NBA | PELICANS 97 - SIXERS 117

Una victoria contundente hace olvidar a Simmons en los 76ers

Los de 'Doc' convirtieron su mala sangre en ganas de ganar y los Pelicans lo pagaron. Gran Korkmaz. El español Willy Hernangómez no salió a pista.

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Furkan Korkmaz
Jonathan Bachman AFP

Primer buen movimiento de los Sixers en la temporada: ganar fuera de casa. Los Pelicans, sin un Zion Williamson todavía recuperándose de su última lesión, son peor equipo y consistía en demostrarlo. También el que la gente viera que este equipo es más que Ben Simmons y su trajín en este inicio de campaña. El foco mediático con ellos se ha puesto ahí, como es lógico por ser una situación tan anómala, pero hay que jugar cuando se salta a la cancha. Trabajo fino en la segunda parte del Smoothie King Center y a la saca ese 97-117. La primera ya es para los de Filadelfia. 

Las sanciones a Ben Simmons por presentarse o hacerlo de malos modos en lo que le traspasan a otro equipo podían ser una distracción, pero fuera de ello hemos visto a un reivindicativo Furkan Korkmaz como suplente o a Tyrese Maxey como titular. Los dos sumaron 42 puntos y fueron los mejores junto a los ya habituales Embiid y Harris. El debut de Andre Drummond tras su fiasco en los Lakers fue satisfactorio, además. En el otro lado no hubo tanta suerte para otro pívot, el español Willy Hernangómez, que no jugó nada al verse se vio adelantado en la rotación por Hayes. 

Los visitantes se apoyaron en una buena segunda parte para derramar el talento y llevarse la victoria a su casillero. En la primera, balanza si tenemos en cuenta el primer cuarto de los Sixers y el segundo de los Pelicans. Los pívots tuvieron un impacto importante en esta primera tanda del partido. Embiid y Valanciunas se enzarzaron en un duelo en el que no sólo anotaban cuerpeando el uno con el otro, también pasaba por ello el juego y éstos lo diversificaban para sacar de las jugadas el máximo rendimiento. Fue cuando se sentaron por primera vez cuando cambió la tendencia: Drummond, caracterizado por hacer muy buenos números pero dejar como un solar la defensa, ayudó bien con un +22 en pista ante un Hayes con poca incidencia. Los Sixers fueron jugando con rentas superiores a los cinco puntos tras estos hechos, pero la entrada en juego por segunda vez de Brandon Ingram, que acabó con un mate que levantó a los aficionados, igualó a 53 el marcador antes del descanso. 

Los Pels pagaron el desacierto de Valanciunas, que se quedó con un paupérrimo 15% en tiros y sin Williamson al lado comiéndole espacio, en la segunda mitad. En el tercer periodo no llegaron ni a veinte puntos. Les faltó dinamita. Rivers supo colocar estratégicamente a Green y Thybulle, que no aportaron en ataque apenas, con otros jugadores que centraron su labor en ataque, una deriva que llevó a los Sixers a volar a partir del paso por los vestuarios. Como paradoja, fueron los triples de los Pelicans los que no dejaron escaparse a los de Philly en un primer momento, siendo una paradoja porque fue ése un pilar de la victoria final: 52% de acierto desde el perímetro. A pesar de la insistencia de Ingram, que también enlazó canastas para evitar el descalabro, Korkmaz se vistió de héroe para romper con fuerza el partido en el último periodo, pasando la diferencia de cinco a veinte en apenas un par de minutos.