LeBron y los Lakers al fin se aprovechan del calendario
Los angelinos encadenan dos victorias consecutivas y esta vez lo hacen sin pasar apuros. En la falta de sorpresas está su sorpresa, visto lo visto este año.
¿Ha llegado el momento de estos Lakers? Es la pregunta que se harán los aficionados a cada partido que pasa. En esta ocasión tiene razones para pensarlo. El escenario va quedando expedito para que el conjunto que dirige Frank Vogel progrese de una vez por todas no sólo en la clasificación sino también en su juego, que algo se va viendo, y pase a un nuevo nivel en lo que se recuperan totalmente los lesionados y se cruzan los dedos para que no haya más. Son dos victorias, que en otro contexto resultarían insignificantes, pero es la manera en la que las han logrado las que invita a pensar en cotas mayores. Quién se lo iba a decir a la gente que apoya a esta franquicia, la más laureada de la NBA junto a Boston Celtics, viéndoselas para mostrar alegría al vencer a uno de los rivales más flojos de la competición.
El equipo californiano enterró a los Magic en un tercer cuarto de toque de varita y sombrero de copa (36-10) para sumar esa segunda victoria en tres días (106-94) con la que deben proyectar. Russell Westbrook y Talen Horton-Tucker anotaron 19 cada uno estando en un 50% de acierto en tiros, aunque el artista absoluto fue LeBron James: triple-doble, 30+11+10, y una serie de diez partidos desde que volvió de la lesión de abdomen en la que ha promediado 27,1 puntos.
¿Cómo se pueden sentir bien los Lakers? Viendo cómo se han dado las últimas dos semanas. En estos dos últimos compromisos no han podido contar con Anthony Davis, aquejado de unas molestias de rodilla que no revisten gravedad, lo cual ha obligado a James a hacer un sobreesfuerzo. Pero bien aprovechado. Los Magic y los Thunder son dos de los peores, pero los primeros llevaron al límite a los Clippers en el Staples una noche antes y los segundos ya ganaron a los Lakers en su feudo hace unas semanas. Era hora de aprovechar lo que les tocaba por calendario, algo que tampoco han cumplido en otras fases del curso. Desde aquel toque de atención ante los Kings en L.A. se han venido dando resultados más reales para una plantilla de tal talla, a la que le faltan aún Ariza y Nunn: cayeron en el derbi de la ciudad y ante los Grizzlies, que sería extraño que no se metiesen en las series por el título.
Los primeros compases no fueron fáciles después de abrir con un parcial de 9-3. Wagner, para ser novato, representaba un problema grande para unos Lakers que sufriendo para frenar penetraciones de tú a tú. Orlando se ponía por delante y mantenía la ventaja, aunque mínima, hasta el descanso. A partir de ahí llegó el espectáculo, con la grada levantándose como si aquello fueron los años 80. Un balonazo a la cara de Wendell Carter que rompió sus gafas fue el golpe de mala suerte que acabó con los Magic en el tercer cuarto. Por enumerar: mate de Howard, colgada para Jordan, triple de Bradley, triple de Carmelo, bandeja de Monk tras reverso, bandeja de Westbrook tras reverso, doble tapón de LeBron... Los locales se fueron hasta el +25 al lograr 23 puntos seguidos en este rally. A los Magic les llegaron por todos los lados y acabaron el cuarto con 2/23 en tiros, la peor marca de un rival de los Lakers desde 1999. Ya no hubo escapatoria para los visitantes. Siguieron forzando errores de bulto en los angelinos, como lo mencionado en el fuera-dentro o marcajes poco hablados en defensa, y además acabaron ganando el último periodo por once, pero era únicamente por maquillar. LeBron James dejó un triplazo frontal ante Wendell Carter con el que espantó cualquier reacción, ya que se habían puesto a doce los de Jamahl Mosley, y con ello, una bandeja por elevación y una asistencia a Westbrook desde la línea de fondo dio por cerrada una noche que puede ser el inicio de lo bueno en Los Ángeles.