El Joventut, con sufrimiento innecesario, frustra al Unicaja
Los de Carles Durán, que ganaban 30-50 a los 21’ se durmieron y casi lo pagan. Canasta decisiva de Vives. Unicaja, salvo milagro, se despide de la Copa.
El Unicaja se queda fuera de la Copa. No matemáticamente, pero sí virtualmente porque para obtener el milagro necesita ganar los tres partidos que les faltan y una serie de carambolas imposibles. El Joventut, muy superior mayormente, casi lo estropea por su desidia final. Guillem Vives con una canasta ganadora, alegró a la Penya y desazonó a los locales.
La Penya no ganaba en Málaga desde 2014. Para remediar esta maldición no necesitó hacer nada más que contar con su seriedad como equipo, la magia de Pau Ribas, su juego exterior y los errores de un equipo malagueño que no juega en equipo y tiene a sus talentos haciendo la guerra por su cuenta o, directamente, aburridos y sin dirección.
El equipo malagueño volvió a mostrar sus limitaciones y carencias en un primer tiempo deplorable. Sin recursos ni plan, se dejó comer la tostada por un oponente liderado por el tremendo Pau Ribas, que rompía los esquemas de los de Fotis donde los roles se intercambian y difuminan. Cole aparece y desaparece; Jaime no siente libertad para hacer lo que le gusta, Barreiro no arranca y Eric, sin balones no es nadie. Los badaloneses, casi sin acelerar, metieron la directa en los primeros 10 minutos (12-22). La Penya volaba con los del Carpena muy perdidos
El 30-47 con que se llegó al descanso creció hasta un demoledor 30-50 con un triple de Tomic, un jugador extraordinario hasta en sus fases crepusculares. El partido se rompía y los de Fotis necesitaban muchas cosas más que los arrebatos desordenados de Brizuela o alguna individualidad de Cole. Unicaja no tiene un gran juego interior, defiende mal y pierde muchos balones. Si su secreto de los triples es también desmantelado… mal asunto.
Del Unicaja era una incógnita adivinar su propuesta. Con 43-60 (min. 28’) se escucharon en la grada algunos gritos de ¡fuera, fuera! en señal de enfado. A la afición no le gusta lo que ve. Unicaja no engancha. Aun Así, un pequeño arreón apretaba el marcador hasta 50-60. Más garra desordenada y relajación verdinegra que otra cosa.
El tramo final traía conato de milagro cuando Fotis puso a jugar a Jaime. Unicaja apretaba el marcador. Del antes mencionado 30-50 se pasó a 55-60 a los 32’. Un parcial de 25-10 que despertaba a la grada y hacía creer en el milagro. Un triple de Carlos Suárez y 60-65 amortiguado por un 0-5 de parcial con Willis. La Penya abría el paraguas consciente de que los minutos finales podían ser complicados. Y vaya que sí. Un triple de Bouteille ponía al Unicaja por delante en el marcador (71-70) a falta de dos minutos. Con 72-72 una gran canasta de Guillem Vives y dos ataques fallados por Suárez y Cole dieron la victoria al Joventut. Unicaja sacó carácter y mejoró defensa, pero murió en la orilla. Justa victoria de los de Carles Durán.