NBA | WARRIORS 130 - MAVERICKS 92
Desastre con consecuencias para los Mavs en el Chase Center
A los Mavericks les salió todo mal en el partido ante los Warriors. Noche aciaga que tuvo su punto álgido con la preocupante lesión de Tim Hardaway.
No hay que dejarse llevar por las rachas positivas es una competición como la NBA. No es una novedad, pasa todas las temporadas y varias veces a cada equipo. También les ocurrió a los Warriors del 73-9. Precisamente esta franquicia fue la que se llevó la parte positiva de su duelo con los Mavericks. Venían flamencos los de Texas después de elevarse hasta el primer puesto de la Liga en ratio defensivo desde que pasamos a 2022 y habiéndose colocado cuartos de la clasificación de la conferencia. La buena senda de los de Jason Kidd era susceptible de acabar en cualquier momento o, por lo menos, interrumpirse momentáneamente. No es una novedad, conviene repetir. El problema llega cuando el golpe es golpazo. Lo visto en el Chase Center no hace ninguna justicia al buen trabajo que estaban haciendo los Mavericks ni tampoco a lo arrastrado por los Warriors durante los últimos encuentros (porcentajes de tiro de Curry, molestias de Thompson, desaparición por lesión de Green). La situación se dio la vuelta cual tortilla con su plato y los locales finalizaron el contundente repaso con un marcador de 130-92.
Lo peor, en el lado mav, no fue el juego, que de por sí fue insulso y contrario a los principios en los que se está basando su temporada. Es lo que puede llegar después de esta jornada, cuando se sepa qué alcance tiene la lesión de Tim Hardaway. El jugador, que salió como suplente, sólo pudo disputar diez minutos. En un intento de bandeja durante el segundo cuarto cayó mal al piso, se agarró el pie y tuvo que ser acompañado para abandonar la pista. La franquicia ha revelado que se ha roto el quinto metatarsiano de su pie izquierdo, pero el tiempo que estará de baja todavía se desconoce. Hablamos, sobre el papel, del tercer anotador del equipo. Puede ser un palo duro.
En el encuentro sólo apareció Luka Doncic por su bando. Alcanzó los 25 puntos sin descuidar mucho su ronda de tiros (7/17). No estuvo tan brillante como otros días Brunson y Porzingis terminó expulsado por darle una patada al balón y mandarlo a la grada. Un conjunto desquiciado. En el otro lado tampoco fue la noche de resurrección de Stephen Curry, ni mucho menos, acabando con otro día de dolor en el triple (2/10). Los de Kerr se apoyaron en Wiggins o Thompson para aumentar la ventaja y que otros se aprovecharan: Poole, con 17 puntos, de nuevo fue una ayuda; Kuminga terminó con 22 tantos inflando números al final.
Los Warriors fueron labrando una ventaja que, tras la lesión de Hardaway, rompió en enorme y dejó tirados a unos Mavericks peleones al principio y resignados al final. No fue la noche de Dallas en defensa. Bullock, por ejemplo, fue un despiste constante. Se han acostumbrado a jugar a marcadores cortos y aquí no supieron contener la ofensiva del rival. Lo hicieron bien al principio, eso sí. Se marcharon por encima de los diez de diferencia a favor los locales en el primer cuarto y fue Doncic y el mencionado Hardaway el que la echaron a dormir. Ahí se empezaba a notar que la comunicación para defender no era la adecuada. Golden State tiene un ritmo frenético, a pases y cortes, y te puede despedazar como no estés atento. Pegaron otro estirón los Warriors de la mano de Klay y dos triples consecutivos. De nuevo llegaba la horquilla de los ocho a diez puntos. Doncic, con un tiro y un pase, aguantaba para los suyos. Poole, con dos bandejas complicadísimas y un 2+1, dejaba el marcador en 59-42 a falta de tres minutos para el descanso. -22 se fueron los visitantes al vestuario. Había poco que arreglar. Luego llegaría más sangre de Poole, algo de Porter y Kuminga, nada de Curry y el pelotazo de Porzingis por el que fue expulsado y se disculpó inmediatamente. Es simple: sólo hubo un equipo en cancha. Es el consuelo que le queda a los Mavericks.