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NBA | LAKERS 122 - KINGS 114

Los Lakers cambian de marcha

Los Kings y su mal final de partido dejaron en bandeja la victoria a los Lakers, que ya suma tres seguidas y cada vez con más jugadores bien implicados.

Los Lakers cambian de marcha
Harry HowAFP

Si algún lector recuerda lo que pasó en el otro Lakers-Kings de la temporada en Los Ángeles, verá que la situación ha cambiado un cacho. Fue el momento en el que realmente se dudó de la continuidad de Frank Vogel y el equipo de púrpura y oro tocó fondo entre bajas, malas actitudes y un juego que hizo vivir a un equipo con el que tienen una rivalidad en la que ellos están por encima y no lo pudieron demostrar. Aquel día ni las prórrogas pudieron servir de sustento a los Lakers, que cedieron en casa, y hoy, sin embargo, la cara mostrada en los minutos decisivos da para pensar que las tornas se han cambiado o, por lo menos, en los locales había una mayor fidelidad con la calidad que se les supone para jugar con bolas calientes. Los Kings fueron, ahora en enero, una víctima más de la escalada de LeBron hacia el lugar en el que se sitúa su surco histórico, más arriba de lo que está en esta curso, después de un comienzo para olvidar. 

Creciéndose en el último cuarto, y jugando a aprovechar errores que su rival no se puede permitir, los Lakers salieron airosos de este enfrentamiento (122-114). 

No sólo fue cosa de LeBron. Monk tuvo un único error grave, el fallar dos tiros libres seguidos cuando quedaba sólo medio minuto, pero su partido fue para recalcar de nuevo. Otro de los exteriores, Horton-Tucker, también fue una ayuda inestimable. En resumen, que tienen a más gente enchufada, saben jugar mejor entre ellos, confían de un modo menos destructible y tienen más armas con las que ir a los partidos a luchar. Hasta Dwight Howard se animó con dobles dígitos en puntos y rebotes sabiendo que la baja de Anthony Davis hay que cubrirla en la pista pero también en la hoja de estadísticas. La buena resolución de James y la muy mala de los Kings dejó la victoria en el pabellón local. 

Igualdad máxima. Demasiada para los Lakers que quieren ir remontando posiciones en la conferencia y se medían a unos Kings en tierra de nadie, su penitencia en los últimos quince años. El único tramo en el que los locales estiraron un poco la ventaja se dio en el segundo cuarto, pero al descanso todo quedó en poco o nada. En el último periodo se entró con dos puntos de diferencia y fue ahí donde llegó el vaivén. Cuatro jugadas positivas en dos minutos elevaron a los Kings y una más, una canasta del novato Davion Mitchell, les dejó siete arriba (89-96, minuto 39). Dos seguidas de LeBron James, autor de 31 puntos, produjeron un efecto anulado por el contacto físico forzado por los Kings, bien visto por ellos. A Howard le retiraron en los minutos finales por decisión técnica, pero antes le dio para cazar un rebote ofensivo clave para un triple de Monk tras el que llegarían dos seguidos de James y la remontada, por lo que no sólo del doble-doble vivió Dwight. Les tembló el cuerpo a los integrantes de los Kings, con Hield fallando al final lo que no falló antes y Fox perdiendo dos balones decisivos, y James sentenció con un 2+1 y un grito al banquillo rival: "Soy un puto problema". El final de partido quedó sazonado con una acción bien vista por los árbitros aunque de la que los Kings salieron claramente perjudicados por un reglamento poco ajustado a la realidad: con sólo cinco puntos de diferencia en el último minuto (119-114), Fox fue a agarrar el balón de uno de los libres fallados por Monk, vio que el reloj ya estaba descontando tiempo y decidió no tocarlo y protestar a los árbitros, lo que llevó a un salto entre dos porque no había posesión marcada y al cabreo monumental de Alvin Gentry en lo que enterraba sus últimas opciones de remontada. Con ello llegaron los Lakers a ganar por tercera ocasión consecutiva y cuarta en los últimos cinco encuentros.