NBA | MAVERICKS 107 - CELTICS 104

Doncic apuntilla a los Celtics

Un triple fuera de lo común de Luka Doncic, algo que en él ya es común, dio la victoria a los Mavericks sobre los Celtics. Otro tirazo del esloveno.

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Luka Doncic

Se las prometían felices los Celtics. Llegaban con dos victorias fuera de casa, en Florida ante los Magic y los Heat, lavando un poco la cara mustia con la que han empezado la temporada. Son un equipo de bloque viejo y entrenador nuevo y hay tiranteces entre unos y otros, pero parecía que remontaban el vuelo. La ilusión es una emoción que no conviene mantener a raya si enfrente tienes a Luka Doncic, pero más todavía si eres Boston Celtics. Que parece que el esloveno tiene la marca puesta en el calendario. En este mismo partido de la pasada temporada, allá por febrero de este año natural, Doncic ejecutó un tiro desde fuera del perímetro que sirvió para dar carpetazo a los Celtics, pero el genio esloveno ha considerado que dos mejor que una y ha querido, en noviembre, repetir tal experiencia. Para ganar. Otra vez. Es un elegido que elige los momentos. Llevarse un partido sobre la bocina ante uno de los dos equipos más laureados de la historia parece un objetivo perseguible y él ejecuta los deseos de la gente de Dallas, que sólo ha visto a los Mavericks perder un encuentro en el presente curso dentro del American Airlines Center. 

Los Celtics hasta pudieron elegir, en esas decisiones en caliente que deciden partidos, quién se iba al mano a mano con Doncic. A la defensa se puso Josh Richardson, al que se alababa por su defensa cuando llegó a los Mavericks en un traspaso por Seth Curry y que salió del equipo el pasado verano sin pena ni gloria. Conoce a Doncic bastante bien, eso sí, pero qué importa cuando te mides a alguien de ese calibre. Él lo explicaba al final del partido: la defensa fue buena, el ataque fue mejor. Se llegó con empate en el marcador a esa última acción, con los jugadores abiertos para que en el centro Luka pudiera operar como le conviniera, y Richardson arrinconó hacia la izquierda a Doncic sólo presionando con la cadera y siguiendo la estela del contrincante. El de Liubliana buscó el único sitio que parecía haber entre la mano de Richardson y la marea de aficionados de Dallas, en pie para degustar la experiencia al máximo, y sacó el balón con dirección al aro para hacer estallar de nuevo a los Mavs, de alegría, y también a los Celtics pero de rabia. 

Las buenas noticias habían empezado bien pronto para los de Kidd. Porzingis, que no había jugado desde el partido de apertura de temporada, estaba disponible. El letón sumó 21 puntos y fue decisivo para llevar el partido donde se quedó en la última jugada: hizo un mate y puso un tapón antes de la acción decisiva. Pero parece su sino el de quedar siempre en segundo plano con Doncic al lado. Ese último lanzamiento evitó la prórroga y dejó el 107-104 para los restos. El máximo anotador de la noche fue, además gracias a ese tiro, el esloveno: 33 puntos y metiendo la mitad de sus triples. Todo a pedir de boca para Dallas. 

Udoka volvió a tener que trazar un plan sin todos sus efectivos. Jaylen Brown, baja por unas molestias en la corva. La estabilidad del grupo no es ni la mejor ni se le acerca, por lo que cada problema de este tipo es una montaña a escalar. Pelearon bien, haciendo frente a un primer parcial malo y sabiendo llegar a la fase decisiva con opciones. Ni Juancho Hernangómez ni Jabari Parker fueron usados para reemplazar a Brown. No hubo alargue en la rotación y no es justificación para la derrota, simplemente Doncic quiso ganar el partido y lo hizo realidad. Se ve una pequeña luz al final del túnel en el que va Boston. 

Les costó a los Celtics adaptarse al ritmo de los oponentes. Se vieron con diferencias por encima de los diez a subsanar desde casi el comienzo de las hostilidades. Porzingis ponía la sonrisa y los puntos caían mucho más a favor de los locales, que en el primer cuarto abría brecha. Brunson de nuevo fue un fiel escudero de Doncic en la zona exterior aunque hoy como suplente, su sitio habitual en la rotación de este equipo. Un triple con su firma, precisamente, puso a los Mavs a uno de la veintena de ventaja antes de que llegara el descanso. Lo tenían controlado, pero los partidos son muy largos. Tatum apareció en el tercer cuarto para ordenar un ataque en el que se pide un base puro aunque él es el que sea el finalizador, junto a Brown, de la mayoría de acciones. El paso adelante del alero fue contrarrestado por Doncic, que sacó la cabeza ante lo que parecía una pequeña crisis de sus compañeros para continuar con el alto ritmo de anotación.

En el tercer periodo se hizo visible el cambio de ritmos: con un triple tras paso atrás Tatum ponía pánico en la grada al final en el último minuto; un tiro de Richardson con su asistencia ponía a dos a los suyos en el primer minuto del último cuarto. Todo había dado un vuelco. Los compañeros ya le pasaban la patata caliente a Tatum para que decidiera él, pero lo hacía bien. Haciendo la goma se veían los Celtics en el tramo decisivo, pero estando. Y llegaron a la altura de los Mavs ya para pelear por todo a falta de unos cuatro minutos para el final. Se encogieron las muñecas. Sólo Smart, con el triple que ponía dos arriba a los verdes, hoy de negro, a dos minutos de la conclusión y Doncic, por lo comentado, lo libraron. El rebote-mate con el que Porzingis empató dejó un minuto y medio de pelea sin acierto que rompió Luka, autocondenado a lo más grande.