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SURNE BILBAO BASKET

Adiós a la mítica La Casilla

El histórico pabellón en el que han jugado el Kas, Águilas, Caja Bilbao y Bilbao Basket tiene los días contados, ya que el Ayuntamiento proyecta regenerar toda la zona y levantar otro polideportivo.

El pabellón de La Casilla

La Casilla es un pabellón de leyenda, una referencia ineludible en la historia del deporte español, y, en concreto, del baloncesto. Una joya arquitectónica que se ha mantenido en pie con el paso de los años, aunque la llegada de lujosos recintos modernos le ha ido apartando de la primera línea nacional. Algo así como Magariños, la 'Nevera', el antiguo Nou Congost o el Blaugrana. Había mucha magia ahí dentro. El pabellón bilbaíno, situado en pleno centro de la capital vizcaína fue inaugurado el 20 de mayo de 1967, en la plaza de La Casilla. Sobre una superficie de 47.978 metros cuadrados. Costó 82 millones de pesetas. De inicio no tenía parquet, ni canastas colgantes ni reloj electrónico, pero se fueron incorporando a la instalación, hasta ser una referencia en todo el país. 

Inmediatamente se convirtió en la cancha habitual en la élite del Águilas de Paco Díez, un equipo para la historia, así como de otros clubes de Segunda: Juventus, Patronato y Fiber-Urcelay. En 1975, en las Bodas de Plata del Águilas, se organizaron dos compromisos, uno del equipo bilbaíno, reforzado con Luquero y Nava, ante Canadá (82-109) y otro de los norteamericanos ante la España de Brabender, Corbalán, Luyk, Cabrera, Rullán, Sanmtillana y Cristóbal, que perdieron por 94-102.

Su arquitectura envolvía el sonido y los equipos se sentían especialmente arropados. Poco a poco fue modificando sus entrañas. Se le cambió de cara para dar un aire más moderno en 1986. Se reinauguró el 13 de septiembre de aquel año con sillas rojas que dejaron atrás el banco corrido, añadiendo filas para que la grada cayera hasta el sueño y no acabara en pared en su parte baja, y uno de los fondos adquirió mucha más capacidad. El otro, que da a la plaza, nunca tuvo tribuna; en épocas pretéritas se empleó como soporte para ofrecer los resultados de baloncesto, con operarios y cartones que iban poniendo los marcadores al minuto. En total, 5.341 localidades. No podía haber mejor invitado para esa reapertura: el Madrid de Sabonis en el inicio de la Liga ACB. 

La cúpula disponía de una cámara de aire por la que podían transitar los operarios. Por el polideportivo pasaron combates de boxeo míticos, un Mundial Júnior Femenino de basket en 1989 ganado por la URSS, las chicas del Kaixo, el Patronato, alguna cita europea del Gernika (el último acontecimiento internacional tuvo lugar el 29 noviembre de 2017, un Gernika-Basket Landes de Eurocup)... La inauguración del pabellón prácticamente coincidió con el traslado del Kas de Vitoria a Bilbao y este llevó partidos importantes, como dos de Copa Korac, o un amistoso en 1973 ante China, reforzado con Garcés y Anasagasti.

Parte de los mejores jugadores de la historia han pisado ese parquet. En el verano de 1988 jugó parte de la selección de Estados Unidos, con David Robinson a la cabeza, ya que preparaba con una gira europea su participación en los Juegos Olímpicos de Seúl. Se impusieron por 87-109 a un combinado de la Asociación de Baloncestistas Españoles que en realidad era la selección nacional dirigida por Antonio Díaz Miguel, que planificaba, por su parte, el Preolímpico de Holanda con la meta en llegar también a Seúl. Solo se salvaron del naufragio Solozabal y Arcega. El Zalgiris Kaunas en enero de 1987 se trajo a los Sabonis, Kurtinaitis y Homicius… a las órdenes de Garastas, en el Memorial Paco Díaz. Se impusieron los locales por 104-99. Un amistoso muy sonado fue ante la Jugoplastika, en mayo del 87. También abrigó el Preolímpico masculino de 1992, con entradas a 500 pesetas, en el que la selección de Eslovenia disputó su primer partido oficial tras disgregarse de Yugoslavia.Y hubo conciertos, como uno de Mikel Olfield en 1983, que dejaron huella para la eternidad. Pero, vamos, que la música resonó a un nivel altísimo con gente como Whitesnake, Motörhead, Nelil Young, Gary Moore, Nina Hagen, Psychedelic Furs, Texas, Leño, Radio Futura, El último de la fila…

