Mumbrú: "Se podía jugar si los dos equipos estaban de acuerdo, pero no hubo consenso"
El entrenador del Bilbao Basket mantiene que en todo instante peleó por que se disputara el partido ante el Breogán. Ante las reticencias de Olmos, la ACB decidió suspender la cita.
El culebrón sobre la suspensión del partido Bilbao Basket-Breogán del pasado domingo escribe sus últimos capítulos. El Juez Único ha decidido que el choque se dispute el jueves 16 a las 20.00 horas, y todo quedará en una pesadilla de una lluviosa noche de diciembre en la capital vizcaína. Tal y como se esperaba, los entrenadores han dado su última versión. El breoganista, Paco Olmos, se quita de en medio en la ecuación, explicando que no tuvo ni voz ni voto en el cónclave de hace cuatro días y que ni mucho menos se negó a jugar con marcadores de suelo, echando la responsabilidad en lomos exclusivos de la ACB. Y el preparador local, Mumbrú, sostiene que él sí peleo por que se jugara y que si llega a haber acuerdo con su colega, aquello habría echado para delante.
Mumbrú ha relatado de forma pormenorizada esta mañana tras el entrenamiento en La Casilla, donde, por cierto, los cubos de posesión van como la seda, el proceso que derivó en la suspensión. En él, destaca que a falta de diez minutos para el salto inicial, al salir a la cancha, su delegado le comenta la avería en el dispositivo. Se pone el suplente, pero por un problema de la instalación, se quema la placa que lo pone en marcha y sale humo. "Era un inconveniente de toda la instalación, un cortocircuito y es difícil encontrar la solución", destaca el exalero.
"Se intenta arreglar pero no se logra", resalta. Así que los colegiados llaman a los dos entrenadores. "Calatrava (el principal) nos informa de que se puede jugar si los dos equipos están de acuerdo y firmamos el acta. No hay consenso. Yo quería jugar a toda costa porque teníamos siete mil personas allí", destaca Mumbrú, dejando claro, sin nombrarle, que Olmos fue el causante en esa fase inicial de que todo se fuese al garete.
El trío arbitral da posteriormente a las partes unos minutos para pensarlo y hablarlo con su gente de confianza. "Tenemos una segunda reunión y nos dicen que la solución es jugar con relojes de 24 segundos en el suelo. Mientras estamos en esa reunión, el comisario de la ACB y nos indica que la ACB decide unilateralmente cancelar el partido, cada uno vuelve a su banquillo y nos vamos ,sabiendo el perjuicio que puede tener eso".
Los 7.500 espectadores son informados entonces por megafonía sobre la resolución y se marchan a casa, algunos muy indignados. Un reducido grupo de hinchas lucenses acaba gritando "Directiva dimisión" cerca del bus visitante. "Los más perjudicados son los que estaban en la grada. Parece que son los que quedan al margen, los de casa y los que vinieron. ¡Tenía que ser una fiesta! Son los damnificados". De todos modos, ni el técnico catalán ni los responsables del Surne eluden su responsabilidad: "Es un problema de la instalación, del Bilbao Basket. ¿Cómo voy a ser yo el que no quiere jugar? Lo quieres porque el problema viene por tu parte, había que solucionarlo. No vale la pena dar vueltas a algo que todo el mundo sabe como fue".
Este incidente puede deteriorar las relaciones entre ambas entidades, tras las manifestaciones de Olmos y la presidenta del Bilbao, Iturbe, pero Mumbrú permanece ajeno a lo que se está publicando: "Lo que digan los demás no me atañe, soy dueño de lo que digo. Hay que pedir disculpas a los que vinieron a ver un espectáculo y no pudieron. Todo el mundo quería que se jugase". El Bilbao Basket deberá pagar una multa y costear el desplazamiento del Breogán.