Los Suns sueñan a los grande: frenan a Durant y 16 seguidas
Los de Monty Williams, intratables, conquistan Brooklyn en un partido en el que siempre fueron por delante. Durant, con 39 puntos, no es suficiente para los Nets.
Nadie puede con los Suns. El récord de 17-3 es el mejor de la NBA y las 16 victorias consecutivas (sí, empezaron 1-3), la mejor racha. Con un juego inapelable y un convencimiento absolutamente legendario, el equipo de Monty Williams pasa por encima de sus rivales sin ningún tipo de vacilación y atraviesa su mejor momento físico y mental en años. Quizá, por qué no, en una buena parte de su historia. Y tienen el mejor récord de la mejor Liga del mundo, se pasean en Arizona o en tierras ajenas, fluyen a la perfección y se encuentran con partidos como el de esta noche, ante los Nets. Uno que ganan de 6 puntos pero que llegan a dominar de 22. En el que empiezan 34-20 en el primer cuarto. En el que no dejan a sus rivales ponerse por delante en ningún momento. En el que todo funciona. Un duelo que ni siquiera una leyenda como Kevin Durant fue capaz de levantar.
Decía Phil Jackson en su libre Once anillos, que los jugadores de los Lakers llegaron con un brillo de determinación en la mirada al curso baloncestístico 2008-09. La derrota en las Finales ante los Celtics causó un dolor tremendo en la moral de un equipo que había trabajado mucho para llegar hasta allí. La derrota fue aleccionadora para la plantilla, que se unió más que nunca y conquistó el campeonato contra los Magic al final de esa temporada (con Kobe, Pau, Fisher...). Al año siguiente y como la venganza es un plato que se sirve frío, fueron los Celtics las víctimas, en una reedición de las Finales de dos años antes que esta vez tuvo de ganador al equipo de púrpura y oro. Pero fue ahí, en la derrota, donde los Lakers salieron tan fortalecidos que se vieron con la necesidad y la obligación moral de ganar el anillo prometido.
Es posible, todavía no lo sabemos, que los Suns tengan esas mismas intenciones. Los Lakers de la 2008-09 ganaron 65 partidos. Y lo que es más insólito por hablar de coincidencias: también se impusieron en 17 de sus primeros 20. Exactamente igual que los Suns este año, aunque los de Arizona han conseguido semejante logro gracias a una racha extraordinaria: 16 partidos ganados de forma consecutiva. Y, ahora mismo, son el equipo más en forma de la NBA, el que mejor juega y el que lidera las principales estadísticas: tercer mejor ataque (tras Warriors y Hornets), primeros en porcentaje de tiros de campo, novenos en porcentaje de triples, décimos en porcentaje de tiros libres, terceros en asistencias, sextos en robos, séptimo equipo que menos balones pierde... Los Suns tienen el tercer mejor net rating de la competición, una plantilla que mezcla veteranos de lujo con jóvenes talentos que son tanto el futuro como el presente y un entrenador cercano, cuyo discurso es ideal para el tipo de equipo al que entrena.
El equipo de Arizona tiene hasta seis jugadores por encima de los 10 puntos en anotación, y ese juego colaborativo se ha vuelto a ver en Brooklyn: 30 puntos de Devin Booker, 22, con 8 rebotes y 5 asistencias, de Chris Paul, 10+6 de DeAndre Ayton, 13+6 (con 7 robos) de Mikal Bridges, y doble-doble (10+10) de un JaVale McGee encantado de haberse conocido y que vive una segunda juventud en un equipo aspirante. Los Suns entraron 18 arriba (72-90) en el último cuarto, en el que solo tuvieron que administrar la ventaja, controlar los connatos de rebeldía del rival y gestionar una victoria que acabó con un resultado engañoso: los Nets jamás tuvieron opciones y lo más cerca que estuvieron fue 101-108 con un intento de triple de Patty Mills desde la esquina y poco más de un minuto para el final. Una victoria en Brooklyn que hincha de orgullo la moral de un equipo que ya le tiene alta de por sí y que está empezando a creerse verdaderamente imbatible.
Los Nets, claro, no disfrutaron de su mejor partido. Fueron la otra cara de la moneda y en ningún momento pudieron corregir un inicio catastrífico. A tirones, dieron la sensación de acercarse más de una vez, un mero espejismo contra unos Suns bien ordenados y tranquilos ante cualquier amenaza de remontada. Kevin Durant se volvió a exhibir (39 puntos, 9 rebotes, 7 asistencias y 4 robos, pero con 5 pérdidas) y promedia casi 29 tantos por noche esta temporada. Su actuación no fue suficiente. Tampoco el triple-doble de un James Harden que pasó bastante desapercibido a pesar de los números (12+13+14) y tiró muy mal (4 de 15, con 0 de 6 en triples), ni las aportaciones de Bembry o Aldrige, que se fueron a 18 puntos por cabeza. Poca cosa para unos ets que saben perfectamente que su temporada, con Kyrie Irving o sin él, se juega en abril y que se puede permitir el lujo de tener una fase regular más tranquila, en la que sacarán victorias por talento y sin demasiada urgencia. Al fin y al cabo, sin ser brillantes siguen líderes de la Conferencia Este (14-6). Y sí, no han podido con los Suns. Pero, últimamente, nadie puede con los Suns. Así está el tema.