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SURNE BILBAO BASKET

Reyes, muchos años de trabajo para hacerse un sitio en la élite

"Mi idea era llegar a donde estoy ahora, pero para hacerlo he tenido que currar un montón. Ha sido un camino con altibajos pero aquí estoy, ojalá pueda mantenerme", señala el alero del Bilbao Basket, hijo de Miguel Ángel.

Reyes, con la camiseta del Bilbao Basket
ACB MEDIA

Álex Reyes siempre ha sido 'el hijo de...'. Su padre Miguel Ángel, sin ser una superestrella, sí fue un jugador importante en la élite. Fue internacional en todas las categorías inferiores de España y llegó a jugar 8 partidos como integrante de la Absoluta. Pasó por Badajoz, el histórico Fórum Filatélico Valladolid, el Cáceres de su ciudad natal, Taugrés Vitoria, Caja Cantabria, Baloncesto León y Maderas Peralta charro. Y a casi todos sus destinos llevaba a su chico, un Álex que le envidiaba y soñaba con alcanzar la élite. Aunque es un poco más bajo que su padre, sus estilos son similares: son baloncestistas a los que les encanta salir fuera a tirar y ser polivalentes. Miguel Ángel era más 'cuatro' y el hijo, más alero, exterior, aunque puede ayudar como ala-pívot de vez en cuando. Tiene dos hermanos que también juegan a baloncesto.

A la misión de llegar a la cúspide se puso desde niño. En su etapa júnior llegó a debutar en Pisuerga gracias a Porfirio Fisac; dos partidos en la temporada 2010-11 con el Blancos de Rueda Valladolid en ACB. Pero esto de llegar y besar el santo no es lo habitual en el deporte de élite. Después inició una larga travesía por categorías inferiores hasta que recibió una nueva oportunidad: Clavijo, Estudiantes de Lugo, Lucentum Alicante, Ciudad de Valladolid y Oviedo. Hasta que en 2020 recibió la llamada del Bilbao Basket, que le vio como el sustituto ideal de Sergio Rodríguez tras la marcha de este al Tenerife.

A sus 26 años llegaba la oportunidad que tanto tiempo llevaba esperando. Tras casi dos temporadas de travesía por la mejor liga del planeta al margen de la NBA, se siente que ya es un jugador de élite, eso que soñaba en cada ciudad en la que residía por los desplazamientos de su padre. Se ve preparado. "Hace once años que toqué la ACB. La idea era hacer la pretemporada con aquel Blancos de Rueda Valladolid y luego estuve en dinámica durante toda la campaña. Mi idea era llegar a donde estoy ahora, pero para hacerlo he tenido que currar muchos años. Ha sido un camino con altibajos, pero aquí estoy, ojalá pueda mantenerme muchos años porque es el lugar en el que quiero estar. Creo que puedo aportar muchas cosas, tengo una serie de cualidades que puedo aportar en esta liga", explica un jugador de esos que crea buen rollo en el vestuario, un colega íntimo de Rigo, otro de los pesos pesados de la plantilla.

Álex está encantado en Bilbao. Y el vestuario es una piña. "Desde el primer día cada compañero ha estado cómodo con el resto. Se puede apreciar a diario en el vestuario cuando empiezan y acaban los entrenamientos, incluso durante los mismos. No hay conflictos, no hay egos, no hay individualidades. Todo el mundo sabe lo que pueden hacer sus compañeros, las carencias y virtudes de cada uno. Creo que eso lo hemos asimilado muy bien y muy rápido. Todos tenemos parte de responsabilidad en que el equipo esté funcionando así y las victorias ayudan a ello. El año pasado teníamos también un buen grupo, pero la mala dinámica complicaba un poco ese buen ambiente. Este año todo va en la buena dirección. Ganamos y nos divertimos, creo que puede ser una bonita temporada para todos", celebra.