El Caja Bilbao vivió una etapa corta pero intensa en los 80, hasta su fallido ascenso, por no reunir el dinero del canon. Entre 1986 y 1991 fue una referencia en Primera, con una pareja que nadie olvida: Kopicki-Lockhart. López Iturriaga jugó aquí de local sus últimos partidos como profesional. Un evento de Navidad a finales de los 80 trajo la presencia del Aris Salónica y el Partizán. En diciembre de 1986 se disputó un gran torneo entre el Caja Bilbao, Monte Líbano de Brasil, Pau Orthez y Partizán, que se trajo a Divac, Paspalj y Djordjevic. Los Harlem Globetrotters solían disfrutar son sus piruetas de un recinto tan 'amable'. Toda esa actividad abrió la 'bombonera' al mundo. No conviene olvidar los partidos de Euskadi que se desarrollaron en esas cuatro paredes. En el 84 se disputaron dos partidos entre el Caja Bilbao y el San Marino All Star, un combinado patentado por el afamado representante Luciano Capicchioni que trataba de exponer a jugadores norteamericanos a ver si encontraban acomodo en Europa

La Casilla mudó su piel muchas veces y se convirtió en recinto con pantalla gigante para ver al Athletic en alguna final copera, pista de tenis, de squash, pádel... En la actualidad, muchos días recibe a los más pequeños con sus entrenamientos y gimnastas en los interiores. Los sábados y domingos se da cabida a jugadores de categorías inferiores y mayores de varios clubes de baloncesto de Bilbao que no tienen instalaciones. Su último servicio de una temporada completa con un club de élite lo prestó al Bilbao Basket, que fue creciendo desde LEB-2 hasta la ACB y Europa. Los bailes promovidos por Paco Vázquez tras una victoria eran el colofón a días de fiesta. Y el grito de guerra: 'Que bote La Casilla'. Tras cumplir la misión, cedió el testigo al BEC, como etapa puente hasta que se construyó Miribilla en 2011. Se pasó de 5.500 asientos a casi el doble: 10.000.

Hace seis años, La Casilla recuperó, llena de nostalgia, viejas sensaciones con un Bilbao basket-Khimki, correspondiente a la quinta jornada de la Fase de Grupos de la Eurocup. El motivo del traslado era la celebración en Miribilla de los Campeonatos del Mundo de bádminton en categoría júnior. El Khimki fue, precisamente, el rival del Bilbao Basket en el partido amistoso que sirvió para despedir del baloncesto profesional a la histórica cancha de la capital vizcaína el 15 de septiembre de 2010.

En los últimos tiempos ha ido languideciendo y hasta ha ejercido de vacunódromo durante la pandemia. Ahora el Ayuntamiento ha anunciado que se va a regenerar toda la zona y en su lugar levantará un polideportivo, un gran espacio multiusos, un nuevo párking subterráneo y más zonas peatonales en superficie. El alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, acompañado por Asier Abaunza, concejal de Obras, Planificación Urbana y Proyectos Estratégicos, e Itxaso Erroteta, concejala de Juventud y Deporte han presentado sus planes para sustituir al pabellón de 55 años. Se trata de ofrecer a los bilbaínos del barrio de La Casilla unas instalaciones más modernas y funcionales. “Dotar de mejor y mayor espacio público de uso peatonal tanto en la propia plaza de La Casilla como en sus calles aledañas es otro de los objetivos que persigue la estrategia”, apunta el primer edil.

El plan municipal contempla la creación de un polideportivo compacto y moderno en el centro de la ciudad, también habrá un pabellón con dos canchas longitudinalmente localizadas que permitan la ubicación de tres pistas transversales en cada una de ellas, generando de esta forma seis espacios de utilización simultánea. Además, se quiere disponer de salas polivalentes para actividades dirigidas, una sala fitness de parecidas características a la actual, y quizás sauna, spa o hidroterapia. En segundo lugar, habrá un gran espacio multiusos para eventos lúdicos y deportivos. Y además, la construcción de un nuevo aparcamiento subterráneo de varias plantas, que tendría espacio tanto de rotación como para residentes. La meta es que las alrededor de cuatro mil personas que residen en el triángulo que forman las calles Autonomía, avenida del Ferrocarril y Godoniz tengan las mismas oportunidades y servicios que aquellas que viven en otros barrios del botxo. Y se busca conseguir que una o varias empresas privadas se impliquen en las obras, que luego exploten el espacio multiusos y el aparcamiento, mientras ceden al Ayuntamiento un polideportivo que se integrará en la red de Bilbao Kirolak.