NBA | WARRIORS 86 - NUGGETS 89
Jokic le amarga la fiesta a Curry
El base de los Warriors anota su triple 3.000 e iguala su récord de partidos con al menos uno, pero el serbio sostiene a unos Nuggets en cuadro que sobrevivieron a la remontada local.
Stephen Curry, que ya dejó atrás a Ray Allen y solo tiene ya en el horizonte sus propias marcas imposibles, se convirtió en el primer jugador de la historia que anota 3.000 triples en la NBA. También será, a toda velocidad y si no pasa nada raro, el primero con 3.500, con 4.000... Y eso que, esta vez, no metió ni uno durante casi tres cuartos completos. Cosa rara. El primero, desde la esquina izquierda, cerró el tercer cuarto y puso en pie al Chase Center: 157 partidos con al menos uno anotado. Curry igualó su propia marca (amasada entre 2014 y 2016). Con uno mañana, otra vez contra los Nuggets pero en visita a Denver, será el primero con 158. Récords y más récords…
El triple 3.000 llegó en un partido muy feo… pero muy emocionante, en el que los Warriors perdieron (86-89) después de su excepcional partido navideño contra los Suns (27-7 ahora, 26-7 los de Arizona), en su pista y contra unos Nuggets en cuadro (a las bajas habituales suman a Aaron Gordon y Monte Morris). Pareció que todas las ausencias de los de Colorado pesaron menos que la de Draymond Green en los Warriors. Sin su ancla defensiva, sin su coraza espiritual, los de la Bahía jugaron un primer tiempo horrendo, espantoso: 36-60 con dos puntos de Curry. Después empujaron como un tsunami y, con más energía que brillo, llegaron a empatar (84-84) contra unos Nuggets que parecían incapaces de llega a la meta pero que acabaron ganando, en pista de los Warriors, con 29 puntos en toda la segunda parte (50-29), con 15 pérdidas y una hoja de tiro muy pobre: 41%, 24% en triples (8/33), 65% en tiros libres. Plagados de bajas y con solo dos jugadores por encima de los diez puntos.
Una victoria increíble que llegó cuando ya parecía haberse escapado. Los Warriors no consumaron la remontada y, cuando la inercia parecía bastar, se estrellaron con sus propios fallos y se ahogaron en un par de acciones de esfuerzo de Will Barton y la producción de Nikola Jokic, agotado pero en todas partes, en ataque y también en defensa, con un tapón decisivo a Kuminga a falta de menos de 4 segundos y con 86-88. Después Campazzo falló un tiro libre y dejó una bala a los Warriors, que en el saque lateral no encontraron a Curry y la cosa acabó en air ball de Andre Iguodala.
Un jarro de agua fría para una grada que había rugido con la crecida local, alimentada por la energía en defensa, los mates en transición (Wiggins, Kuming, Toscano-Anderson…) y los mejores minutos de un irregular Curry. Los Warriors hicieron lo difícil y fallaron cuando se habían regalado una oportunidad inmejorable: con 74-79 y todavía más de siete minutos por jugar, regalaron varios ataques, por ejemplo, para haber combado definitivamente a unos Nuggets aferrados a Barton (21 puntos) y el inevitable Jokic (22+18 rebotes+5 asistencias+4 robos), que tuvo problemas pero acabó firmando jugadas ganadoras. En los últimos tres partidos de su equipo, el serbio promedia 25,6 puntos, 20,3 rebotes, 6 asistencias y 2,6 robos.
Curry anotó 21 puntos de 23 totales en la segunda parte, y tras no embocar ni un triple antes del descanso, acabó con un 5/14. Pero no pudo ser finalmente el héroe. Faltó un tiro, un par de acciones más, un triple extra… el caso es que su equipo añoró mucho a Draymond Green, firmó sus peores minutos de la temporada, respondió con furia… y acabó perdiendo cuando ganar parecía ya la única opción. Así fue la noche del triple 3.000 en la Bahía.