NBA | LAKERS 115 - CLIPPERS 119
Kennard dinamita el derbi angelino con dos triples
El escolta de los Clippers dio el tirón definitivo. Sus triples y el último de Morris, a tablero, fueron los últimos clavos en el ataúd de los Lakers.
Los Clippers estaban atravesando una racha complicada: siete derrotas en diez partidos, tres consecutivas. La mejor forma que ellos conocen para quitarse tales miedos es ganar a su eterno rival en el Staples Center que todavía comparten y actuando como visitantes. Es lo que hicieron en la noche de este viernes. Llevaron la iniciativa y superaron a los Lakers por 115-119. Hay una estadística que sí se está cumpliendo, la de que los Clippers ganen sí o sí mientras Marcus Morris meta veinte o más puntos, una racha que alcanza ya el 12-0, pero es que el alero fue el que sentenció con un triple a tablero este importante triunfo. Luke Kennard, con otros dos tiros de tres momentos antes, fue el que dinamitó la contienda para que Morris, con esta marca o no en la mente, cerrara el candado y tirara la llave.
Este encuentro, pasado a televisión local dado el interés en otro de los partidos de la noche (Warriors-Suns), tenía a LeBron James como atracción especial. Sí, más que en otras ocasiones. El jugador salió de los protocolos del coronavirus horas después de entrar en una decisión que chocó a muchos aficionados. Se le marcó con un falso positivo y se le dio luz verde para volver a jugar. Sin embargo, pese a ser la excepción de la regla y a que la propia NBA sacar un comunicado explicando su caso particular, se mostró muy contrariado al finalizar el partido, probablemente con la derrota como acicate. "Estoy muy confuso, frustrado, cabreado... No me han dejado hacer nada. Creo que esto se ha llevado de una muy mala manera", dijo en relación a tener que quedarse aislado de su familia durante las horas en las que fue testado para comprobar que no llevaba el COVID consigo. James, bien dirigiendo ataques (23+11+6) pero mal finalizándolos (9/23), calificó su defensa como "una mierda", sobre todo en el último cuarto.
Los Lakers tuvieron de nuevo la buena versión de Anthony Davis, sin excesivos fallos a partir de la media distancia y con fuerza al pelear en los aros, pero no bastó. Tampoco el ver a Malik Monk con 20 tantos o el confiar en Dwight Howard como pívot titular. Fueron a remolque la mayor parte del tiempo y al final no fue una excepción. Interesante en el contrincante el progreso de Serge Ibaka, jugando los minutos decisivos, y esa aparición de Morris y Kennard con 40 puntos entre ambos para que no siempre recaiga sobre George y Jackson la obligación de meter los lanzamientos lejanos. Con su victoria los Clippers pasan a los Lakers en la clasificación.
Son las lagunas las que matan a los Lakers. Tienen más errores, pero sobre todo esas pequeñas franjas de desconexión les hacen perder partidos como éste. Por ejemplo, en la primera mitad. Si bien es cierto que los Clippers siempre iban un pelín por delante, la alineación de Boston y Bledsoe contra LeBron James, de nuevo con más minutos de los que debería, hizo que los locales se quedaran a las puertas del liderato en el segundo cuarto, pero dieron alas a Jackson para anotar o a George para asistir y lo que quería ser un empate pasó a ser una diferencia de ocho. En la segunda parte se les escapaban los jugadores de los Clippers por velocidad o no se les llegaba a puntear bien, dando como resultado incluso jugadas de 3+1 a cargo de Morris, y la distancia volvía a rozar la decena o incluso superarla en la franja final del tercer cuarto. En el último periodo, balones a LeBron. El astro fallaba atrás, pero ayudaba a resistir gracias a los ataques y al acompañamiento de Monk, inspirado. Kennard avisó con un primer triple a falta de cinco minutos, justo cuando los Lakers se ponían a un punto, y terminó decidiendo con otros dos seguidos en 1:05. Morris, con un tiro que pegó en el tablero pero valió por tres, terminó con las esperanzas que albergaran las gradas.