Su fuerte es la salida del bloqueo directo y el tiro de tres, que arma con mucha rapidez. De hecho, hasta hace poco era el líder en porcentajes desde el aro, con un 52,2 por ciento, pero ahora le han desplazado a la tercera plaza Wiltjer (Tenerife) y Díez (Burgos). "Es una de mis virtudes, estoy mentalizado de que es uno de los aspectos en los que más puedo aportar y en el que más cómodo me siento. Mi entrenador lo sabe, mis compañeros, también, y representar una amenaza desde la larga distancia es beneficioso para cualquier equipo. Todo lo que sea ayudar a ganar, bienvenido sea". De todos modos, apenas se detiene en los logros individuales y sí repara en "seguir trabajando y dando el máximo cada día". destaca que lo que más puede aportar al equipo son esos tiros abiertos, echar una mano en el rebote y en defensa, "y empujar en lo que pueda en el aspecto anímico; tengo la suerte de que mis compañeros confían en mí, el entrenador me da minutos en cada partido e intento aprovecharlos al máximo para el bien del equipo".

Tiene 'piquito' el alero extremeño ante el micro y descaro en la pista. El año pasado atravesó un momento bajo y se comió mucho la cabeza, pero este curso está con una confianza enorme. El Bilbao Basket regresa el domingo a la acción tras el parón por la Copa y la Ventana FIBA, en la que ha habido muchos movimientos en Miribilla. se fueron con sus respectivas selecciones Hakanson, Delgado y Masuluis (este se confinó en Lituania tras dar positivo), y se ha marchado a su país Bigote, a un equipo de la tercera categoría. Para no perder ritmo, la plantilla jugó un bolo ante el Iraurgi de LEB Oro.

Sobre la espantada de Bigote, señala que "ha sido inesperada, a nosotros nos llegó de un día para otro". Y añade: "Nos avisaron que existía esa posibilidad, pero en el deporte profesional hay que adaptarse rápido a estas situaciones". Que pase el siguiente. Walker completa la posición de tres junto con él. "Con esta salida habrá variaciones. La idea que tenga el cuerpo técnico la desconozco, pero yo aquí estaré dispuesto a lo que haga falta. A nivel anotador era alguien muy importante, un jugador que generaba muchas opciones para nosotros, pero el resto también tienen la capacidad de hacerlo. Goudelock, Hakanson, Walker y yo. Los componentes de la línea exterior tenemos diferentes opciones para aportar y estoy seguro de que con trabajo seremos capaces de cubrir esta baja".

La tentación de dejar de mirar a la permanencia está ahí. "Hay que ser ambiciosos. Las sensaciones buenas que tenemos, el rendimiento en los partidos y el buen rollete en los entrenamientos invitan a ser optimistas. Es una frase que me repito mucho, pero creo que es verdad. ¿El playoff? Ya lo iremos viendo. El equipo está trabajando bien y tenemos ganas de jugarlo porque sabemos que tenemos opciones".

Miribilla vuelve a abrir sus puertas para recibir este domingo la visita del Joventut, uno de los mejores equipos de la primera vuelta. "Ganar sería un buen inicio para llegar a ese objetivo de estar entre los ocho primeros, pero tampoco creo que debamos preocuparnos demasiado por el playoff. No sabemos en cuántas victorias estará la salvación matemáticamente, pero hasta el día de hoy la tenemos bastante cómoda. Pero como no hay rival sencillo vamos a ir paso a paso y a ver dónde nos plantamos dentro de dos meses", ahonda el alero extremeño.

La derrota en Burgos, el colista, en un partido que estaba ganado por los 'hombres de negro', ha escocido mucho. "A nivel personal sí que le he dado vueltas. Esa noche y el día después fueron complicados. Intentas analizar qué podías haber hecho para evitar esa derrota y la conclusión es que en los últimos diez minutos dejamos de jugar. Sea quien sea el rival no te puedes despistar. Los partidos duran cuarenta minutos. No hay que quitar méritos al Burgos, pero tenemos que aprender de esto y a partir de ahora no despistarnos del primer al último minuto", desarrolla Reyes de forma extensa.

De todos modos, cree que el equipo sigue en buena dinámica y "por un último tropiezo como consecuencia de un mal último cuarto tampoco podemos olvidar las buenas sensaciones que veníamos trayendo, sí que es un golpe de realidad, compruebas que cualquier equipo te da un susto si te despistas". En ese sentido, considera que este parón ha venido bien para cerrar filas y recordar algunas pautas que se olvidaron en Burgos.