SURNE BILBAO BASKET

Mumbrú: "No sería entrenador del Bilbao Basket si no hubiera sido por la carrera que tuve aquí"

"Nadie habría apostado por mí. Me podría engañar, pero la realidad es esa", admite el preparador catalán, quien prefiere no hablar de renovación "para no perder el foco".

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Mumbrú: "No sería entrenador del Bilbao Basket si no hubiera sido por la carrera que tuve aquí"
AIOL DIARIO AS

Mumbrú cubre su cuarto curso como entrenador. En el Bilbao Basket, el club que le dio la oportunidad en la LEB en 2018 tras un descenso dramático. Ese fue el año que puso fin a una carrera como jugador brillantísima, aunque pudo amortiguar la enorme decepción con la oportunidad que recibió para estrenarse con una pizarra. Desde entonces, su carrera se ha asentado en una noria de sensaciones, la mayoría positivas: el ascenso, una campaña de ensueño como equipo revelación (al estilo del Breogán esta temporada, pero ganando al menos una vez a los Euroligas), una permanencia milagrosa bajo la nube negra de la pandemia y una campaña actual horrible de inicio y espectacular en la parte central.  

"Vives lo mejor y también lo peor, como el año pasado. No quiero incidir mucho pero la temporada pasada sufrimos mucho con las lesiones, un equipo que es humilde, con un presupuesto tan bajo con tres bajas a la vez y viendo que solo te puedes reforzar con un jugador (Jenkins), se hace complicado", expone el preparador del Surne en una entrevista en Miribilla durante un programa especial de Radio Bilbao palpando de cerca la 'casa' del club que preside Iturbe, las dependencias e instrumentos del día a día de técnicos y jugadores, "donde se cocinan los partidos". "No sería entrenador del Bilbao Basket si no hubiera sido por la carrera que tuve aquí como jugador. Nadie habría apostado por mí, solo el Bilbao Basket. Me podría engañar, pero la realidad es esa", expone en un alarde de realismo. Y va más allá: "Como entrenador la valía la determinan los resultados, esos son los que mandan y si no cumplo los objetivos, vendrá otro que trate de sacarlo adelante".

Entrando más al detalle de la presente campaña, la losa del 0-5 en las primeras jornadas situó al equipo en el último lugar de la clasificación, pero no cundió el pánico. "Cuando empiezas una temporada, si pierdes por 15, 20 o 17 puntos los partidos, hay un gran cambio que dar para llegar a ganar, antes hay que perder por poco. Pero nosotros estábamos ahí, era cuestión de seguir trabajando y mejorando. Está claro que al final hemos conseguido sumar victorias para tener tranquilidad", narra el exalero.

La euforia después de acumular siete victorias seguidas quedó rebajada tras caer ante el colista Burgos, en un partido que estaba ganado. "La ilusión no la controlo yo, a todo el mundo le gusta ganar, es normal. Mi ilusión es ver lleno Miribilla el próximo partido y hacer un buen partido. En el mundo del deporte el pasado no vale, esas siete victorias en un mes no valen si no ganas, a todo el mundo se le olvidan. Soy ambicioso y nos gusta ganar muchos partidos", va desgranando.

Acaba contrato y por el momento, no quiere ni oír hablar de negociaciones para continuar. "Pensar en la parte individual de mi renovación, la de Joe (Rousselle), Inglis, Hakanson... nos haría perder el foco, eso hay que hablarlo cuando acabe la temporada y veamos cómo ha sido el rendimiento del equipo, si no estamos perdiendo el foco en lo importante, en intentar ganar partidos", despeja.

Por lo tanto, ahora, ¿qué? "Nosotros tenemos que mirar de reojo siempre al descenso. Somos un equipo humilde, sabemos de dónde venimos y dónde estamos, no podemos olvidarlo. Arriba no hay que mirar, creo que solo hay que enfocarse en el próximo partido", argumenta en alusión al Joventut, en siguiente visitante en Miribilla. Esta tarde juegan un amistoso contra el Iraurgi de LEB. Y Masiulis permanece confinado en Lituania tras dar positivo en COVID. De momento, no puede jugar en la actual Ventana son su selección.