NBA | KNICKS 108 - CELTICS 105
Fournier, triple ganador de R.J. y mal rollo en la remontada del Madison Square Garden
Los Knicks llegaron a ir perdiendo por 25 puntos y terminaron remontando a los Celtics. Randle se encaró con la grada y Udoka criticó a su equipo.
El Madison puede con muchas cosas. También es lugar para momento mágicos, sea por su aura o porque tiene la suerte de presenciarlos sin más, como el que se dio en la noche del jueves entre Knicks y Celtics. Pasaron muchas cosas, pero la principal fue la remontada de los locales para dejar un poco más al pie de los caballos a los verdes, a los que ni su entrenador pasa por alto que echaran por tierra una ventaja de 25 puntos y que no sea ni la primera ni la segunda vez que sufren algo similar. Evan Fournier mostró su nivel de FIBA al irse a los 41 puntos, su mejor marca en la NBA y eso que lleva allí 10 años, y Barrett fue el encargado de lanzar el tiro con el que los Knickerbockers desataron la locura, un triple en carrera y sobre la bocina tras haber recibido el saque de banda y ser bien defendido por Tatum. Un revoltijo maravilloso en el que el equipo de Ime Udoka fue otra vez el que se fue a casa con la cara colorada.
El técnico de los Celtics volvió a actuar como líder en la sala de prensa al expresar lo siguiente para tratar de que el equipo reaccione (sea contra él o contra alguien, pero que reaccione): "De nuevo no ha sido la última jugada, ha sido lo que nos ha llevado a ella. Necesitamos liderazgo, alguien que nos calme y no se vuelva loco cuando las cosas se pongan del revés". Manda un mensaje también a Brad Stevens y la cúpula directiva ahora que se acerca el cierre del mercado: "La presencia de un perfil así, que calme, es realmente lo que necesitamos ahora mismo". El entrenador se despachó a gusto explicando la derrota: "Se volvieron locos cuando no era el fin del mundo. Todavía teníamos una ventaja de doce puntos, algo confortable, y hicieron que se convirtiera en nada. Tenemos que entender mejor el tiempo y el marcador, no puedes jugar de la misma forma el primer y el último cuarto. No es un entrenamiento, se juega diferente. Deben utilizar su tiro seguro en situaciones en las que haya un parcial abierto en tu contra y no seguir corriendo como pollos sin cabeza". Sentenció con su diagnóstico: "Creo nos falta dureza mental para luchar en los momentos duros". Pero si alguno cree que sólo hubo malas vibraciones de un lado es que no se ha fijado en Julius Randle, al que le preguntaron los periodistas por el significado del gesto con el pulgar hacia abajo que le hizo a la grada durante un encuentro en el que el público estuvo abucheando a los suyos durante un buen rato, a lo que el ala-pívot respondió siendo explícito: "Callaos la puta boca".
Los Knicks se impusieron con ese triple final de R.J. por 108-105 cuando antes del descanso el marcador llegó a ser 32-57. Alarmante falta de contención de los Celtics, como explicaba de manera gráfica su entrenador, y otro partido en el que no vale de nada la anotación alta, en este caso la de Jayson Tatum, de una de sus estrellas. El parcial de la segunda mitad fue de los que no se pueden permitir: 61-42. Los neoyorquinos está más recuperados físicamente que hace una o dos semanas, cuando el coronavirus les pegó fuerte, y con esta victoria incluso superan a su rival de hoy en la clasificación de la Conferencia Este. Noche de las especiales en el pabellón más importante.
Un par de triples de Brown obligó a un primer tiempo muerto de Thibodeau. La reacción no fue extrema, al contrario, dejaron ir a los Celtics. Primero poco a poco, en el primer cuarto, y luego de forma importante, en el segundo periodo, sin que hubiera reacción. Los Celtics se lo estaban pasando bien, con florituras de Schröder o tiros a una pierna de Tatum, quién imaginaría lo que ocurriría al volver de los vestuarios. El parcial fue de 14-0 y el público se empezó a meter en el partido pese a que la desventaja local todavía era sustancial. Tatum y Smart pararon momentáneamente la reacción con dos triples, pero la magia llegó como si la trajeran los Reyes Magos. Doce puntos entre Fournier y Quickley bajaron de la decena la diferencia en el marcador y de nuevo ellos, cada uno con un triple, pusieron a dos a los Knicks al entrar en la última manga. Igualdad a partir de ahí. Los Knicks entraron por delante a los segundos decisivos, pero un fallo en la personal de Randle y una canasta de Tatum lo dejaban todo en tablas a falta de una posesión. En ella hubo intercambio defensivo Brown-Tatum, el segundo alzó bien la mano ante Barrett, que fue el que recibió el balón, y el tiro entró en tiempo sin que Boston se explicara lo que acababa de ocurrir. Acababan de dilapidar otro partido y se llevaban otra derrota en la mochila con la que no contaban. Pura Navidad NBA.