NBA | CLEVELAND CAVALIERS 115-CHICAGO BULLS 92
Otra machada de los Cavaliers de Ricky Rubio: victoria ante Chicago
Cleveland derrota al segundos clasificado del Este, que llegó a Ohio con muchas bajas por la COVID. El base roza el doble-doble con 11 puntos y 9 asistencias.
Cleveland Cavaliers se mantiene firme esta temporada, da igual quién esté delante. Ganó (115-92) esta pasada madrugada a unos Chicago Bulls muy golpeados por las bajas y cortó una racha de dos derrotas consecutivas (y esperadas) ante Milwaukee Bucks y Utah Jazz. En total, en los últimos diez partidos, los Cavs presentan un balance apañado y equilibrado de cinco victorias y cinco derrotas para un 14-12 global que les asienta en los puesto para el play-in (ahora mismo son séptimos). Están a solo medio encuentro de la sexta plaza, que da acceso directo a los playoffs en el Este. Los Bulls, segundos en la misma Conferencia que Cleveland, cayó tras enlazar cuatro victorias consecutivas.
Su victoria tuvo dos nombres, los más recurrentes esta temporada, la razón de la vuelta de la esperanza en una franquicia que estaba a la deriva tras el segundo adiós de LeBron James y que han provocado que las gradas del Rocket Mortgage FieldHouse vuelvan a vibrar como cuando estaba el Rey en pista. Ellos son Darius Garland y Evan Mobley.
Garland y Mobley
El primero, base y número 5 del draft 2019, acabó con 24 puntos (3/7 en triples) y 6 asistencias. Estuvo valiente, rápido e incisivo en ataque, y algo cómodo en defensa con Markkanen emparejado con Lonzo Ball. Tuvo en el pívot (3 del último draft) un gran aliado: 16 tantos, 9 capturas y 5 tapones. "Nos ayudó a empezar y nos puso en marcha, y tuvo un gran noche defensiva y ofensiva", declaró Garland sobre su compañero, que realizó un gran trabajo ante Vucevic y se convirtió en el segundo rookie en la historia de los Cavs en alcanzar los 300 puntos y los 40 tapones en sus primeros 22 partidos. El primero en hacerlo fue John Hot Rod Williams en la temporada 1986-87.
Cleveland mandó desde el primer cuarto ante un rival que vino con lo justo y con lo justo se fue. Chicago, uno de los grandes atractivos este curso en la NBA, solo tuvo 11 jugadores en activo, incluidos Tyler Cook y Devon Dotson, ambos con contrato dual, y a la espera del aterrizaje de Stanley Johnson. El motivo, los protocolos de seguridad sanitaria por la COVID, que han afectado a Coby White, Matt Thomas, Javonte Green y a una de sus grandes estrellas: DeMar DeRozan. Eso dejó muy solo a Zach LaVine en ataque: el escolta hizo demasiado la guerra por su cuenta para acabar con 23 puntos y un 9/21 en tiros de campo (1/3 desde el triple). Alex Caruso tampoco jugó por una distensión en el tendón de la corva.
Ricky Rubio, cerca del doble-doble
No ayudaron esas ausencias a los Bulls... y tampoco sus cuatro únicos reservas, que anotaron solo 16 puntos, todos ellos a partir del cuarto final cuando todo estaba decidido. El acierto desde el triple también fue una cruz: 7 de 26. 4 de ellos de Lonzo. Vucevic naufragó con un 1 de 7. "Creo que nuestro ataque nos derrotó, y no puedes hacer eso y esperar vencer a un equipo como Cleveland", aseguró Billy Donovan, entrenador del equipo de Illinois.
Ricky Rubio rozó el doble-doble con 11 puntos y 9 asistencias en un partido que se rompió definitivamente en el tercer cuarto por obra y gracia de Kevin Love. El ala-pívot (11 tantos) destrozó a Chicago con tres triples seguidos en menos de dos minutos: del 66-53 (5:55) al 78-56 (3:58). Fue un golpe definitivo que Markkanen hizo más dañino a mitad del último periodo con un mate que situó la máxima diferencia, 104-78.