GOLDEN STATE WARRIORS

Klay Thompson, 941 días después

El escolta regresa después de una pesadilla de más de dos años y medio. No juega desde las Finales de 2019 pero ya es oficial que estará esta noche en el partido contra los Cavaliers.

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Klay Thompson, 941 días después
EZRA SHAW AFP

Hoy (02:30, hora española) se juega, precisamente, un Warriors-Cavaliers, el duelo que definió una época en la NBA, el único que se ha repetido cuatro veces seguidas en la Final de cualquiera de las grandes Ligas profesionales estadounidenses. Entre 2015 y 2018, de la Bahía de San Francisco a Ohio, las colisiones de LeBron James contra un imperio (lo derribó en 2016, perdió las otras tres batallas) concentraron la atención sobre la NBA a unos niveles mediáticos que no se veían en EE UU desde los tiempos de Michael Jordan y sus Bulls. Eran los Warriors, sobre todo, de Stephen Curry. Y después, a partir de 2016 y hasta 2019, de Kevin Durant. Pero también los de Draymond Green, Andre Iguodala y, por supuesto, Klay Thompson.

Así que tenía que ser un Warriors-Cavs el partido señalado para el regreso de Klay 941 días después. Casi una resurrección: su último partido oficial fue el que cerró la la Final de 2019, la quinta seguida para unos Warriors que por una vez tenían enfrente un rival distinto, Toronto Raptors. La lesión de Durant lo puso todo cuesta arriba pero el 13 de junio, en el vetusto y ya abandonado Oracle Arena de Oakland, los Warriors soñaban con forzar el séptimo partido. Ganaban en el tercer cuarto cuando Klay Thompson, el gran héroe de la noche, cayó fulminado por una lesión de rodilla. Anotó dos tiros libres (85-80) y ya no pudo jugar más. Diezmados, los Warriors entregaron su corona (110-114 y 4-2 en la serie), no hubo threepeat… y no hemos vuelto a ver jugar a Klay, uno de los grandes escoltas de siempre. Un tirador único, el mejor de la historia después de su inseparable Curry. Hasta hoy: los Splash Brotrers vuelven a compartir cancha esta noche.

Klay era un jugador de hierro. Número 11 del draft de 2011, jugó 66 partidos como rookie y en los siete años siguientes no bajó nunca de 73 (sobre 82 totales). En la final de 2018 jugó toda la serie con una fea lesión de tobillo. Excepcional defensor y súper estrella disfrazada de obrero, rondaba los 20 puntos por noche pese a hacer el trabajo sucio a Curry y Durant. Tiene el récord de más puntos en un cuarto (¡37!) y en un partido llegó a 60 puntos pese a que jugó menos de 30 minutos, solo tuvo la bola en las manos 90 segundos y apenas botó once veces. Después de la final de 2019 se confirmó la rotura de ligamentos, renovó por cinco años y 190 millones de dólares, se operó, se perdió toda la temporada 2019-20… y se rompió el tendón de Aquiles cuando, en septiembre de 2020, se preparaba para volver a las pistas en una tanda de partidillos en su Los Ángeles natal. Un desastre monstruoso.

Klay (31 años) tiene tres anillos de campeón y ha sido cinco veces all star. No se sabe cómo está, cómo va a volver, pero sí que va a volver. Y eso ya es una inyección de felicidad para todos los aficionados a la NBA, especialmente para los de los Warriors, que después de cinco finales seguidas llevan dos temporadas sin playoffs y ahora regresan: son ahora mismo el segundo mejore equipo de la NBA (a medio partido de los Suns) y sienten que, con una buena versión de Klay, serán definitivamente el gran favorito al título. Otra vez.

Steve Kerr, su entrenador, ya ha dejado claro que será titular desde el primer día. Eso sí, arrancará con unos 18 minutos por partido para que vaya cogiendo ritmo, y todavía no jugará las dos tandas de los back to back (dos partidos en dos noches consecutivas). Su regreso se ha retrasado más de la cuenta, ya que se le esperaba para Navidad, pero en el entorno de los Warriors apenas disimulan un optimismo que parece a punto de desbordarse. Dicen que Klay está tan bien como siempre. Según Kerr, “en un gran lugar en lo físico, en lo mental y en lo espiritual”. Eso significa que van a llover triples, todavía más, en la Bahía de San Francisco. Que los Warriors van a ensamblar de nuevo una de las piezas de su versión más formidable, la que ya es leyenda; y que la NBA recupera, después de una pesadilla de más de dos años y medio, a una de sus figuras más queridas y admiradas. Vuelve Klay 941 después. Esta es, sin duda, la noche más esperada en la Bahía de San Francisco. Y en todos los rincones de la NBA.