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NBA | PISTONS 105 - NUGGETS 110

Nikola Jokic, el jugador total

El pívot serbio cuaja otra actuación espectacular (28+21+9) y destroza a unos Pistons que plantaron cara. Cade Cunningham juega su mejor partido.

Nikola Jokic cuaja otra actuación espectacular (28+21+9) y destroza a unos Pistons que plantaron cara. Cade Cunningham juega su mejor partido.
Nikola Jokic cuaja otra actuación espectacular (28+21+9) y destroza a unos Pistons que plantaron cara. Cade Cunningham juega su mejor partido.Isaiah J. DowningUSA TODAY Sports

Jokic sigue a lo suyo. En una temporada marcada por muchas actuaciones individuales de altura, parece que el pívot serbio y Joel Embiid son los dos hombres que dominan ahora mismo la NBA y el mundo. El jugador franquicia de los Nuggets promedia más de 26 puntos esta temporada, casi 14 rebotes (récord de su carrera) y cerca de 8 asistencias. Ante los Pistons y en Detroit, más de lo mismo: 28 tantos, 21 rebotes y 9 asistencias y un +14 con él en pista, en la que estuvo casi 34 minutos. Números formidables para un equipo absolutamente dependiente de él, con una necesidad real de hacer que el balón le llegue prácticamente en cada ataque y que sigue lamentando esa lesión de Jamal Murray justo cuando Aaron Gordon llegaba a una entidad que renovaba a Michael Porter Jr.. Precisamente en el momento en el que el proyecto iba a quedar redondo, las lesiones hicieron acto de presencia.

Murray volverá (ya veremos cómo) y el tándem volverá a ser el que era, liberando de ciertas responsabilidades (y cansancio) a Jokic y dando una nueva perspectiva a un equipo que no puede sobrevivir en playoffs, objetivamente, tal y como está ahora. Darán espectáculo y mucha guerra, pero las carencias son obvias a pesar del estruendoso nivel de su líder, por el que merece la pena ver todos los partidos de los Nuggets. El vigente MVP de la temporada protege la zona, ejerce de pívot y de base al mismo tiempo, sube el balón, tira triples y es el líder espiritual y moral de un grupo que solo funciona si está en su máximo esplendor. Un problema a largo plazo y para luchar por cotas más grandes, pero una bendición para el que quiera disfrutar de una exhibición individual tras otra.

Los Nuggets no sentenciaron nunca el partido en Detroit, ante el penúltimo equipo de la competición (11-36 en estos momentos), otro síntoma de que andan justitos. Pero lo sacaron con más maña y oficio que convencimiento, yendo todo el rato por delante y pidiendo la hora al final. Se quedaron en 13 ignominiosos puntos en el último cuarto, que empezaron comandando por 12 puntos (85-97), antes del agobio máximo: 96-99 con menos de 6 minutos para el final, 102-106 con 1:31 y 105-108 con ya el partido teóricamente sentenciado y dos tiros libres que convirtió Monte Morris para certificar la victoria y permitir que el equipo de Colorado se mantenga sexto de la Conferencia Oeste (25-21) y con cierta distancia de ese play-in que nadie quiere jugar.

En los Nuggets hubo más cosas: 16 tantos de Aaron Gordon, con 5 rebotes, 5 asistencias y cosas buenas en los dos lados de la cancha; 20 de Jeff Green, 10 de Austin Rivers, 12 de Monte Morris (horrible en el tiro, 3 de 14) y poco del banquillo, con apenas 4 tantos y 7 rebotes de DeMarcus Cousins y 4 puntos y 2 asistencias de un Facundo Campazzo que sigue sin arrancar. Eso sí, la mejor noticia del partido, para cualquier aficionado a la NBA en general y para los Pistons en particular, fue el grandísimo hacer de Cade Cunningham, que cuajó su mejor partido desde que llegó a la NBA: 34 puntos, 8 rebotes, 8 asistencias, 19 puntos en la segunda parte y 9 de los 20 de su equipo en el periodo final. Después de muchos mimbres, vemos la primera gran explosión del último número 1 del draft y estrella, hasta hace no mucho, de Oklahoma State. Una actuación que, incluso con 4 pérdidas, redondeó con 2 robos y 4 tapones, además de un buen 14 de 26 en tiros de campo y 6 de 9 desde el triple, pero sin acudir a la personal por la inactividad, entre otras cosas, de la indolente defensa visitante. Independientemente de eso, partidazo del rookie, que apunta maneras. Algo que ya sabíamos, claro. Y que hemos confirmado.