NBA | NUGGETS 116 - ROCKETS 101

Una noche feliz para DeMarcus

El pívot supera los 30 puntos por primera vez desde 2018 y se marcha ovacionado por el público y abrazado por su entrenador, Michael Malone. Los Nuggets ganan sin Nikola Jokic.

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Una noche feliz para DeMarcus
Ron Chenoy USA TODAY Sports

A 1:46 para el final de un partido sentenciado (los Nuggets ganaron a los Rockets 116-101), Michael Malone ordenó un cambio: Davon Reed entró en pista por DeMarcus Cousins. El público se puso en pie y la ovación atronó mientras Malone se abrazaba al pívot, que con 31 años se ha reencontrado con el único que entrenador que pareció entenderle en Sacramento Kings. Cousins había jugado 23 minutos y 33 segundos y se había echado, en ausencia de Nikola Jokic (enfermo) a los Nuggets a la espalda: 31 puntos, 9 rebotes, 4 asistencias, 3 robos. 10/14 en tiros, 3/4 en triples, 8/9 desde la línea de personal y un +10 en pista. Como en los viejos tiempos.

Los viejos tiempos. Cuando Cousins era uno de los grandes talentos, aunque siempre incomprendido, de la NBA. Cuatro veces seguidas all star (2015-18), integrante del Team USA (campeón del mundo y olímpico en el ciclo 2014-16). Un jugador de techo ilimitado para el que todo se torció el 26 de enero de 2018, cuando se rompió el tendón de Aquiles. Formaba, tras su fea etapa en los Kigns y una salida tumultuosa, una pareja tremenda con Anthony Davis en los Pelicans. Una suerte de nuevas torres gemelas. Seis días antes de la lesión había hecho un partido de 44 puntos, 24 rebotes y 10 asistencias. Promediaba 25,2 puntos, 12,9 rebotes y 5,4 asistencias e iba camino de un verano en el que iba a firmar una súper extensión, casi sin duda, de más de 150 millones de dólares.

El dinero masivo nunca llegó, tampoco volvió el nivel all star. Cousins se fue a los Warriors, donde pilló la temporada de las desgracias (lesiones de Kevin Durant y Klay Thompson) y él mismo tuvo un problema muscular que le lastró de forma drástica en los playoffs, donde los de la Bahía se quedaron sin threepeat. Después fichó por los Lakers de LeBron y, otra vez, Davis, pero nunca debutó en el año del anillo de la burbuja porque sufrió una gravísima lesión de rodilla en una pachanga de verano. A partir de ahí, un viaje: Rockets, Clippers y, esta temporada, 17 partidos con Milwaukee Bucks y tres contratos de diez días, un meritorio más, antes de ganarse la continuidad hasta verano en los Nuggets.

Así que la ovación, el abrazo de Malone y los 31 puntos, por primera vez más de 30 desde aquel lejano 2018, significan mucho para un Cousins que parece haber encontrado por fin un hogar, no solo un equipo, en esta sufrida segunda parte de su carrera. Fue la gran noticia, el momento especial de un partido sin mucha historia, roto por los Nuggets en el tercer cuarto (36-24), con ventajas de 17 puntos en el cuarto y pocos problemas contra el peor equipo de la NBA, unos Rockets (15-48) que llevan 12 derrotas seguidas y que se acercan a las 15 que enlazaron en el inicio de curso. Al menos, Jalen Green sigue progresando (18 puntos, 7 asistencias, 7/14 en tiros). Eso les queda.

Los Nuggets ganaron sin Jokic pero con Cousins. Y llevan siete victorias en ocho partidos. Solo un raro patinazo contra los Thunder en ese tramo. Están (37-26) sextos del Oeste, a un partido de los Mavs y con los Wolves y el play in bajo control: a dos partidos y medio aunque los de Minneapolis empujan. Además de la explosión de Cousins, Will Barton se llevó otra ovación cuando superó a JR Smith y se convirtió (769) en el jugador con más triples en la historia de los Nuggets. Y Facundo Campazzo, con un pie fuera de la rotación últimamente, tuvo 19 minutos en los que no anotó y repartió 4 asistencias. Algo es algo.