NBA | CLIPPERS 97 - MAVERICKS 91

Paul George sofoca la rebelión de unos Mavericks sin Doncic

Enorme partido de unos Mavericks que tuvieron opciones hasta el final. Paul George apareció para rescatar a los Clippers, que se ponen con un récord de 10-7.

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Enorme partido de unos Mavericks que tuvieron opciones hasta el final. Paul George apareció para rescatar a los Clippers, que se ponen con un récord de 10-7.
Katelyn Mulcahy Getty Images

Un 2+1 de Jalen Brunson sobre Terance Mann se convirtió en falta ofensiva del base de los Mavs tras la revisión. Hasta ahí llegaron los texanos en su visita a Los Angeles para enfrentarse, sin Luka Doncic, a uno de los equipos más en forma de la competición. Si esa canasta hubiera subido al marcador con Brunson anotando el adicional, el resultado habría sido de 94-92 con 52 segundos para el final. Sin embargo, los árbitros cambiaron la señalización y los Clippers anotaron gracias a Reggie Jackson, tocado por una varita mágica durante toda la tarde. El base resolvió en suspensión el intento de machada de los Mavs, que sin su estrella pusieron contra las cuerdas a los angelinos en un ejercicio de coraje y pundonor digno de encomio. Pero cualquier revolución inacabada se queda en nada y las conclusiones al enfrentamiento son más que claras: Kristapz Porzingis tiene ramalazos de talento, los Mavericks necesitan a Luka Doncic y Paul George... En fin. Es una auténtica estrella.

La aguerrida batalla fue como una noche en la que sales de marcha sin expectactivas y acabas encontrando un disfrute tan inopinado como merecido. Tampoco es que el Clippers-Mavericks vaya a cambiarnos la vida, pero los texanos jugaron muy bien e hicieron sudar la gota gorda a los Clippers, que adelantan a sus hoy rivales en la Conferencia Oeste: 10-7 para ellos, por el 9-7 del equipo que dirige Jason Kidd. Un poco de todo y poco de mucho para resolver con acierto un duelo atractivo hasta tal punto, que Kawhi Leonard cambió su siempre rostro impertérrito por la algarabía propia de la farándula y la parafernalia que envuelve a la NBA en general y a la ciudad de Los Angeles en particular. Por mucho que los Lakers sean los que se hayan hecho dueños de esa actitud, la misma se puede ver en otros lugares de la competición norteamericana. Lo de siempre: vivir en una película constante, con personajes reales que interpretan el guion como si se tratara de meros actores.

Porzingis, en su mejor tono físico desde su famosa lesión con los Knicks, estaba en 15 puntos y 8 rebotes en apenas 16 minutos de juego al descanso. Finalizó con 25, pero no volvió a atrapar ningún balón bajo los aros, una tónica muy triste en un partido de mucha intensidad, pero pésimo en el tiro. Al menos, por parte de los Mavericks, que se quedaron en un pobre 6 de 30 en triples, una cifra ignominiosa que les perjudicó en demasía en un último cuarto frenético y en un partido en el que llegaron estar 12 abajo, pero en el que asomaron a la puerta con una canasta de Porzingis a más de 2 minutos para el final que llenaba de nervios a los locales: 88-85. Entre todo ello, 20 puntos de un Brunson al que le quitaron la canasta que más disfrutó de anotar, y mucho desvarío en un ataque que no contaba con la capacidad innata de Luka Doncic para manejar el balón, aprovechar las dobles defensas y surtir a sus compañeros de tiros sencillos. Se intentó de forma colectiva, pero Tim Hardaway (2 de 12 en tiros) Maxi Kleber (2 de 7) o Dorian Finney-Smith (2 de 6) no encontraron las mismas facilidades lanzando solos que con oposición. Crear tu propio tiro siempre es difícil.

En los Clippers, resolvieron los de siempre. Con 88-85, Paul George anotó dos tiros libres. Con 90-87 y tras fallo propio, machacó en transición. Y con 92-89 y tras tiempo muerto, aclarado y canasta en suspensión. El resto, la aparición fugaz de Jackson (23 puntos y gran actuación), pero muchos focos para una estrella que acabó con 29 puntos y sigue siendo uno de los más firmes candidatos a MVP en este inicio de temporada. Claro que por ahí anda Curry. Y, por desgracia, no hay nadie como Curry. Una de esas injusticias que hacen de su persona un valor único e incalculable, mientras impide ver clones de él. Esos que ni la máquina más certera podría crear. Entre tanta verborrea, seguimos: 16 puntos y 10 rebotes de Ivica Zubac, que cerró bien a Porzingis bajo los aros pero no pudo controlarle en el exterior. Y 9 puntitos de Kennard, 6 de Ibaka, 7 de Mann (que sacó la polémica falta ofensiva a Brunson). En fin: Paul George, un gran Jackson y ya si eso, el resto.

Doncic no tiene fecha de regreso y va día a día. Y no parece que su baja se vaya a prolongar excesivamente, pero tampoco que los Mavs sean un equipo distinto al que ha perdido los dos últimos años en playoffs y en primera ronda, por cierto, contra los Clippers. El equipo de Tyronn Lue, por su parte, se recupera de dos inesperadas derrotas ante Grizzlies y, sobre todo, Pelicans, para volver a la senda de la victoria en casa, en un encuentro realmente trabajado y que les ha costado sacar, pero que han sacado. Así está el tema para un equipo que busca optar a cotas más altas y hacer que toda la maquinaria funcione de manera correcta antes de que llegue Kawhi Leonard. Y ahí veremos lo que pasa. Dependiendo de cuándo y sobre todo cómo vuelva la gran estrella. De su compromiso con un grupo en una sintonía más grande que nunca. De lo comedido que sea con sus ínfulas de grandeza, sus enfados con los médicos y la cuerda siempre tensada por parte de ese llamado entorno. De eso dependerá el futuro de los Clippers. Básicamente, porque el resto funciona. Ya lo estamos viendo.