trabajo de Westbrook estaba siendo notable a la hora de controlar sus tiros y de dar un extra a la hora de dirigir a los demás y pelear los balones divididos. Les faltaba, simplemente, más gasolina en un mundo que ahora mismo economiza cada gota. Pero los de Vogel, contrarios a lo que se les presupone, fueron difíciles de coger en los contragolpes y transiciones, muy buena velocidad implementada, y volvían a estar ahí. El 95-95 lo puso Bradley con otro tiro de tres al empezar la última manga. Se volvió a repetir en los siguientes minutos eso de irse y volver, y una vez más antes de llegar al último minuto. Monk, primero con un acierto y luego recibiendo un tapón, cerró las opciones para los Lakers, que se iban de vacío de Texas una vez más.