La nueva vida de Bismack Biyombo
El pívot aprovecha al máximo su nueva oportunidad, alimentado por Chris Paul en unos Suns que ganaron sin problemas a los Pacers y cada vez se distancian más de sus perseguidores.
Los Pacers, de una manera heroica y tan meritoria como difícil de comprender con un sentido mínimo de lógica, llegaron a Arizona tras ganar en las pistas de Lakers y Warriors. Pero los Suns (113-103 final) eran ya demasiado rival, demasiado problema. Y más con las bajas que se siguen apilando. Contra los Lakers tampoco estaba Myles Turner pero entre Domantas Sabonis, Caris LeVert y Malcolm Brogdon acumularon 69 de los 111 puntos del equipo de Rick Carlisle. Ninguno de los tres jugó en pista del mejor equipo de la NBA, donde, totalmente en cuadro, los Pacers se atrevieron a convertir el -20 del tercer cuarto en un -6 en el último. La cosa no pasó de ahí y los Suns ganaron su sexto partido seguido e igualaron la mejor marca de su historia a estas alturas de una temporada: 36-9. Empieza a parecer una certeza que el anillo de campeón tendrá que pasar por Phoenix. Los Warriors están a tres partidos y medio y nadie más está ya ni medianamente cerca, tampoco en el Este. Así que los de Monty Williams tendrán, o parece ya cantado salvo acelerón de los Warriors, ventaja de campo en cualquier serie de playoffs. A eso apunta ahora.
Después de cinco victorias seguidas a domicilio, los Suns volvieron a su pista, donde mañana reciben a los Jazz. Siempre es peligroso el primer partido en casa después de una gira larga. El confort del hogar juega malas pasada, y los Pacers no perdían desde 2014 en Phoenix, seis victorias seguidas que quedaron enterradas pese a que Devin Booker se tomó el día casi libre: 11 puntos, 5/23 en tiros. Y a que los Suns tuvieron malas noticias: lesiones de muñeca de Jae Crowder y Cam Payne. Pero, por esta vez y contra un rival tan mermado, bastó la maestría de Chris Paul en el pick and roll. El base acabó con 18 puntos y 16 asistencias, alimentando (sin DeAndre Ayton) a JaVale McGee (13 puntos, 12 rebotes) y a un Bismack Biyombo que igualó su techo anotador en la NBA (21 puntos), batió su cifra de asistencias (5) y capturó 13 rebotes.
Es el efecto CP3, sin duda, la ventaja de seguir las instrucciones de uno de los mejores bases de la historia. Pero también la capacidad de estar preparado para el momento en el que llegara la oportunidad. Esta se presentó, en plena crisis con la pandemia, con un contrato de diez días el 1 de enero con el campeón del Oeste. El 11 el vínculo estaba garantizado para toda la temporada y ahora el pívot congoleño (29 años), el chico formado en el Fuenlabrada, tiene asegurado su lugar en la rotación de uno de los grandes favoritos al anillo después de haberse visto esencialmente fuera de la NBA hasta hace apenas unas semanas.
Los Pacers siguen jugando con energía, sin presión ante las adversidades. Lance Stephenson sumó 17 puntos, Lamb 14, Bitadze 16 con 11 rebotes, Duarte 17… Viendo pasar la temporada (17-30 ahora) y a pocos días de vender a una o varias piezas importantes antes del cierre de mercado (10 de febrero) la lógica acabó aplastando a un equipo que estaba huyendo de ella en su gira por el Oeste. Pero estos Suns son otra cosa. Un rival temible para cualquiera, un aspirante con galones y armado hasta los dientes. Un equipo en un momento excelente y en un nivel competitivo que esta a años luz del de Indiana Pacers. Es así de sencillo.