NBA | ROCKETS 123 - LAKERS 132
LeBron James y la eterna juventud
Tremendo final de partido de LeBron, que mañana cumple 37 años y que juega ya definitivamente como pívot. Triple-doble para él y también para Westbrook. Carmelo, decisivo.
Después de cinco derrotas seguidas, que se dice pronto, y de la reacción frustrada en Navidad contra los Nets (con la avalancha de críticas feroces a Russell Westbrook), los Lakers al menos ganaron en Houston (123-132). Que, tal y como están las cosas, no es poco. Porque (17-18 ahora), con la COVID haciendo agujeros en la rotación, la defensa transparente sin Anthony Davis (al que le quedan semanas por una lesión de rodilla) y el calendario a punto de empinarse de forma drástica, el único objetivo es sumar victorias para que la plaza de playoffs no empiece a estar de verdad en el aire. Por increíble que parezca (a quienes no vean jugar a este equipo, al menos). Ayuda que el Oeste de este año es muy poca cosa y que el play in abre la horquilla hasta el décimo puesto. Pero esa es la cruda realidad.
Y, según eso, vale la victoria. Aunque huela a batallas ganadas antes de perder la gran guerra, si es que esta siquiera se presenta. Pero vale. En un partido igual de malo acabara como acabara, tiene cierto valor inclinar la balanza a favor desde el 115-115 a falta de cuatro minutos, otro final en el alambre para un equipo que hace muy poco por ahorrarse malos tragos, con una defensa de papel que no le permitió vivir tranquilo ni cuando abrió una pequeña brecha en el inicio del último cuarto (92-103). Sin Davis y sin Ariza, incluso sin Reaves, los Lakers tienen problemas muy serios para no recibir puntos casi en cada posesión. También de unos Rockets (10-25 ahora) que recuperaban un formato reconocible aunque faltaban todavía Jae’Sean Tate, DJ Augustin y Garrison Matthews. Sin nadie haciendo demasiado porque el equipo de enfrente no sumara, el partido llegó igualado al desenlace. Y ahí sentenció LeBron James.
Mañana cumple 37 años y lleva, en su decimonovena temporada, más vida en la NBA que fuera de ella. Literalmente. Pero LeBron, tras sus problemas de inicio de curso (tobillo, abdominales…), ha cogido ritmo y parece tan bueno como siempre, o casi. Al menos en una versión parecida a la mejor que han visto los Lakers, la del MVP de las Finales 2020. Ya como pívot a todos los efectos, desde el salto inicial, dos cursos después de ser base puro y máximo asistente de la NBA y, según él mismo, por primera vez en ese puesto de forma oficial y sostenida en toda su carrera. LeBron vale para todo y así, con las ventajas que genera desde el puesto de cinco, al menos los Lakers anotaron con fluidez (y ayuda de los blandísimos Rockets, poco cosidos) y salvaron la noche. Después de un tercer cuarto en blanco, LeBron sumó 14 puntos en el último, 10 en los 100 segundos que cerraron el partido, incluido un mate de póster tras asistencia de Westbrook. Y los Lakers ganaron. Sin presumir, pero…
LeBron (en su máxima media de puntos desde la temporada 2009-10: 27,4) acabó en 32 puntos, 11 rebotes y 11 asistencias con un 11/19 en tiros. Es su tercer triple-doble de una temporada en la que en los últimos cinco partidos ha superado siempre los 30 puntos y promedia 34,4, 10 rebotes y 6,4 asistencias. La eterna juventud. Más: superó en Texas los 36.000 puntos en su carrera, el tercero que lo consigue después de Karl Malone (cerca ya: 36.928) y el eterno Kareem Abdul-Jabbar (38.387). Ha sido, a lo largo de los años, el más joven en llegar a cada mil redondo entre 1.000 y 36.000. En todos: 1.000, 2.000, 3.000, 4.000… todos. Y es el único jugador con más de 36.000 puntos, 9.000 rebotes y 9.000 asistencias, básicamente porque también es el único con, por ejemplo, 27.000+7.000+7.000. Si todo sigue su curso normal, se retirará como el único con más de 10.000 rebotes y 10.000 asistencias. En parte porque, entre los 35 y los 37 años, es capaz de pasar de base a pívot tras haber sido casi siempre un alero. Desde aquellos 35, por cierto, lleva cinco triples-dobles (con este) de al menos 30 puntos. Solo hay otros dos en toda la historia de la Liga.
Con fallos groseros (un tiro al canto superior del tablero, un mate fallado ya en el último cuarto...), Westbrook mejoró obviamente su nefasto despliegue de Navidad y aportó: 24+12+10, su séptimo triple-doble del curso y la tercera vez que dos compañeros de los Lakers llegan al TD en el mismo partido: Magic Johnson-Kareem, LeBron-Lonzo Ball y ahora Lebron-Westbrook. El base se equivocó menos al final, puso cosas positivas en la balanza y acompaño al show final de LeBron, que contó en su bando con los puntos de Malik Monk (25), Bradley (14) y un Carmelo Anthony brillante: 24 puntos, 9 rebotes, y 4/8 en triples, incluido el que aseguró el triunfo.
Con 116-117, el challenge de los Lakers anuló el goaltending a LeBron que habría puesto por delante a los Rockets. Acto seguido, Carmelo acertó de tres (116-120) y congeló a unos Rockets que jugaron a rachas, apoyados en el regreso de Kevin Porter Jr (22 putnos, 9 asistencias) y Jalen Green (24 puntos, 4 asistencias). Nueve triples entre los dos y más producción joven: de los cuatro de la última primera ronda de draft, también sumaron Sengun (10 puntos) y Cristopher (14). El único que no tuvo minutos fue Usman Garuba. Christian Wood acabó en 22+6, Eric Gordon con 13 puntos y los Rockets perdieron el quinto partido seguido y el séptimo de los últimos ocho. Han caído tres veces ya (0-3) contra estos Lakers a los que gana casi todo el mundo. No son muchísimo peores, pero solo uno de los dos tiene a LeBron James. Y, muchas veces, solo eso explica el resultado final de partidos como este. Así ha sido en la NBA durante los últimos 19 años...